Relatos de un cazador

2.2

Capítulo 2.2

No mires demasiado dentro de él.

 

Una armadura media de cuero y acero podría ser útil, no necesito llevar una armadura pesada, con eso no podría moverme rápidamente para atacar o esquivar algún ataque que no pueda bloquear con mi escudo, también necesito un escudo.

 

“una armadura media de acero y cuero, es lo más útil según mi punto de vista.”

 

“tienes un punto, eres porcelana así que no enfrentas enemigos que peguen muy duro, quizá uno que otro hobgoblin o algún mago, podría hacer que encanten la coraza, pero eso sería demasiado trabajo y sería demasiado caro… ¿Cuánto tienes?”

 

Lance la bolsa de monedas que tenía, yo revisaba los escudos mientras él contaba las monedas, había un escudo que tenía los bordes afilados, lo supe porque al sostenerlo con la mano esta comenzó a cortarse un poco, las vendas se me habían acabado y las que tenía ahora estaban cubiertas de la sangre del aventurero de acero de antes, retire las vendas y pregunte.

 

“¿tienes algún lugar donde pueda lanzar esto?”

 

“lánzalo al horno.”

 

Yo me acerque al horno que estaba en la parte de atrás del mostrador aquella zona estaba caliente, ahora entiendo porque no usan camisa y solo cubren su pecho con un delantal de cuero, lance las vendas al horno y vi como ardían, al que estaban castigando estaba a mi lado, golpeando enérgicamente un acero que brillaba naranja, poco a poco con cada golpe el acero se convertía en un prototipo de espada, yo volví a la zona donde se supone que tienen que estar los clientes.

 

El herrero tenia equipo sobre la mesa, unos guanteletes de acero, una hombrera grande y otra pequeña y también una capa azul que tenía chiporro en la zona del gorro y del cuello.

 

“¿la capa para qué?”

 

“se acercan las temporadas de lluvia, pensé que querrías algo así, la capa exterior esta reforzada para cubrirte del agua, si algún día encuentras alguna piel interesante yo las curto.”

 

Creo que así es como puedes conseguir un trato, no lo sé.

 

Me quite la pechera de acero y la deje sobre el mostrador, por debajo de esta solo tenía una camisa raída que originalmente era blanca pero ahora tenía manchas de sangre y tierra que, aunque la hayan lavado no se iban, antes de que pudiera poner mis manos sobre la nueva coraza el herrero dijo, casi gritando.

 

“¿!no llevas una cota de malla¡? Debería de ser tu primera prioridad, ¿Qué pasa si alguna espada penetra la coraza y hace un agujero en tu carne?”

 

“pierdo sangre, si pierdo demasiada sangre muero.”

 

“y aun así no has comprado una cota de malla, ¿quieres una?”

 

“Si.”

 

“te traeré una que sea…”

 

“buena calidad pero ligera.” Lo interrumpí, no quería ser descortés… aunque en realidad no me importaba mucho, me desconcentro, pero quería mantener claras mis prioridades.

 

El soltó un pequeño suspiro de su boca y logre escuchar su voz, susurraba.

 

“ah… estos aventureros.”

 

Los guanteletes se veían pesados, pero al tocarlos por dentro eran cómodos, al ponérmelo podía cerrar bien la mano, no reducían mi velocidad al golpear y esto me serviría para golpear más fuerte, los guanteletes solo tenían acero recubriendo la parte exterior de este mismo, por el interior eran hechos de cuero, era rígido, pero permitía un movimiento bastante libre de mis manos, por dentro eran cálidos, no podría decir si por el calor del horno o por los mismos guanteletes.

 

Cuando el llego me mostro la cota de malla abriendo sus brazos y estirándola.

 

“supongo que esta te quedara bien, quítate la camisa y píntela por debajo.”

 

Me quite los guanteletes, y luego me quite la camisa y la deje sobre la mesa, mi torso desnudo se cubrió con aquella fría cota de malla hecha de acero, mi piel blanca se volvía plateada y se cubría con acero, me sentía más seguro con esto.

 

“¿cómo te queda?”

 

“es cómoda y no restringe mucho mi movimiento.”

 

“hablas con alguien que ha estado armando a aventureros desde hace 10 años, si buscabas algo resistente pero ligero una cota de malla resistente es lo mejor, la coraza es muy útil, pero si llegaran a cortar tus brazos esto te protegerá, muy útil.”

 

Movía mis brazos hacia delante, atrás y a los lados para probar mi rango de movimiento, era flexible y podía moverme muy bien, útil.

 

Luego me puse la camisa y sobre esta la coraza, detrás de aquella protección de acero venia una camisa, cota de malla y luego mi piel, era gruesa pero no demasiado pesada, los guanteletes se sentían bien y me gustaba al tacto y mi movimiento.

 

“te comprare tu antigua coraza por 3 de plata.”

 

“¿Cuál es el precio de lo que estoy comprando actualmente?”

 

“todo serian 12 de bronce o 6 de plata.”

 

“te regalare la coraza, pero esas 3 de plata me las descuentas del precio de mi actual armadura.”

 

“¿a qué te refieres.”

 

Yo me ponía las hombreras que tenían correas que me permitían ajustarlas en mi pecho, era una grande que estaba en mi brazo derecho y una más pequeña que protegía mi brazo izquierdo, la grande se veía capaz de parar un espadazo sin muchas dificultades.

 

“me harás un descuento, si me compras la coraza a 3 de plata y lo mío vale 6 de plata… me lo rebajas a la mitad ¿entiendes?”

 

“no eres tan tonto”

 

“¿Qué?”

 

“ah no te lo tomes a mal, es como decir que eres inteligente… o al menos eso pareces.”

 

Que midan mis capacidades sin conocerme me molesta, nunca lo digo y no creo que alguna vez lo haga, pero me molesta.

 



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En el texto hay: seinen, violencia, luchas

Editado: 06.07.2021

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