Red de amor

Capítulo 36

El viento frío provoca un escalofrío desde mi espalda, el bello cielo está nublado a causa de unas oscuras nubes ocultando el sol, con forme vamos caminando el aire empieza a enfriar mi pequeña nariz, no vine preparada para este clima y lo estoy pagando muy caro, al cruzar la cuadra veo la cafetería que Thiago había dicho y al estar enfrente veo a través del ventanal como el lugar está mediblemente lleno, al estar dentro el aroma a café hervido inunda mis fosas nasales, el estilo del lugar es como marcando demasiado la naturaleza eso me hace sentir muy cómoda, algunos cuadros de Londres en las paredes color verde claro, lo que me ha enamorado por completo son las plantas naturales del lugar, traen demasiada paz y tranquilidad, tomamos asiento en uno de las mesas vacías y como lo decía una pequeña maceta café con una suculenta como centro de mesa.

— Hay demasiado frío allá afuera — frota sus manos con intención de provocar un poco de calor en ellas.

— buenos días, ¿desean ordenar ya? — pregunta la joven pelirroja con una bella sonrisa.

— Quiero un café y un desayuno del día — musito viendo la carta, no soy de darle tanta vuelta a la carta, soy de esas chicas que se deciden rápido en algo, es algo que no me molesta.

— con gusto... — dice anotando en su libreta.

— Yo quiero lo mismo — sonríe con sus labios pegados.

— en seguida les traigo su orden. — anuncia y se retira de nuestra vista.

— Quiero invitarte a un lugar — rompe el silencio, lo miro con una mueca de confusión.

— ¿a dónde quieres llevarme? — lo miro con una ceja elevada.

— es sorpresa beca, pero, hoy no, el tiempo no es suficiente para el lugar al que iremos. — sonríe. — puedes creer que ya tan solo falta una semana. — cambia el tema.

— es increíble cierto — le sonrió. — el tiempo pasa volando. — comentó, en ese momento la joven se acerca a la mesa con nuestro pedido, el olor de la comida es exquisita eso provoca un pequeño ruido en mi estómago, insistiendo este en que ingiera rápido mi comida, sin más tomo un bocado y empiezo a degustar el sabroso desayuno; al paso del tiempo, el desayuno fue muy agradable con mi jefe, adoro escucharlo hablar y decir cualquier cosa de estupideces o chiste malos, como su muy típico chiste del "toc, toc", sin duda aunque son fastidioso, me provocan gracia. Salimos de la cafetería con una sonrisa en nuestros rostros, pero, no todo puede ser de color de rosa, en el momento en el que cruzamos la calle, siento como alguien se coloca al lado mío, sintiendo algo puntiagudo en mi cintura, el pánico se apodera de mi cuerpo y veo a Thiago muy asustada muy alarmada con este joven.

— Escúchame, viejo — escucho al fin su voz áspera. — dame todo tus objetos de valor junto con los de ella, si no quieres que esta princesita reciba una puñalada — amenaza, mis ojos se agrandan lo suficiente viendo a Thiago con pavor, mi corazón empieza acelerarse, el pánico y temor se apoderan de mí, jamás había sufrido un asalto, ni en mi propio país lo había sufrido y vengo a otro ajeno y es lo primero que ocurre.

— Cálmate, te voy a entregar todo lo que tengo — indica tratando de calmarlo, mi cuerpo tiembla y la desesperación en que le entregue todo para dejarnos en paz y con vida es demasiada.

— ¡Rápido! — demanda, no entiendo cómo es que ocurrió pero en ese momento el ladrón no se esperaba ese golpe en la nariz por parte de Thiago, veo con detenimiento todo lo que ocurrió y como el hombre se queja maldiciendo, todo pareciera ocurrir en cámara lenta, gracias al shock no pude moverme ni reaccionar pero Thiago sí que lo hizo y rápidamente me toma por el brazo corriendo lo más rápido que podemos, gracias a esa velocidad llegamos al hotel perdiendo al maleante gracias a la gente que transcurría en la calle.

Con ayuda de unas personas que estaban en el elevador este ya estaba abierto provocando que entráramos de repente causando un poco de molestia con las personas que estaban dentro, trato de recuperar el aire que había perdido, es increíble que estemos vivos de puro milagro, Thiago fue demasiado idiota para arriesgarse de esa manera, este hombre realmente está loco y no puedo creer que haya pasado esto. Esto si no me lo esperaba.

— Es increíble que te hayas arriesgado de esa manera — medio regaño, no debería de estar sermoneándolo al contrario debería de agradecer por no haber sufrido una apuñalada al costado.

— De nada — dice con cierta ironía.

— sé que fue muy heroico, Armitt — digo caminando hacia mi habitación. — pero pudimos haber muerto en el intento. — aclaro, veo como eleva sus hombros sin importarle del todo lo que le digo, sé que no está arrepentido, nos salvó el pellejo a ambos.

— estamos bien, eso debe de importarte, además, el se llevó un recuerdo sobre este asalto fallido — se mofa, le sonrió negando mi cabeza, nuestros ojos vuelven a tener esa conexión que de por sí se ha vuelto muy común, me asusta un poco como las miradas logran comunicarse con tan solo una mirada sincera y pura.

— no crees que..., debemos hablar — lo escucho decir al fin, elevó ambas cejas por la sorpresa de escucharlo decir esas palabras que tanto espere, esto no es un sueño, está claro que no lo es, es el momento de la verdad, el momento que él y yo estábamos esperando para estar juntos y que esa estúpida manera de no llegar a algo quede atrás y se aclare todo por una buena vez.



#1828 en Otros
#487 en Humor
#4764 en Novela romántica
#1338 en Chick lit

En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.