Reto uno: Enamorar al nerd

7. El alcohol va en las manos, no en la boca.

 

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7. El alcohol va en las manos, no en la boca.

Clary

   —Por favor no le digas a Polo —dije nerviosa mientras Nathan me recostaba en la cama de Polo, (sí, el mismo al que le quería ocultar mi ebriedad).

   —Clary, no es necesario que le diga, él ya está aquí.

   —Puedes recostarlo en el cuarto de mi madre. —Mi mejor amigo miró a Diane, quién cargaba a Andrew, semi dormido.

   —¿Tus padres no estarán en casa? —pregunté de nuevo, era la primera vez que Drew y yo consumíamos alcohol sin permiso de nuestros padres. —.¿Estás seguro? 

   Asintió con molestia.

   —¿Cómo terminaron así? —Nathan me regañó.

   La escena era graciosa, yo estaba sentada («o al menos lo intentaba») en la cama de Polo, mientras Nathan y él me regañaban como si fuera su hija.

   Claro, sé que también regañarían a Drew si no estuviese dormido.

   —Fuimos a buscar a Brown, ¿han visto lo guapo que se puso?. —Mordí mi labio sonriendo como una niña ilusionada.

   —Y Mateo los emborrachó —.Polo me aventó una de sus playeras —.Cámbiate, apestas a alcohol.

   —Men-ti-ra. —Me recosté en la cama riendo, era mi primera borrachera y se sentía… curiosa, era consciente de que estaba actuando, y hablando, como estúpida, pero era como si mi parte responsable estuviera encerrada en algún lugar

de mi cerebro —.Si hubiera querido emborracharnos ahorita estaríamos en su casa. —Inhale como cuando un perro olfatea algo —.Por cierto, tu perfume huele muy fuerte.

   —No están en su casa porque Polo y yo fuimos ahí luego de que Drew nos marcara por error. —Me regañó Nathan —.¿Qué mierda hacían en la casa de un drogadicto?

   —Y mi perfume huele tan fuerte porque lo compré para cubrir el olor que mi padre deja cada que viene a casa —intervino mi mejor amigo un poco molesto —.Ahora cambiáte, no tolero el olor a alcohol.

   Sentí una punzada de culpa al recordar que Polo había pasado toda su infancia con un padre alcohólico el cual lo llegó a golpear más de una vez y el cual se encargó de que su infancia fuera una mierda. 

   Por mi irresponsabilidad lo estaba haciendo recordar ese infierno.

   —Perdón. —Una lágrima resbaló por mi mejilla —.Yo sé que a ti te molest… 

   —Lary —interrumpió —.No importa. —Me sonrió débilmente —.Cambiate, ¿sí?

   Asentí con debilidad.

   —Te prepararé un café e iré a ver como está Drew —sonrió antes de salir.

   Levanté mi vista y me concentré en Nathan, me miraba serio.

   —Se molestó, ¿verdad? —susurré apenada.

   —Solo está preocupado. —Pasó su mano por mi cabello —.Eres como su hermana, no creo que esté enojado —.¿Qué hacían en la casa de Brown?

   —Él era ahijado del señor Alborán, Drew quería un poco de…

   Un suspiro de Nath me hizo detener mi relato.

   —Hablaré con él mañana —dijo antes de salir.

   El cuarto de Polo era muy lindo, su pared blanca daba el aspecto de una habitación ordenada y minimalista, los graffitis con frases de sus canciones favoritas dejaban ver qué ahí habitaba un chico amante de un desorden que diera la sensación de armonía.

   Me quité mi playera y la lancé cerca de su armario, el espejo que estaba pegado en una de esas puertas me permitió verme. Daba pena.

   Con lentitud me puse la playera de uno de sus pijamas, el color negro hacía que mi piel luciera más clara de lo que era, desabroché mis tenis y los dejé debajo de su cama, la cual era demásiado alta para mi gusto; Por último me deshice de mi pantalón y di un clavado a sus cobijas, que parecían un nido desordenado debido a que nunca hacía su cama.

   —Tus padres creen que fuimos a pasear y decidiste quedarte en una pijamada en casa de Diane, pero como no tenías pila para mandarles un mensaje decidiste hacerlo desde el celular de Nathan. —Polo entró en la habitación, se sentó en la orilla de la cama y me extendió una taza de café.

   —No me gusta el café —dije poniendo una mueca.

   —Y a mí no me gusta que mi casi hermana esté intoxicada —respondió acomodando las almohadas para que me pudiera recostar con mayor comodidad.

   —Perdón —susurré de nuevo, siempre me había dado vergüenza pedir disculpas.

   Se sentó a mi lado, no sin antes quitarse su sudadera. —Tranquila, ¿quieres hablar hasta que te duermas? —Me hizo un gesto para que me recargara en su hombro.

   Lo miré sin entender su ofrecimiento.

   —La primera vez que me emborraché fue horrible no tener a nadie que se preocupara por mí, el alcohol me pedía a gritos que durmiera, pero la culpa se encargaba de abrir mis ojos cuando estaba por conciliar el sueño. —Comenzó a acariciar mi cabello —.No quiero que pases por eso sola.

   —Gracias. —Lo abracé.

   —¿Por tener decencia humana básica como para cuidar de mi mejor amiga? —Correspondió al abrazo.

   Solté una risita al recordar que Joshua me había dicho algo similar unos días atrás, bueno, sin la parte cariñosa y con intención de hacerme enojar.

   —Por ser mi mejor amigo.

   Luego de asegurarme de que Drew se encontraba bien en compañía de Diane , y que Nathan había regresado a su casa para evitar un regaño de parte de su padre, me sentí con la libertad de sentir ganas de dormir; aunque aún no quería hacerlo.

   Luego de casi perderlo el año pasado, aprendí a atesorar cada momento con mi mejor amigo.

   —¿Cómo vas con el reto? —Comenzaba a arrastrar las palabras —.¿Ya tienes a alguien en mente?




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