Capítulo XXIX
Golpes y miedo
Samantha
Salgo de la oficina de Bastián con un malestar en el estómago entre preocupación y angustia. No entiendo su actitud después de finalizar esa llamada, me dolió la manera tan sencilla que busco deshacerse de mí, puedo entender que le haya ocurrido algo y que no deseé preocuparme, pero a parte de dejarme aún más preocupada, me dejó con mal sabor de boca por el trato recibido de su parte.
Creo haber entendido que tenemos una relación, y obviamente en este momento no ha faltado comunicación. Me hace sentir insegura, con miedo a no ser suficiente, a no lograr pasar completamente esa coraza que se empeña a siempre tener arriba para no volver a salir lastimado, se que tengo que ayudarlo a sanar, tener paciencia y verlo Renacer nuevamente como esa persona que alguna vez fue pero a veces es tan dificil.
Mi día va empeorando conforme pasan las horas, muero de sueño y lo único que deseó es dormir, pero en vez de eso me encuentro en una clase teórica que me adormece aún más, y por más que miro el reloj el tiempo parece avanzar más lento, es como si se burlará de mí.
Los labios del profesor se mueven sin césar y por más que intento comprender sus palabras mi cerebro no desea procesarlas, no he dormido absolutamente nada por entregar el trabajo de la siguiente clase. Pensé que trabajar y estudiar no iba a ser tan complicado pero estaba tan equivocada, tenía que vivirlo antes de siquiera pensar que sería así, amo lo que hago pero mi cuerpo cada vez se siente más cansado y solo llevo casi tres meses de esta rutina.
Cabeceó de forma graciosa logrando darme un gran golpe en la frente con la mesa, causando que me despierte automáticamente y a su vez que toda la clase se volteé a mirarme.
¿Algo podría salir peor?
—¿La aburro señorita Duran? —Pregunta el profesor con el ceño fruncido, puedo sentir el rubor subir por mi cuello mientras bajó la vista a mis manos de forma apenada, no puedo ser sincera aunque quisiera.
—Lo siento profesor. —Dios, quiero que acabe éste día, me siento tan agotada, ha sido un día de mierda y súper pesado.
Cuando uno quiere que el tiempo avance rápido, el jodido reloj avanza como un caracol, cuando por fin la hora marcan las ocho y media creo que puedo llorar de felicidad, respiro de alivio. Quiero llegar a casa y lanzarme a la cama y dormir, mañana como y me baño.
Pero aún el día no acaba debo ir a cada y eso significa, ir en subterráneo, cuando llegó a la estación está está a reventar y debo ir como sardina en lata, es fin de día así que obviamente todo el mundo huele a sudor, no es un lindo panorama, pero pensar que estoy más cerca de la casa me causa alivio.
El lado bueno del asunto es que a pesar de la incomodidad del viaje, el subterráneo es lo más rápido y solo está la universidad a cuatro estaciones de su casa, así que en solo díez minutos ya llegó a la estación indicada.
Salir del vagón no fue fácil, sinceramente tengo que dar varios codazos y empujones pero una vez fuera de este respiro con tranquilidad. Caminó hacia las escaleras eléctricas para salir de la estación.
Algo que no me gusta de este horario nocturno es cuando vuelvo a casa, la razón es que las calles están desiertas a esta hora y me da miedo porque debo caminar unas cuantas cuadras.
¿Ya dije que mi día va como la mierda cierto? Sinceramente creí que no podría ir peor, pero es que el destino parece querer hacerme ver qué efectivamente estoy equivocada.
Mi suerte no mejora, solo he cambiado media cuadra cuando siento unos pasos siguiéndome y muy cerca de mí.
《Definitivamente las siete plagas de Egipto están sobre mí.》
Mis pasos se aceleran, tengo que caminar más rápido y alejarme lo que más pueda. No me permito entrar en pánico, debo mantener la calma aunque siento a la persona que me sigue cada vez más cerca de mí.
Llegó al cruce para pasar a la segunda cuadra, miro a los lados rápidamente y me dispongo a cruzarla, mi pulso está acelerado, siento como si mi corazón estuviera a punto de salirse de mi pecho, tengo miedo.
Cuando coloco un pie sobre la carretera, siento como alguien abraza mi cintura y pega mi espalda al pecho del desconocido, un grito de miedo sale de mis labios e intento soltarme, pero el hombre que me sostiene no me lo permite.
Mis manos tiemblan, vuelvo a intentar soltarme y el desconocido me pega más a su cuerpo, causandome pánico y asco.
—Quieta preciosa o tendré que hacerte daño. —Trago fuerte mientras siento algo filoso a un lado en mis costillas, trato de controlar el temblor de mi cuerpo pero es imposible, es un maldito cuchillo.
—¿Qué desea? —Mi voz sale en un hilo angustiado, solo quiero llegar a casa sin un rasguño.
El tipo no responde simplemente me jala y me lleva detrás de un edificio donde hay un callejón oscuro y de verdad el miedo me tiene paralizada ¿Qué me va hacer este tipo?
Al llegar me empuja contra la pared sucia del edificio y el golpe que me dió me quita el aliento por un segundo.
《¿Qué carajos está pasando? Yo solo quiero llevar a casa.》
—No me hagas daño por favor —No sé en qué momento empecé a llorar, pero por la tonalidad de mi voz lo noto.
El hombre agarra mi mejilla con sus manos y la aprieta fuerte causandome dolor, así que jadeo y trato de alejarme, pero eso solo causa que apriete más fuerte.
—Calladita y quieta o será mucho peor para ti. —Puedo sentir como rosa mi estómago con el cuchillo y trató de no moverme.
—Por favor —susurro asustada, siento como las lágrimas solo se deslizan por mis mejillas, el tipo para hacerme callar me da un golpe en el estómago que me quita la respiración por no sé cuánto tiempo y me hace sentir mareada.