Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 21: Tom

Golpeo la puerta de la oficina de mi tío y entro en cuanto me da la orden. Espero que lo que vaya a decirme sean buenas noticias.

Brenda estuvo insistente el fin de semana con las llamadas, no respondí ninguna y terminé bloqueándola. Lo último que necesito son malas noticias, pues mi ex me dejó un sabor amargo en la boca.

¿Acaso no comprende que no quiero saber más nada con ella?

No voy a regresar y reanudar nuestro compromiso. Pensaba que tendría un poco más de respeto hacia sí misma y dejaría de rogar. Ya veo que no, o puede que mi madre esté detrás de ello insistiéndole para que insista.

Sea cual sea el motivo de su insistencia, espero que le haya quedado claro con el bloqueo a su número, a ella y a mi madre, a quien bloquearé también si vuelve a llamar para insistir con Brenda es la mujer perfecta para mí cuando está muy lejos de serlo.

Me olvido de ellas. No quiero amargar mi día después de haber tenido un fin de semana agradable con Molly y Rachel.

No solo la noche del sábado fue perfecta y nos quedamos hasta el amanecer en el lugar secreto de Molly, el sábado por la tarde disfrutamos una tarde de piscina en mi edificio. Ni sabía que había piscina en la azotea, pero invité a Molly, vimos unos puntos del divorcio de la mujer infiel y el hombre impotente, y pasamos el resto de la tarde disfrutando del agua, el sol y más tarde de una deliciosa pizza.

Rachel se mostró más comunicativa conmigo y dejó que la tomara en brazos y le enseñara a nadar, todavía no sabe hacerlo bien, pero ella dijo que mejorará y yo sé que sí.

Es una niña muy buena y dulce, y ya no se trata de acércame a ella para llegar a Molly, si me acerco a ella es porque me agrada y quiero ayudarla de alguna manera.

Mi tío llama mi atención y le brindo una sonrisa.

—¿Andas en la luna o en Mollylandia?

Suelto una carcajada, entro y cierro la puerta.

—Me gusta mucho. —tomo asiento.

—Se nota. Es una buena mujer y una excelente abogada.

—Hermosa, sencilla, independiente, inteligente y lo mejor de todo es que no tiene contacto con mi madre.

Mi tío sonríe con discreción. Es su hermana, pero no le agrada y no se hablan desde que denigró a su esposa.

—Yo sé que tu madre es mi hermana. Solo…

—No tienes que decírmelo, lo sé. No te culpo ni juzgo por no querer hablar con ella.

—Mi esposa está antes que ella y no permito que nadie le falte el respeto.

—Y me parece perfecto. Yo haría lo mismo en tu lugar.

—Bien, te llamé para informarte que la firma fue invitada a una convención de abogados en Boston. Es un fin de semana, así que no interferirá con los casos de la firma. Tienes un vuelo el próximo viernes en la noche, el sábado la conferencia es en Harvard, a la noche se realiza una cena/baile, el domingo hay otra conferencia, un almuerzo y regresas.

Enarco una ceja.

—¿Me estás pidiendo que vaya?

—No, te estoy informando que vas a ir. Yo no puedo ese fin de semana y Loyal tampoco, solo quedas tú.

—¿No te has puesto a pensar que tengo planes?

—¿Con Molly? Llévala a ella, le va a gustar, después de todo es abogada y puedes llevar un acompañante.

—Molly trabaja de voluntaria en un refugio de mujeres los sábados y tiene a cargo a una niña huérfana con traumas—mi tío arruga el ceño y rasca su barbilla—. Por tu cara asumo que no estabas al tanto de eso—niega con la cabeza—. Molly no es una abogada poco ambiciosa, su objetivo no está en hacerse dinero y ser reconocida como la mejor abogada de Nueva York. Ella quiere ayudar a las personas, en especial a las mujeres que perdieron la voz.

—Ya veo. Nunca comentó nada de eso.

—Es muy reservada con su vida personal y no deja que interfiera con su vida laboral. Yo lo sé porque salgo con ella.

—Saber eso solo hace que la admire más que antes—suspira—. Déjame pensar… Ya sé, que la niña vaya con ustedes o puedes ir solo. No va a pasar nada si dejas a Molly dos días, ella comprenderá.

Quisiera decirle que no, no es solo por Molly, sino porque odio ir a esas conferencias, no obstante, no puedo negarme, no sería profesional de mi parte y le dejé claro a mi tío que no quería tratos especiales.

—Está bien.

—Habla con Molly y avísale a mi asistente si viajas solo o no para que se ocupe de los vuelos y del hotel.

—Está bien. Gracias, Edwards.

Me levanto y salgo de la oficina con dirección a la mía. Molly aún no llega, se tenía que reunir con nuestra clienta Clarissa Mitchell. La mujer quería vernos en un restaurante, en un ambiente más agradable que esta oficina y Molly se reunió con ella mientras yo me ocupaba de los papeles para dar inicio al divorcio. Quedamos en vernos aquí.

Ben me entrega un café, es muy eficiente y amable. Era hora que me tocara un asistente competente.

Me acomodo en mi escritorio y miro a Ben.




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