Después de lamentarme una hora más tuve que salir de mi nido puesto que entraba a trabajar a las 3:00 pm y no podía darme el lujo de llegar tarde, metí todo lo que ocuparía en el trabajo y me vestí con el uniforme y salí de casa para el bar Joe's era un lugar pequeño pero era muy concurrido y conocido por su antigüedad, Bill Carter era el dueño después de heredarlo de su padre Joe Carter y nos contrato a Holden y a mí poco después de entrar a la universidad, era un empleo que amaba mucho porque aunque el ambiente podía ponerse a veces pesado la mayoría de las veces era agradable y la paga muy buena, así que no tenía nada de que quejarme, ni si quiera porque los clientes se quisieran propasar ya que Bill tenía la regla de que si se metían con cualquiera de nosotras no serían bienvenidos más.
Llegue al trabajo con solo cinco minutos de retraso, lo cual era un logro para mi.
Holden aún no llegaba, por lo que comencé limpiando el lugar, no se encontraban muchas personas en el local, solo unas seis personas y los que trabajamos aquí.
Mientras terminaba de limpiar la barra Bill salió de su oficina que se encontraba al fondo del bar, traía en sus manos unos papeles y se veía muy concentrado en ellos, los dejo de observar para voltear a ver quienes se encontraban en el bar, cuando me miro a mí, sonrió y se acerco.
—Hola Zoey, ¿sabes donde está Ray?
—No desde de ayer. —
—Hmm, esta bien cuando lo veas dile que necesito habar con él. —Después de eso se fue de nuevo a su oficina.
Bill no era mucho mayor que yo, me llevaba como mucho unos cinco años, era alguien agradable y atractivo a decir verdad pero definitivamente no era mi tipo y yo no el suyo. Desde que lo conocí supe que era una gran persona y no me equivoque además de ser mi jefe también eramos amigos, de hecho se llevaba muy bien con todos sus empleados al igual que su padre.
—¿Pero que paso? Quiten esa cara de amargados, adivinen quien si se divirtió anoche. —Megan se pavoneo alrededor de la barra para después situarse tras de ella a un lado mío. Su sonrisa era más que grande.
Megan Cutters era lo que fácilmente se podría catalogar como una fácil lo cual no le preocupaba en absoluto, de hecho creo que lo disfrutaba. Algunas veces era un víbora, no era mala pero sin duda no era mi persona favorita en el mundo, le gustaba molestar a lo demás y ser el centro de atención. Era alta, morena con unos impresionantes ojos azules y cuerpo de infarto.
Entendía porque traía completamente locos a los chicos pero su personalidad le quitaba muchos puntos.
—Te aseguro que a nadie le interesa. —Le conteste. Usualmente no lo haría porque mientras yo no me metiera con ella, Megan me ignoraba por completo, pero por desgracia estaba teniendo un mal día y se me complicaba mantener mi boca cerrada.
—Parece que alguien no ha tenido nada de diversión por un buen rato. —Hizo un gesto como si estuviera pensando. —¡Oh! Cierto que te abandonaron porque parece que no eres suficiente para el pequeño Elliot.
Golpe bajo.
Sentí como mi corazón se oprimió ante su comentario, vaya que si sabía donde encajar el cuchillo.
Me quede estática y no encontraba mi voz, como si hubiera olvidado como hablar.
—Porque mejor no te pierdes, Megan. Nos harías un favor a todos. —La voz de Holden se hizo presente a mis espaldas y cuando voltee para verla, me di cuenta que habíamos llamado atención indeseada.
—Como sea. —Hizo un ademán con su mano y fue su última respuesta antes de de ponerse a trabajar a una buena distancia de mi.
Megan podría llegar a ser un dolor de cabeza pero hasta ella sabía que contra Holden no tendría oportunidad de ganar.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Si. —Supiré —Solo que el asunto de Elliot me tiene mal. —Ella camino a mi lado y puso su brazo a mi alrededor para abrazarme y yo apoye mi cabeza sobre su hombro.
—Todo estará bien.
Yo sabía que nada estaría bien de ahora en adelante pero me reconfortaba que Holden estuviera para mi. Como siempre desde que la conocí. Era una persona difícil pero valía la pena quedarse a su lado porque ella siempre estaría para ti y me lo demostraba cada vez que podía, sabía que no había tenido una vida fácil, su familia no era muy estable que digamos a diferencia de la mia.
Sí, teníamos problemas como todas las familias pero la de ella eran cosas más complicadas, no sabía totalmente la historia pero por lo que me había contado, sus padres eran separados, su madre los abandono a ella y a sus hermanos, no se llevaba muy bien con ellos y su padre había caído en el alcohol, Elliot era el único familiar cercano con el que se llevaba bien. Desde pequeña tuvo que valerse por si misma y era por eso que le costaba abrirse a las personas. Era alguien fuerte y eso admiraba de ella.
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Después de un par de horas el lugar se lleno y eso nos traía de un lugar a otro, sirviendo tragos y demás, al parecer se había organizado una fiesta que después se cancelaría y a alguien se le ocurrió la gran idea de traer a toda esa gente para Joe's, no me molestaba en absoluto, porque eso significaba más propinas pero el lugar era un desastre, no podía parar de pensar en cuanto costaría dejar el lugar como nuevo mañana.
—Dos tragos. —Taylor, un amigo de Holden que concurría demasiado el lugar, traía de la mano a una rubia que estaba segura no sería la última de la noche.
—Enseguida.
—¿No has visto a Holden? Llevo buscándola desde la tarde.
Voltee a mirar el resto de la barra para buscarla con la mirada pero no la encontré. Que extraño.
—Hace unos minutos estaba aquí. —Mire de nuevo a Taylor.
—Si, bueno si la ves dile que me llame, necesito hablar con ella. —Algo había cambiado en la mirada de Tay, ya no se veía tan alegre como antes. Supuse que tenía que ver con el hecho de que buscara a Holden.
—Si, yo le dire. —Le sonreí.
Tomo los tragos y se dio media vuelta con la rubia detrás de él.
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Editado: 17.10.2019