En todos los años que llevo ejerciendo la profesión de psiquiatría, nunca me encontré con un paciente como el que tuve hace poco, algo peculiar y fuera de lo común, si pensamos en los síntomas que el desdichado dejaba ver en cada sesión que teníamos desde que me fue asignado su caso, cada martes y jueves durante ya un mes, a las 4 de la tarde en el psiquiátrico donde tenía mi consultorio y prestaba servicios, durante hora y media, intentaba escudriñar dentro de la mente de aquel pobre hombre de unos 35 años sin lograr mucho, pues su estado era de una completa docilidad, taciturno a veces y divagando en murmullos sin sentido.
Otras veces su estado mental era más lúcido, cuerdo, al punto de poder hablar de la vida cotidiana, su trabajo, y familia entre otros aspectos personales, era un sujeto agradable, en mi opinión personal, su mente se resquebrajo formando una barrea defensiva cuando aquello que lo coloco en esa lamentable situación, ganaba terreno en sus pensamientos, así que los días de cordura hablábamos y trataba de indagar un poco sobre lo acontecido la mañana que fue encontrado en una plaza, con algunas magulladuras y quemadas, con los ojos desorbitados y la mirada perdida en una expresión del más profundo horror, como si hubiera visto el mismísimo infierno.
━Doctor Ferrer, otra vez tuvo un episodio agresivo, intento golpear a su hermano ━la esposa del hombre me hablaba mientras veía como era dejado encerrado en una de las habitaciones del psiquiátrico ━ Es el segundo en menos de una semana.
━Entiendo, creo que lo mejor es ingresarlo, su condición parece deteriorarse y está manifestando síntomas de una posible psicosis esquizofrenia. ━Explicaba, no era un diagnostico seguro, pero se acercaba bastante ━ Verá, según lo hablado entre él y yo en las sesiones y lo que usted me cuenta, parece que sufre de alucinaciones y ahora episodios violentos, todo apunta a que desarrollo esa enfermedad.
La mujer al yo describirle los síntomas que presentaba su esposo, comenzó a llorar, era una parte de mi trabajo que detestaba, pero debía aguantar de la manera más caballerosa posible.
━Se lo agradezco, ayúdelo, él era una persona normal, hasta esa noche que desapareció y fue encontrado como le describí, solo hablaba de eso, aquella cosa que se le apareció, ese ser.
━Oh si, el enano de la catedral, recuerdo, toda una historia –respondía en un tono algo burlón, el cual no fue entendido por la mujer.
Las sesiones tras su ingreso fueron distintas, el hombre de nombre Cristian, parecía ahora estar más nervioso, siempre con temor e inquietud, miraba a todos lados, como buscando a alguien que lo acechara, y cuando le preguntaba que a quien buscaba o porque parecía estar ansioso y asustado respondía:
━Es ese demonio doctor, el enano, vendrá a buscarme, ¡me va a llevar consigo, ayúdeme doctor!
Dado a los constantes episodios de delirio que presentaba, se le aplicaban sedantes, y ahora las sesiones eran en su habitación, bajo vigilancia y restringido en sus movimientos, pues buscaba escaparse agrediendo a los enfermeros, parecía realmente asustado por lo que en sus escenas de psicosis denominaba “El demonio enano de la catedral” vociferando que vendría a llevárselo al infierno, que estaba acabado, entre otras más, todo eso causaba en mí una curiosidad por mi naturaleza científica y mi profesión, no por creer en esas supersticiones vagas de personas poco objetivas.
━Cristian, eso que denomina ¡el demonio enano de la catedral! no es más que un arquetipo, una creación de su mente para protegerlo de la realidad, de la experiencia que vivió.
Solía decirle insistentemente cada vez que comenzaba a gritar una y otra vez aquello que decía lo ataco en esa noche, y que no lo dejaba en paz, acechando sus sueños en las noches y en el día en las sombras, “Esperando el momento para llevárselo”, lo más curioso de todo era que nunca se supo realmente que le había ocurrido a ese hombre para dejarlo en tal estado de completa psicosis y paranoia.
Decidí entonces en el proceso de la investigación sobre su caso, buscar alguna referencia a lo que alucinaba Cristian, por lo que indagando en internet, conseguí una leyenda parecida sobre un espectro que solía aparecer en una iglesia de la ciudad, de baja estatura, en la época de la colonia, y que durante los más de 100 años desde aquel entonces, se habían reportado casos de gente, personas que le habían visto y muerto al tiempo de maneras extrañas, la iglesia quedaba en mi ciudad, la catedral central, un escalofrío recorrió mi espalda, ¿Acaso era temor lo que llegue a sentir? No le di importancia al asunto, ya tenía algo que podría explicar por qué Cristian usaba aquella representación en sus delirios.
Pasaron días desde mi búsqueda, y seguía tratado de hacer ver al paciente que su visión era solo un producto de su imaginación pero no lograba más que enardecerlo, peor aún, una especie de histeria colectiva comenzó a propagarse entre los enfermeros y guardias del psiquiátrico, acusando ruidos nocturnos, un frio inexplicable y olor a tabaco proveniente del ala donde estaba recluido Cristian, causando el miedo a llegar en las noches hasta ese lugar y atender las obligaciones, ese caso se estaba volviendo en algo molesto e intrigante.
Una llamada me despertó a eso de las 9 de la noche, había pasado algo en el psiquiátrico, por lo que inmediatamente me dirigí en mi vehículo, al llegar la policía ya estaba en el lugar, temí lo peor, me entere que hacía poco más de una hora, Cristian se había quitado la vida colgándose, no daré detalles de cómo lo hizo, pero entre sus cosas dejo una carta, para mí, luego de todo el proceso forense y policial, me recluí en mi oficina para leer el contenido de lo que estaba escrito en esa hoja de papel doblada, decía:
“Doctor Ferrer, quiero dejarle mi testimonio que durante todo este tiempo me negué a dar, como usted dice, mi mente bloqueaba lo ocurrido esa noche pero es inevitable, lo sucedido me persigue día y noche aquel demonio que me acecha y no me deja en paz, así trate de olvidarlo, ya no aguanto más, por eso antes de acabar con todo esto, sabrá la verdad, sé que cree que esto es mentira pero aquí tendrá mi testimonio.
Aquella noche salía con amigos luego del trabajo, fuimos por unos tragos a un bar, conocimos a unas mujeres y comenzamos a hablar, no pasó nada del otro mundo, bailes, charla y coqueteo, mi familia sabe que yo no bebo mucho por lo que estaba lucido, no borracho, yo me decidí ir, era tarde, por lo que salí a la calle para tomar un taxi, no pasaban y para no quedarme ahí parado decidí caminar, la calle estaba sola sin una sola alma más allá de la mía se veía, eran las 3 de la madrugada.