El aire del atardecer corría por mi rostro dándome una sensación de paz, todo a mi alrededor parecía desaparecer. No había nada más que mis pensamientos y yo, todo era tan lejano a mi y este sentimiento me encantaba. Mis manos acariciaban el pasto sobre el cual estaba sentada, abrí mis ojos deleitándome con el paisaje que se encontraba frente a mi, era simplemente hermoso.
Sin muchos ánimos de irme del pequeño mirador situado a las afueras de la ciudad me levante y camine hacia mi auto gris con la pintura algo desgastada, sí, tenía sus defectos pero era mi único medio de transporte y lo conservaba más por valor sentimental que por cualquier otra cosa. Perteneció a mi padre durante unos años cuando comenzaba su carrera, después paso a manos de mi hermano mayor, Thomas, luego llego a mi y en cuanto Mandy cumpliera los 16 podría ser suyo.
Claro, siempre y cuando yo consiguiera algo más.
Después de aproximadamente media hora llegue a mi departamento, no era lo mejor pero era mío y para mi era suficientemente cómodo, lo compartía con Holden era una compañera de la universidad que conocí hace casi un año atrás, nunca imagine que terminaríamos llevándonos de maravilla ya que ella resultaba algo brusca a la hora de hablar por no decir malhablada y sus amistadas eran minuciosamente seleccionadas, hacía lo que le venía en gana no temía decir lo que pensaba, sin duda era genial pero no todos pensaban igual lo cual la traía sin cuidado a Holden.
Si, sin duda una chica ruda.
Abrí la puerta de la entrada y lo primero que llego a mi fue el olor a quemado que parecía provenir de la cocina, deje las llaves sobre el pequeño mueble color marrón el cual también estaba algo desgastado—creo que iba siendo hora de renovar algunas cosas— Camine hasta situarme frente a la fuente del humo, me encontré con una Holden desesperada por dispersar el desastre que ocasiono y a su lado un Caleb muy divertido la miraba riéndose a carcajada limpia con una mano tapándose la boca y con la otra sosteniendo su celular seguramente grabándola para después molestarla sobre eso, así eran ellos tenían una especie de competencia sobre quien era mejor, ambos eran muy buenos amigos mios, al principio eramos solo Holden y yo pero ahora nos teníamos entre nosotros, peleaban más que un perro y un gato juntos encerrados durante una semana, eso es mucho decir, de no ser porque Caleb es homosexual cualquiera diría que ellos dos terminarían juntos pero solo eran amigos.
Caleb tenía pinta de ser un rompe corazones por lo atractivo que era y puede que en parte sea cierto pero eso dejo de mencionarse desde que comenzó una relación seria con Cody , ellos parecían muy felices el uno con el otro y eso a nosotras nos hacía muy feliz, ya que la suerte de Caleb era muy mala en el amor, de hecho pensándolo bien los tres teníamos problemas con el amor pero ¿quién no?
—¿Quisieras ayudarme en lugar de reírte como loco? Pareces un animal rabioso —Espeto Holden al ver que sus intentos por disminuir el humo negro que surgía del sartén, fallaban.
—No, esto es mucho mas divertido. —Contesto Caleb sin dejar de demostrar lo mucho que le divertía verla así.
Mientras tanto Holden se agacho y abrió el horno de la estufa rebuscando algo. —Quieres cerrar el pico de una vez, ayúdame que Zoey llegara en cualquier momento y en cuanto sepa que he vuelto a...—
—¿Qué has vuelto a que Ho? —Ella al escuchar mi voz se asusto tanto que levanto rápido la cabeza provocando que esta se golpease con la parte superior de la estufa.
Mi amigo comenzó a reír incluso mucho más fuerte de lo que ya lo hacía retorciéndose sin poder evitado. —¡Dios! No lo puedo que creer que todo haya quedado grabado —
La chica se incorporo soltando todo tipo de improperios sobándose la cabeza tratando de disminuir el dolor que ella misma se había provocado.
—¡Demonios Zoey! ¿Qué acaso no sabes tocar la maldita puerta? — La mire y no pude contenerme en soltar una pequeña risa porque debía de aceptarlo, fue demasiado gracioso.
—Pues te informo que también vivo aquí y puedo entrar cuando quiera. —Le sonrió de manera un poco altanera y puse mi bolso sobre la encimera, me senté en el banquillo que se hallaba al lado de mi y tome un poco de agua que se encontraba ahí.
Caleb que ya se había calmado de su ataque de risa se acerco a ella, la rodeo con un brazo y beso delicadamente su frente como solía hacerlo cuando la veía, eso a ella le parecía un gesto muy tierno por esa misma razón jamás lo hacía con Holden porque según ella eso era para bebés y ella con sus casi 20 años no necesitaba de esas cursilerías.
Habla señorita madura.
—Bueno como vives aquí tu tendrás que limpiar todo este desastre. —Lanzo el trapo que sostenía entre sus manos sobre la encimera y la rodeo para llegar al sofá de salón que se encontraba justo frente a la puerta.
—No, por supuesto que no, tu ensucias tu limpias. —Me levanto del banquillo y la seguí al salón.
—Bien. Dime ¿cómo te fue en el trabajo sin mi? —La vio acomodarse mientras subía los pies encima de la mesa baja de centro.
—Ray estaba insoportable, pregunto todo el día por ti, creo que deberías llamarlo. —Se sentó a su lado y tomo sus pies para bajarlos de la mesa, Holden sabía lo mucho que le molestaba que ella los colocará ahí.
—Lo haría pero ¡oh sorpresa! no contesta mis llamadas. —Me mostró la pantalla de su celular en donde marcaba que hace una hora la había marcado por lo menos unas seis veces y ninguna fue contestada. Hice una mueca en respuesta y Holden lanzó el aparato lo más lejos que pudo de ella sin importarle que este cayera al suelo, lo cual sucedió.
Pudo ver la cara de tristeza que tenía su amiga, aunque ella no lo aceptara sabía que muy en el fondo le importaba Roy así como ella le importaba a él, no entendía porque si ambos se querían más que unos simples amigos no hacían nada al respecto.
Nunca entendería el amor.
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Editado: 17.10.2019