5. Perfectos idiotas
Clary
Nos encontrábamos en la dirección, William tenía una sonrisa de suficiencia, como si estuviera complacido de que nos hubiéramos metido en tantos problemas desde el primer día. El canoso señor se había sentado en la silla de Victoria, la directora, era realmente aterrador estar en un cuarto a solas con ese viejo con complejo de dictador.
—¿Ya podemos irnos? —Me lamentaba por haberle regalado mi último chocolate a Joshua, necesitaba con urgencia una gran dosis de azúcar.
William levantó la vista de su celular, nos miró como villano de películas infantiles y negó con la cabeza. —La directora está llamando a sus padres en la recepción, esperaremos a que ellos decidan que hacer con ustedes.
—¿Mínimo me dejaría llevar mi mochila a mi casillero? —pregunté con la voz quebrada por el dolor, en ese momento me lamentaba de no haber aceptado la oferta de Polo —.Mi mano me lastima demasiado.
—King, debiste pensar en tu mano antes de meterte en un pleito así —regañó —.Los cinco tienen prohibido salir de esta oficina, así se estén muriendo ustedes no saldrán.
Nos miramos entre los cinco, mis lágrimas empezaban a brotar por el dolor y el miedo a un regaño de mis padres, Diane también lloraba pero de preocupación, Andrew la abrazaba y acariciaba su cabello para consolarla. Polo me tomó de la mano y empezó a masajearla para ver si podía calmar el dolor.
—¿Te lastimaste alguna otra parte? —susurró mi mejor amigo preocupado —.No parece estar rota —sonrió levemente luego de examinar por segunda vez mi muñeca.
Durante un cuarto de hora estuvimos en silencio amontonados en la esquina de la oficina, lejos de odiar a William le teníamos miedo, auténtico miedo. Los rumores decían que había llegado a golpear a un estudiante de tres generaciones anteriores a la nuestra, sin contar que él podía persuadir a la directora de expulsarnos,
Solo dos estudiantes habían sido expulsados del Casto College, y se dice que su vida era una mierda desde ese entonces. Ser estudiante de esta prestigiosa preparatoria es sinónimo de un futuro brillante, dinero y en algunos casos hasta fama. Claro que hay una excepción, y en este caso son los becados; Cada año tres becas son otorgadas a estudiantes con promedio de diez, a esos chicos se les da la oportunidad de mejorar su futuro con la única condición de nunca bajar calificaciones y ser alumnos perfectos.
Los becados, a diferencia de nosotros, solían obtener puestos impresionantes en sus áreas de trabajo una vez graduados.
La puerta se abrió y vimos entrar a nuestros padres, estaban demasiado molestos.
Victoria entró al final y cerró la puerta con seguro. Nuestros padres se pocisionaron cerca de la puerta en una línea recta, casi de la misma manera en la que nos encontrábamos nosotros.
—¡Una pelea! —El primero en gritar fue el padre de Nathan, un reconocido militar —.Owen —llamó a su hijo por su segundo nombre —.¿Tú crees que yo me meto en peleas por mero gusto?
Mis extremidades se enfriaron del susto, cualquier persona se espantaría si un gran militar le gritara de cerca.
Mi amigo negó sin levantar la vista del suelo, yo solo miraba al techo evitando establecer contacto visual con los adultos, los cuales tenían los brazos cruzados y mirada desaprobatoria.
—¡Lo mismo para ustedes! —gritó de nuevo el padre de Nathan. Nos regañaba como si todos fuéramos sus hijos.
—¿En qué momento unos jovencitos de su clase se meten en peleas como unos cualquiera? —regañó la madre de Polo, una mujer que podría nadar en dinero gracias al buen manejo de sus empresas —.Eso dejenselo a los corrientes de sus compañeros, ustedes deberían de mostrar la clase que tienen y hacerle honor al apellido que cada uno de ustedes lleva.
—Mamá, bájale dos rayitas a tu telenovela —contestó Polo —.Ni que estuviéramos en la edad media para honrar nuestros apellidos.
—Además, Elizabeth atacó a Diane sin aviso, ella solo se defendió, Clary se metió a la pelea porque la mejor amiga de Elizabeth empezó a patear a Diane, y nosotros nos metimos porque el novio de Elizabeth casi ahorcaba a Clary —intervino Andrew tratando de suavizar la pequeña discusión que tenía Polo y su madre —.A mi parecer, defender a los amigos es un acto muy “honorable” —dijo en tono de burla.
—¡Andrew! —llamó William intentando reprender a mi amigo —.¿Cuándo aprenderás a respetar a tus mayores?
—Tú te callas, no eres mi padre.
Mis amigos y yo ya estábamos hartos del subdirector, lo miramos con coraje y soltamos un suspiro.
—¡Señor, con todo respeto, usted no tiene derecho de opinar nada en esta situación. Victoria es la directora, y usted no es padre de Andrew! —gritó Diane llorando aún en los brazos de Andrew.
William se fingió ofendido.
—¡Ayleen! —reprendió la madrina de Diane, al mismo tiempo que le jaló un mechón de cabello ganándose una mirada molesta de Andrew.
La sala estalló en gritos, los padres nos regañaban, nosotros nos defendíamos y William decía las razones por las cuales nos deberían expulsar; Lamentablemente había una larga lista.
Diane abrazaba con fuerza a Andrew, mi mejor amiga siempre se ponía demasiado mal cuando las personas gritaban a su alrededor, su madrina decía que solo era una exagerada que deseaba llamar la atención, cosa que me parecía
curiosa tomando en cuenta que esa señora supuestamente era una de las mejores doctoras en su área.