Reinos Ocultos

Capítulo VIII - Más que a mí mismo -

Ahora no solo tengo las manso adoloridas sino también los pies, he caminado tanto y no he tomado nada de agua. Quería subirme a la araña pero me dijeron que tenía que decirle que se fuera o de lo contrario me llevaría a otro lugar porque el lugar estaba encantado y hacía que cualquier animal se sintiera atraído hacía trampas peligrosas y eso quiere decir que ambas terminaríamos siendo comido de un bestia o de los enemigos. 

Al menos ya no está lloviendo y no tengo tanto frio, solo me siento incomoda de estar entre tanto hombre. Son muy guapos y no sé si esa es la razón por la cual me siento así o quizás es porque por ratos se toman turnos para ayudarme a seguir caminando. 

— Me estoy aburriendo. Me estoy cansando. Me estoy... — quería decir que ya me orinaba pero Abac me interrumpio. 

— Se tendrá que aguantar. Recuerda que no estaríamos acá si tan solo no salieras corriendo por ver a este espécimen del mal.  

Bueno, al menos Abac si sabía que Mathias era la razón por la que me había ido. 

— Tiene que adaptarse a su presencia. — respondió Kirk. 

— Tú cállate. Pensé que como guardián la tendrías más lejos del peligro, pero hasta ahora veo que Lucas ha hecho mejor trabajo que tú. Te he visto y solo apareces de la nada con cara bonita y hablando sin decir nada importante. 

— Esto es muy cierto, Abac. — le doy la razón y me detengo a su lado. — desde que lo conocí no me ha dicho mucho. Es más, de lo que me ha dicho no recuerdo nada. Hasta ahora no sé a qué me enfrento, ni siquiera sé cómo llegue acá. 

— El paisaje hermoso que viste fuera del castillo es solo un encanto para darles esperanza a los ciudadanos de tu ciudad. Se podría decir que así era como se veía antes de ser atacado y destruido. — Abac se para frente a mí y toma mi mano y pronto tengo imágenes del castillo y de sus alrededores — estos son recuerdos míos de cuando el lugar era libre y los árboles eran habitados por guardianes o espíritus del bosque. 

Es sorprendente lo que está haciendo. Es como si eras memorias fueran mías, incluso puedo sentir el aire y el olor de las cosas que hay. Hay muchas personas corriendo y otras volando, las plantas son infinitas pero se ven inofensivas. Veo lobos, enormes y de hermosos colores no son como los que conozco porque estos tienen colores tornasol en el pecho. Se ve hermoso. 

— Habían lobos.  

Abac suelta mi mano y asiente. 

— Los lobos solíamos vivir en el bosque porque era el único lugar donde teníamos espacio para correr, además éramos los más fuertes y de cierta manera protegíamos el páramo. 

— ¿Un páramo con criaturas mágicas? — me estoy imaginando lo que me describe y me gusta. Siempre me llamo la atención las criaturas mágicas, cuando era pequeña recuerdo haber pensado que si las hadas existieran yo sería una de ellas y que viviría en una casa en los árboles como TinkerBell. 

— El cadáver con el que antes de tropezaste era de una hada.  — dice Kirk. 

Joder. 

— ¿Por qué eso me hace sentir tan miserable? 

— No lo hagas — el chico lobo me palmea la espalda — antes me dijiste que no sabías nada de esto. Así que no es tu culpa, solo de los que prefirieron sacrificar a todos aquellos que no estuvieran en el castillo. 

Pude notar al mirada que él le daba a Kirk. 

¿Será que él tuvo algo que ver con esto? Lo único que se me ocurre es que los asesinos eran mucho más fuertes que los lobos y no pudieron contra ellos.  

"Yo no tuve nada que ver, si es que eso pensaste", escucho a Kirk, "Y mejor sigue caminando" 

— Deja de hablar en mi mente — le digo — chico lobo, por favor guíame. 

— Con mucho gusto.  

Luego de otros minutos y lamentos de cansancio al fin el chico lobo dijo que estábamos cerca. Solo eran 3 kilómetros pero los sentí como si le hubiera dado la vuelta al mundo. 

De algo estoy muy agradecida y es que Mathias en ningún momento trato de acercarse o hablarme. También mis manos me dolían menos, aunque estoy segura que no estoy curada del todo. 

— Solo tenemos que cruzar ese puente y estarán en el castillo. 

— ¡Cómo que estarán! Te has de referir a que estaremos, en plural. Porque déjame decirte que necesitas ropa y una buena ducha. Que haya caminado a tu lado no quiere decir que no me haya sentido incomoda. No sabes cuantas veces tuve que crear conciertos en mi mente para distraerme. 

Hubo momentos en lo que olvidaba su desnudez pero por ratos sentía su calor y a mi mente volvían imágenes de su piernas largas, ajam. 

— El acuerdo no permite que el pase. 

— Kirk, si no dirás algo bueno mejor cierra la boca.  

— No puedes saltarte un acuerdo que fue llevado a cabo mucho antes de tu nacimiento. Son las reglas. 

Que ganas de hacerlo volar por los aires. 

— Yo haré lo que se me dé la gana. Tomaré ventaja de ser reina de no sé qué y ordenaré que el pase.  

Y para demostrarle que lo haría tomé la mano del chico y lo jale para cruzar el puente juntos. 

"Detente" 

Y de nuevo, mi cuerpo vuelve a obedecer a su voz. Necesito saber qué demonios hizo para entrar en mi cabeza y ordenarme hacer cosas. 

Kirk se pone delante mío, muy cerca que mi cuerpo se siente intimidado por su tamaño y ferocidad. Desde su altura me ve directo a los ojos y yo trato de hacer lo mismo para no hacerle saber que estoy nerviosa.  

No quiero enfrentarme con sus cuchillos o sus musculosos brazos. 

— Harás lo que te diga, mi deber es protegerte a ti y llevarte sana y salva al castillo.  

— No quiere irme sin él. 

— Harás esto por las buenas o por las malas. 

Apuesto a que con solo ordenarme telepáticamente algo lo haré, incluso en contra de mi voluntad. 

— Volvería a él. — de esto estaba muy segura. No lo dejaría, no lo conozco pero mi corazón me dice que lo correcto es ayudarlo. — es la primera criatura que me ha caído bien y me ha agradado tanto que quiero tenerlo a mi lado. 




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