Reveses de la vida

5. Muñeca de trapo

Lose you to love me - Selena Gomez (La amo, bai)

Lose you to love me - Selena Gomez (La amo, bai).

Casi casi me quisiste; casi casi te he querido: si no es por el casi, casi me caso contigo       

Casi casi me quisiste; casi casi te he querido: si no es por el casi, casi me caso contigo. 

—Rubén Darío

Un par de días después; Matías volvió a buscarla por medio de llamadas y textos       

Un par de días después; Matías volvió a buscarla por medio de llamadas y textos. Y era tan sofocante que no se diera por vencido, que le importara poco el bienestar de Maggie, porque esta estaba segura de que lo que él estaba haciendo era un acto egoísta.

Buscarla sin cansancio, recordarle una y otra vez lo felices que había sido. ¡Un sinfín de tonterías!, que a ella nada más le provocaban dolor, así como, el resentimiento crecía y en su mente no dejaba de pensar en que, al final, todo se había ido a la basura.

Y que de recuerdos ningún amor puede sobrevivir.

Además, era seguro que para entonces, sus padres ya se habían dado cuenta de que Margarita estaba cancelando la boda, suceso que no tardaría en llegar a oídos de todo su "círculo de amigos" y que pronto sería la comidilla de todos.

Los días siguieron pasando, ya más de una semana de aquella tarde y a seis días de la fecha de la boda, hecho que tenía a su madre vuelta loca, buscando la forma de contactarla, y entre esta y su ex, tenían vuelta loca a Maggie.

Era sábado de tarde, Maggie venía de visitar un complejo de apartamentos, se bajó del taxi y en la puerta de la casa de su mejor amiga, estaba su madre de brazos cruzados y con una expresión que le dejaba muy en claro cuáles eran las intenciones de su visita.

Y se sintió tentada a marcharse de nuevo y retrasar un poco más este enfrentamiento; pero no podía ya, porque su madre la había visto y le había dedicado una mirada furibunda. Soltó un suspiro, pagó la tarifa y sacó la llave provisional que le había aceptado a Melissa para mientras y conseguía donde vivir.

Y mientras avanzaba; comenzó a repetirse un par de veces lo que iba a decirle a la mujer que la procreó.

—Hola, mamá —saludó, acercándose hasta donde ella estaba. La aludida solo la miró de pies a cabeza, con reprobación.

—No veo qué puede haber de "buenos" —masculló, pisándole los talones cuando abrió la puerta y se introdujo a la casa—, dejaste a Matías, a dos semanas de la boda, ¡dos semanas!, ¿qué estabas pensando, Margarita? Nuestras amistades han comenzado a murmurar y a preguntar si la boda se realizará y créeme, he puesto de todo mi empeño para remediar tus insensatas decisiones, esta semana es la boda y...

—No voy a casarme con Matías, mamá —dijo, cortando de tajo toda la letanía que su madre seguramente quería darle. La señora Castle abrió su boca, reflejando la indignación que las palabras de su hija le provocaban, creyendo fervientemente que quizá esta había perdido el juicio. Margarita notó, con pesar, que esta conversación iba a ser dura y por demás agotadora, por esta razón añadió—: Y de ya te digo que no importa lo que mi papá o vos me digan, yo no me voy a casar con Matías, antes muerta que unir mi vida a la de alguien que no vale ni un centavo.

—Hija, Margarita..., solo fue un desliz y Mati jura que jamás volverá a pasar. —La aludida abrió su boca con indignación, con asombro. Porque es decir, ¿sabía lo que había pasado y aun así la quería obligar a casarse?

—¿Qué clase de madre eres? —escupió con tanto desdén, que le entristeció sobremanera ver hacia quien iba dirigido—. ¿Cómo puedes siquiera insinuarme que mis motivos no son lo suficientes como para desistir de casarme con ese imbécil? ¡Me engañó con Larcy!, ¡con mi prima!, ¿si ubicas lo grave de su traición?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.