Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 33: Molly

Tom me abraza y me besa. Deseo pedirle que venga conmigo, mas no lo hago.

Saber que decidió darle una oportunidad a su padre no me gusta mucho. Él sigue creyendo que su padre no está detrás del tema de la adopción y yo opino lo contrario, no obstante, lo dejamos estar para evitar conflictos.

Ya hablé con Edwards al respecto y él ofreció su ayuda. Me dijo que si el juez Barton volvía a rechazar mi solicitud de adopción, llevaríamos el caso al estado de Nueva Jersey, lugar de nacimiento de Rachel.

Me aseguró que los dos jueces familiares son correctos y Guillermo no podrá sacarlos a ambos y poner uno a su gusto.

Es increíble que Edwards esté seguro de que Guillermo está detrás de todo y Tom no. Aunque comprendo que para el segundo es más complicado. En el fondo, él quiere creer en su padre y restaurar la relación.

Edwards aconsejó dejar que todo siguiera su curso. Si Guillermo tramaba algo, él lo iba a averiguar y hablaría con Tom al respecto.

Por lo menos él está de mi lado.

Tom también lo está, solo sigue dándole el beneficio de la duda a su padre y el hombre es inteligente y manipulador.

Saber que Tom está dispuesto a casarse conmigo con tal de no permitir que pierda a Rachel me conmueve, solo que no quiero casarme con nadie que no sea por amor. Aunque lo haría llegado el último de los casos, no sería malo estar casada con Tom.

Queda confiar que este fin de semana en Providecetown con mi familia sea bueno para despejar la mente, así como la distancia con Tom.

Nos separamos y Rachel le da un abrazo que lo toma por sorpresa, mas sonríe.

—¿No puedes venir? —le pregunta.

Tom suspira y dibuja una sonrisa.

—No, debo trabajar. Estaré esperándolas a ambas cuando regresen. ¿De acuerdo?

—Está bien. ¿Prometes cuidar bien de Jerry?

—Sí, Madeleine y yo nos ocuparemos de que esté bien atendido. Prometo pasar y jugar un rato con él para que no se aburra.

—Gracias.

—Vamos, tenemos que abordar—Tom me toma de la nuca y me besa.

—Avísame cuando lleguen.

—Lo haré. Mi padre irá por nosotras al aeropuerto.

Rachel toma mi mano y nos alejamos juntas. Ella está emocionada porque nunca viajó en avión. Primero tenía miedo, pero Magnolia le dijo que era bastante genial y que sabría que está en avión si miraba por la ventana, donde podría ver el cielo y las nubes.

Abordamos y nos ubicamos en nuestros asientos. Rachel mira por la ventana esperando por el despegue. Abrocho su cinturón y acomodo mi bolso en las piernas.

Hablé con mi madre por la cuestión de Rachel y me dijo que otra solución es que yo me trasladara a Massachusetts y el caso fuera derivado. Si yo manifiesto mi interés en adoptar a Rachel e informo que debo mudarme de estado por causa de trabajo, el caso se traslada al estado donde debo mudarme, pues es más cerca para llevar un control con la asistente social hasta que la adopción se formalice. Claro que antes deben aceptar la adopción.

En otras palabras, sugirió que regresara al pueblo y trabajara con ella.

No es una opción que estuviera en mi mente, no ahora, pero si debo hacerlo para conservar a Rachel, lo haré sin pensarlo. Ella es mi prioridad y no estoy dispuesta a dejar que me la saquen.

Por ahora, no voy a pensar en ello. Tengo fe en Edwards. Su sugerencia me parece más factible por el momento. Luego está la de Tom.

Tom quedó en hablar con su padre y aunque él lo hace con buena intención, dudo mucho que pueda ayudar, salvo que consiga algo a cambio.

El piloto anuncia el despegue, Rachel pega el rostro en la ventana y disfruta del avión subiendo. No despega los ojos de la ventana y una vez que estamos arriba, me señala las nubes y la ciudad que se ve muy pequeña.

Al menos una de las dos está emocionada por volar. Yo no soy fan de los aviones y estaré bien cuando aterricemos.

Lo bueno es que es un vuelo de menos de dos horas.

Durante ese tiempo, Rachel sigue fascinada mirando por la ventana mientras voy leyendo casos de adopción rechazados. Ben dijo que buscaría más a fondo información sobre Barton. El hombre no puede estar limpio si decidió ayudar a su amigo.

Cuando aterrizamos y bajamos, espero ver a mi padre y me quedo de piedra al encontrarme con la mirada azulada de Cody.

¿Qué hace aquí?

—Ya sé, no me esperabas—niego con la cabeza—. Hubo un incidente en el trabajo, uno de los trabajadores se cayó y fue a parar al hospital, tu padre tuvo que ir y me pidió que viniera por ustedes. Hola.

Dice abriendo los brazos y me arrimo con Rachel pegada a mi pierna. Abrazo a Cody. Ya no es mi exnovio flaco que parecía que no comía. De hecho, tiene músculos y se ve en buena forma física.

—Te has puesto en forma. —resalto al separarnos.

—Me gusta el gimnasio—fija la mirada en Rachel—. ¿A quién tenemos aquí?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.