Renacer

Prefacio

Había escuchado muchas veces, que cuando llega el momento de partir de este mundo toda tu vida pasa delante de tus ojos. Hace unos años este pensamiento me parecía ridículo. ¿Cómo tú vida iba a reproducirse en cuestión de segundos en tu mente? Si lo pensamos un poco, suena descabellado, hasta cierto punto, pero ahora no lo veo como una loca posibilidad. Incluso puede que la vida se encargue de darme una bofetada de realidad.

 

En estos momentos, mi mente solo me recuerda todo aquello importante que he vivido, y quizá esa sea la razón por la que Bástian aparece una y otra vez en mi mente. Para mí, los momentos vividos junto a él son los más importantes que ha tenido mi existencia, son recuerdo que deseo atesorar y quisiera llevarme conmigo. 

 

Es asombroso como los años han pasado, pero los sentimientos siguen intactos. Sigo sintiendo tanto por él, que me es incluso imposible describir mis emociones, solo se que aunque suene cursi o como una idiota, no podría vivir mi vida sin él.

 

Desde niños fuimos muy unidos, a pesar de que nos encantaba discutir por estupideces, para nuestras madres fue asombrosa la facilidad con las que nos adaptamos al otro. En teoría, siempre estuvimos los dos en nuestras vidas, porque nos conocemos desde bebés, nuestras madres son mejores amigas; soñaban con que nosotros también lo fuésemos, y lo lograron. Ahora es mi mejor amigo y el amor de mi vida, él hombre el cual deseo me haga feliz por la eternidad, durante esta vida e incluso luego de muerte.

 

Por esta razón desde que nacimos, nos reunían tardes enteras a jugar entre nosotros, creo que este es el motivo por la que me es imposible imaginar una vida donde él no se encuentre, siempre estuvo ahí, ¿como pensar o imaginar algo diferente?, solo intentarlo causa un malestar extraño en mi estomago.

 

Siendo totalmente sincera, en mi mente no logro conseguir ningún recuerdo antes de conocerlo, y de verdad me he esforzado en buscar, pero,  es imposible. Eso se debe a que no existen, porque estaba muy pequeña la primera vez que lo ví. 

 

Estar separados por tiempos cortos nos parecía extraño, trataba desde pequeña que siempre hiciéramos todo junto y sé que él también lo hacía, cosas como vacaciones eran comunes que las planeáramos juntos. Sí, quizá se vea como una relación algo asfixiante, pero, para nosotros nunca lo fue. Nos gustaba pasar tiempo juntos y nos sentíamos bien en presencia del otro. 

 

Siempre ví a  Bátian como mi ángel guardián. Recuerdo perfectamente como me protegía de niños estúpido que querían molestarme, y de las personas toxica que aparecieron a largo de los años en mi vida. Él fue algo así como ese súper héroe que todos queremos en nuestras vidas, pero pocos tenemos la suerte de tener. 

 

  Sé que para él, siempre fui  alguien a quien debía cuidar, y en vez de molestarme por ello, me gustaba. Nunca me podría desagradar el hecho de sentirme cuidada, siempre me gustaría. Sentirme protegida por él, es la mejor sensación del mundo, me encanta no sentir miedo porque él está ahí, cuidando de mí en cada momento de tensión en nuestras vidas. Bastaba con ver sus ojos y sentía paz, era como si él pudiera con todo y fuera mi capa protectora ante el mundo. 

 

Pero, en este momento, a pesar de tenerlo a mi lado siento miedo, y esta sensación me paraliza, porque me doy cuenta de lo grave que es todo, de que esta vez no podrá protegerme. Sinceramente, no me asusta que pueda salir lastimada, per más estúpido que parezca, no tengo miedo por mi, sino por él. Soy tan estúpida, que a pesar de todo primero pienso en él antes que en mi. 

 

Por mi mente siempre pasan nuestros momentos, como ese recuerdo tan lindo de cuando teníamos 5 años. Como cosa rara, discutiamos por un juguete que mi madre recién me había comprado. Me llegan todas esas emociones que sentí en ese momento, estaba tan enojada y frustrada, en definitiva, en aquel instante no me parecía nada graciosa la situación, solo quería agarrar por el cuello a Bast y menearlo para que dejara de ser tan terco, pero desear eso, es como desear que deje de ser él. 

    

Recuerdo a la perfección que me encontraba jugando con el carrito rosa que me habían comprado ese mismo día, anteriormente, le había suplicado a mi madre que me lo comprara porque quería jugar con él, y yo solo tenía muñecas, mientras él se divertía con sus carritos, —que la verdad eran más divertidos que darle de comer de mentiras a una muñeca—. 

 

Estábamos en el jardín de niños, yo me encontraba jugando sobre una banca que estaba en el salón de clase, creo que en ese momento, llevábamos el segundo nivel de Jardín; no estoy totalmente segura.  Recuerdo perfectamente, el sentimiento de amar  ese carro rosa entre mis manos, porque para mí era una manera de pasar más tiempo junto a él, y me había costado mucho convencer a mi madre para comprarmelo. 

 

Jugaba de manera entretenida, deslizando el juguete por cada curva de aquella banca. mientras lo hacía, Bástian había llegado, silenciosamente, sin que me diera cuenta de su presencia. Luego de un rato, pude sentir el peso de su mirada sobre mí, pero no voltee, yo quería seguir jugando, y ahora que lo puedo  pensar mejor, no era sobre mí. Él no me miraba, miraba a mi juguete. 

 

Después de tanto verme, pareció que se decidió y caminó a paso firme hacía mi. Algo que siempre lo caracterizó es que desde pequeño tuvo un carácter fuerte y decidido, siempre las cosas debían hacerse a su manera y por esta razón terminamos discutiendo en muchas oportunidades. 

 

—Alex, préstamelo —el recuerdo de su voz aniñada me hace sonreír. Era tan tierno cuando era pequeño, y a pesar del tono chillón se podía percibir que no fue una petición sino una orden.

 

Él no me lo pedía prestado como un favor, lo ordenaba, y obviamente, yo nunca fui muy obediente a sus órdenes.



#43908 en Novela romántica

En el texto hay: intriga, drama

Editado: 06.01.2022

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