CAPITULO 41
La noche a llegado con ello las personas a festejar con nosotros la navidad, Alessandra se ve hermosa como siempre, como nunca, lleva una blusa color blanca al parecer de seda donde su cuello cae mostrando algo de sus… pechos
¡VIRGEN SANTISIMA!
También su falda color rosa pálido de terciopelo que me está matando, no deja de palpitar mi parte inferior del cuerpo y esas botas ¡DIOS!... esas botas color negro rodeándole sus piernas hasta un poco más de la rodilla.
Lo hizo adrede, yo lo sé, la conozco perfectamente, quiere volverme loco y lo está consiguiendo, creo que solo necesito…
–¿Qué tanto miras Andrés? –dice Isabella
–Nada –le doy un trago a mi copa
Ella no dice más porque somos interrumpidos por mis viejos amigos.
–Pero miren a este galán –comienza Scar –que bien te sienta ser padre
–¿Cómo fuiste capaz de dejarme solo cuando vine por primera vez? –la miro serio con ojos entrecerrados
–Uy –se ríe y eleva sus hombros restandole importancia –necesitabas conocerla bien y si estábamos nosotros cuatro solo incomodaríamos
–Aja
–Ay, ni para que me justifico contigo
–Cabron del mal –me golpea la espalda Félix –ni una maldita carta, una señal de humo, NADA
–De eso se trataba –le regreso los golpes
–¿Y a donde te fuiste?
–Madrid –tomo otro poco de mi copa –papá me o más bien, nos dejó una empresa y ahora la estoy dirigiendo yo.
–No friegues, pero ¿Cómo? –dice Evan quien tiene su mano entrelazada con Rebe, eso no me lo esperaba
–No tengo ni la menor idea, papá simplemente... lo hizo
Mientras seguíamos nuestra platica contando lo poco o lo que cada uno sabia sobre Alessandra y nuestra hija, ahora sé que cumplió años hace un mes, que le gusta mucho cantar, que come demasiado y más si lleva chocolate, en fin, pequeños detalles que me hubiera gustado descubrir si me hubiera quedado.
Escucho un pequeño grito y veo como Stella va corriendo hacia Evan y este la alza.
–¡TIO E!
–Pero si eres la princesa más hermosa que ha existido –le besa la mejilla sonoramente haciéndola reír –¿Cómo estás?
–Super duper –me mira –¿también son amigos de Andrés?
–Claro que si preciosa, nos conocemos desde hace mucho, mucho tiempo –dice Rebecca
–¿Desde bebés?
–Casi, casi –Félix le pellizca la mejilla
–Tío feliz, me duele –sonríe y este la toma ahora en sus brazos
Se ponen a jugar con la niña del hogar demostrando que toda su atención esta puesta precisa y solamente a ella. Logra cautivarte con sus enormes ojos avellana, su cabello me fascina como cae desde la coleta alta que su madre le hizo y su sonrisa, maldición, esa sonrisa que cada vez que la muestra derrite mi corazón donde este no deja de palpitar rápidamente sonando en mi cabeza la palabra idiota por perderme de su maravilloso crecimiento.
Decido salir un poco para tomar algo de aire, sintiéndome abrumado por las personas que no me habían visto y por los pensamientos pasados en mi cabeza que son tan negativos a más no poder haciéndome sentir culpable de todo, recordando las palabras que me dijo hace días Alessandra, trabajé en vano, me perdí mucho por tan poco.
Miro las estrellas que alumbran la oscura noche, escucho unos pasos acercarse a mi así que decido mirar.
–¿Reflexionando?
–Eso creo
¡DIOS, ES TAN HERMOSA!
–¿Por qué saliste?
–Puede que por lo mismo que tu
–¿Abrumado? –asiento –tranquilo, deberías de enfocarte solo en tu hija
–Eso hago –miro hacia adentro viendo como baila una de las canciones que le ponen –, pero su belleza me deslumbra que necesito un momento para asimilarlo
–Te entiendo –sonríe tímidamente –cuando nació supe que sería igual a ti –me acaricia –, tiene tu cabello, tus ojos, tus…
No termina, la tengo agarrada hacia mi cuerpo, pero retrocedo recargando su espalda en la pared más cercana que se nos atravesó, la miro solo un instante y…
–Andrés, no
–No ¿qué?
–Tú sabes –sus ojos iluminados me miran con algo que yo también puedo asegurar que tengo –, no lo hagas