CAPITULO 48
ANDRÉS HERRERA:
Mi flor y yo nos encontramos hoy con su ginecólogo después de dejar a Stella en la escuela, claro está, necesitamos saber a ciencia cierta si es verdad que está embarazada, quiero justificar mi felicidad de anoche, quiero tener una razón más en mi vida para estar más unido a las dos mujeres que más amo. Más claro ni el agua, yo quiero hacer crecer mi familia, quiero una vida entera con ellas y si vienen más en camino estaría complacido de ello, de estar con la mujer que más amé y amo.
–De acuerdo, hace cuanto tiene con los malestares, señorita Antonelli
–Apenas ayer comencé, pero Andrés es muy exagerado
La miro ofendido, pero no digo nada porque tiene razón, a fin de cuentas. El medico solo sonríe y sigue moviendo a la maquinita que nos mostrara si hay algún indicio de fecundación o es solo falsa alarma
–Uno nunca es exagerado, señorita Antonelli, hay que ser precavidos y estar al tanto de si existe un posible feto en crecimiento
Nos quedamos callados y el medico coloca un preservativo en el aparato para introducirlo en Alessandra.
–Pues al parecer le debe una disculpa a su pareja, señorita
–¿Por?
–Porque –pausa la pantalla mostrando al pequeño feto y cuando digo pequeño, es porque lo es –felicidades, serán padres de nuevo, al parecer por el tamaño debes de tener una semana y media
–Oh por dios –dice Alessandra –tu y tus malditos amiguitos me embarazan rápido, Andrés –se queja
–Oye, ten respeto que gracias a ellos tienes ahora dos hijos
Ella solo me lanza manotazos que esquivo y el doctor se ríe limpiando el área.
–Ya se puede cambiar –le dice a Alessandra que se pone de pie como si nada
–Le pediré que cuide mucho de su… perdón, pero no me dijeron qué son
–Esposos
–Genial, pues tiene que cuidar muy bien de su esposa, los primeros tres meses son de alto riesgo, cualquier cosa tanto emocional como físico puede afectar al que en estos momentos es un feto y a la madre
–Si, tenga por hecho que cuidare de ambos
–Muy bien, le daré algunas indicaciones –las comienza a anotar en una de sus hojas para recetas médicas –debe de tener siempre vitaminas, comer sano, nada esfuerzos pesados, si los que están a su alrededor fuman debe retirarse, le repito que se debe de cuidar demasiado los siguientes tres meses
Asiento y Alessandra sale del baño ya vestida, el medico nos da unas cuantas indicaciones más, al terminar pasamos a la farmacia por sus vitaminas que serán diarias.
La sonrisa de idiota no se me quita, ni cuando veo su expresión de enfado que, para empezar, ni se porque esta enfadada, pero eso no me quita de la cabeza que tendré de nuevo un bebé, tendremos otro hijo, juntos.
–Puedes por favor quitar tu expresión de idiota que me da miedo, gracias
–¿Por qué estas enfadada?
–Como que porque, quiero disfrutar de mi hija por lo menos unos tres años más y tú me embarazas
–Oye, deberías de estar feliz porque le daremos un hermanito o hermanita –suelta un suspiro
–Tienes razón, además me gusta que sea contigo –me besa los labios –otra vez
La dejo en su trabajo por petición suya, por mí la dejaría en casa descansando como dijo el doctor, pero como ella es la experta en tener hijos dijo que aun cuando tenía una enorme panza por Stella trabajaba organizando su ahora museo-galería del arte.
Tomo camino a la oficina con la esperanza de que el maldito de Fabriccio por fin haya terminado de editar el maldito comercial, se supone que es profesional, pero se tarda un millón de años luz.
Me estaciono y al bajar Isabella ya me espera mencionando cada uno de los asuntos a tratar el día de hoy, subimos juntos al elevador para ir a la oficina donde me esperan algunos bosquejos de cómo quieren algunas empresas sus comerciales con sus productos.
–Isabella, estate al tanto de que si en algún momento me tengo que ir muevas lo que resta para el día siguiente, por favor
–¿Algún motivo en especial?
–Si –suelto lo que tengo en la mano y la miro –Alessandra está embarazada, así que, si recibo una llamada de ella o referente a ella y me voy, ya sabes que hacer
–¿Que? –dice perpleja –te-te dará otro hijo
–Si, no sé porque te sorprende –tomo otro bosquejo para observarlo –es mi mujer y la madre de mis ahora dos hijos
–P-pero, la acabas de ver –se sienta en la silla frente a mi escritorio –Andrés, no crees que se esté aprovechando de que ya están juntos y que tienes dinero