Arrepentimiento.

Ya podía ver las blancas torres del palacio, no había vuelto desde hace tres años a casa, sentía un hormigueo en todo su cuerpo, la emoción la embargaba. Frotaba sus manos ansiosa en un intento por calmar aquel hormigueo que cada vez era más fuerte.

El portal de la entrada principal, la recibió con las banderas índigo ondeando, la carroza se detuvo frente al palacio.

Tomó una bocanada de aire el momento había llegado, el paje abrió la puerta de la carroza, bajó ayudada pues su ataviado vestido la dificultaba la movilidad libremente.

Allí al pie de las escalinatas, la esperaban sus padres, se acercó a sus progenitores pues tenía más de un año sin poder verlos y otros tres años sin regresar a Alkarya.

—Padre, madre —dijo en un hilo de voz,  la emoción de volver a casa la consumía—, he vuelto —la princesa de cabellos rojizos hizo una reverencia ante sus padres.

—Lia —pensé que esté momento nunca llegaría, mi niña había regresado a casa rompiendo  el protocolo tome a mi pelirroja en un efusivo abrazo. El cual tenía reservado para mi niña tenía más de un año sin verla ya mi princesa había florecido como una hermosa rosa de primavera.

El abrazo terminó Merliah se acercó a su padre, expectante a la reacción del monarca.

—Padre espero haber llenado tus expectativas...

—Lía tú y tus hermanos siempre han llenado mis expectativas, son mi orgullo  —dijo el rey acercándose a su hija, para abrazarla.

—Estoy ansiosa por ver a mi pequeña Clover, en sus casi dos años de vida solo la he visto una vez  —mencionó emocionada la princesa.

—En este momento está dormida pero, es idéntica a ti y a tu hermano  —mi felicidad en este momento, era adsoluta, mis tres hijos juntos en casa después de tanto tiempo.

..........

La mozuela entró a una elegante y espaciosa habitación, con lujoso mobiliario de madera color crema, ropa de cama blanca impoluta al igual que el dosel y cortinas.

—Mi lady ha llegado correspondencia del palacio, sus padres no están y por eso os traigo a usted la misiva  —musitó la sierva, entregando un sobre, con un sello de lacre de la familia real.

—Muchas gracias Adora —respondió la muchacha tomando el sobre en sus manos curiosa por saber que era—, puedes retirarte —dijo a  la joven sierva.

—Oh si señorita —respondió la muchacha apresurada, haciendo una reverencia para luego salir de la habitación.

Miró intrigada la misiva en sus manos, pensó unos minutos en si abrir, o no abrir aquel sobre, tomó asiento en su cama decidida abrirlo.

—Veamos  —Abrió el sobre, desdobló la carta, está resultó ser una invitación a un baile.

—Estimada y distinguida familia Ethelwulf: les extendemos la invitación al baile de bienvenida, de nuestra amada hija la princesa Merliah... —Al leer aquello se levantó de golpe de la cama, sorprendida por el regreso de su prima, caminó hasta su tocador ya no era la misma de antes en el espejo se reflejaba una hermosa joven de finas facciones en su rostro, miró su mano derecha allí en su muñeca reposaba una hermosa pulsera de plata con un pequeña media luna colgando de ella—; si Axel ve a  Lía de seguro ya no querrá seguir con su promesa de comprometerse conmigo cuando cumpla la mayoría de edad.

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Quería despedirse de Axel antes de partir al ducado de Bleddyn, Merliah ya había partido con la reina a la nación de Altamyr  el frío se hacía presente en pero aún así siguió adelante, quería verlo de nuevo  y escuchar aquella voz que hacía siempre latir más rápido su corazón.

Lo vió dirigirse a las caballerizas, traía a un caballo tras el de seguro regresó hace poco «vamos Mía tú puedes, solo camina y se tú misma», se dijo a si misma dándose ánimos la muchachita pelinegra, acomodó su capa y la falda de su vestido, hizo su largo y lacio cabello hacia atrás para luego ir junto al soldado de ojos grisáceos y cabello castaño claro.

Lo vió darle manzanas al caballo  que traía hace rato. Alimentaba al equino absorto en sus pensamientos, ajeno al resto.

—Axel —llamó Mía sacando al muchacho, de su burbuja aislante él volteó a verla confundido y ella esbozo una leve sonrisa de labios cerrados —, disculpa no fue mi intención interrumpir, solo vine a despedirme de tí.

—Hasta luego señorita Ethelwulf, tenga buen viaje, usted y su madre también —respondió amable regalandole una sonrisa afable.

—Gracias joven Tudor, quería despedir a mi prima, pero ella aún está molesta conmigo —musitó Mía cabizbaja—,  supongo es su lado de princesa caprichosa.

—No imagino así a su alteza siempre me ha parecido lo contrario, siempre sencilla y...

—Pues a fin de cuentas princesa, además en el internado a donde va, es probable que cambie  —mencionó Mía desanimada.

—Es probable que esos cambios sean positivos para la señorita, es probable que el rey quiera prepararle para ser reina  —objetó Axel a su interlocutora.

—O también lo haga para preparar a Merliah para ser la esposa del principe Fabián, cómo sea deseó lo mejor a mi prima.

La muchacha salió, dejando a un pensativo Axel más desanimada que nunca. Luego de salir decidió volver a las caballerizas, pero se quedó quieta él miraba un sobre en sus manos, decidió dejar el sobre olvidado y marcharse.  

Mía espero un momento, cuando sintió estar sola, tomo el sobre y salió apresurada a su habitación.

La noche llegó y estaba a punto de dormir, recordó la carta que Axel tiró. Se levantó de la cama en busca de aquella misteriosa carta la encontró en su escritorio rompió el sello y desdobló la carta.

"Se que no es valiente decir, algo tan importante por medio de una carta, pero no encontré otro modo de hacerlo. Axel perdona mi cobardía pero el simple hacha de escribir estás líneas, me es difícil y no pido que me entiendas no soy tan cínica; pero no quería seguir guardando mis sentimientos por tí Axel Tudor, te quiero y no sabes cuánto, no sé cómo explicarlo pero te quiero y no solo como mi amigo, si también sientes lo mismo que yo espero tu respuesta, mediante Genevieve Atte Merliah Mountbatten..."