Rey Malvado

CAPITULO 23 UN ALMA ATORMENTADA

Era como la 12 am y seguía despierta asomándose a cada rato a la ventana para ver si Ramses había llegado.

Esta vez vio el auto estacionado y sabia que no había pasado a su habitación por lo que seguramente acababa de llegar y estaba abajo.

Pasaron los minutos y ella que estaba pegada a la puerta no escucho ruidos de pisadas y se pregunto ¿donde diantres estaría Ramses?

Dicen que la curiosidad mato al gato así que sin pensarlo mucho se puso su bata y decidió bajar y daría como excusa que iba por agua.

Al decender las escaleras, escucho ahora ruidos de voces provenientes de la terraza

Se fue acercando con sigilo y ahora vio a Ramses con su padre que mantenían una conversación en un tono de voz que indicaba que algo pasaba.

Se escondió detrás de la cortina dispuesta a escuchar de que hablaban.

- Me preocupas Ramses, no puedes seguir con ese estilo de vida que no te llevara a nada bueno. Tu madre esta preocupada de tus salidas nocturnas que estamos conscientes que no son por trabajo.

Ramses suspiro profundo cuando entendió que lo que menos quería era preocupar a sus padres y concedió:

- Mientras este aquí procurare no darles dolor de cabeza.

- Ramses has seguido viendo a tu psiquiatra ¿te tomas los medicamentos?-le pregunto con preocupación Marcos Masseratti

Desde su lugar Fiorella se sorprendió de oír esto y se pregunto porque su jefe debía ver a una psiquiatra

- No-negó Ramses cortante sabiendo que vendría el cuestionamiento de su padre y añadió terminante- No la necesito, yo lidiare con mis propios demonios solo. Estoy bien- añadio con tono de voz mas suave pues no era un desgraciado completo para entender que sus padres se preocupaban por el.

Marcos Masseratti entonces apunto:

- Sabes que nos complace mas es tu nueva asistente, no la pierdas por nada del mundo. Siento que te hace bien su compañía.

Fiorella espero emocionada su respuesta pero jamas hubo ninguna respuesta

- Creo que iré a dormir- informo Ramses despidiéndose de su padre con un espaldarazo.

Era innegable el cariño y respeto que había entre padre e hijo.

Fiorella se apresuro a correr e irse de volada a la cocina en espera que su jefe subiera y no tropezarselo en el pasillo.

Penetro en la cocina, cuya luz estaba apagada y ya que estaba allí decidió que un vaso de leche no le caería mal, ya el sueño se le había espantado.

Fue a la nevera y la luz de ella se encendió notando como estaba bien provista de todo.

- Antojitos de medianoche -le susurro al oído su jefe

Fiorella se paralizo, dejo de respirar, su corazón se detuvo

Quien era un fantasma, que ni lo sintió entrar.

La respiración de Ramses en su cuello la puso en estado catatónico.

Se volvió cerrando la puerta para encontrarse con esos ojos grises profundos que le penetraban y le llegaban a lo mas profundo del alma.

Ramses puso sus manos a cada lado de la despensa acorralándola por completo

Que quería este hombre. Matarla de un soponcio.

Su corazón empezó a latir alocadamente y en el silencio de la noche podía escucharse.

Su rostro se acerca al suyo y puede percibir el intenso aroma a menta y licor costoso mezclado con cigarro.

Estuvo tomando, ahora entiende porque la preocupación de padre.

Se pregunta si Ramses es alcohólico en recuperación o solo un bebedor social

- Me tienes miedo Fiorella- le pregunta apoyando su frente a la suya

- Jefe yo...- dice en un suspiro cuando hasta la piernas le tiemblan.

- Puedes llamarme Ramses cuando estemos en privado-sugiere el alargando su mano para quitar con cuidado un mechón que ha caído en su cara llevándolo tras al oreja.

¡Fin de Mundo!

Su jefe o esta demasiado borracho o definitivamente se volvió loco.

- Jefe- susurro casi sin voz

El negó con la cabeza y una sonrisa dulce que la envió a Marte, Jupiter o al mismo cielo.

Ramses quiero oírlo como se escucha en tu boca, tómalo como una orden-le corrige con su bella voz aterciopelada

Ella suspira tratando de ralentizar su respiración

- Ramses- su nombre sale de su boca como un susurro.

Ramses ahora sonríe complacido y declara:

- Así se oye mejor, me gusta escuchar mi nombre en tu boca y me gusta ademas mucho tu boca.

Fiorella queda muda y con el corazón latiendo a mil por hora, sus piernas tiemblan y su mente se volvió caótica ante esta revelación y mas cuando Ramses se atreve a tocar con sus dedos sus labios y un gemido involuntario escapara de su boca, mientras que mil mariposas revolotean en su estomago.

Ramses la tiene atrapada contra su caja toraxica y aspira su olor a jazmín que lo tiene cautivado, ve como el pecho de ella sube y baja intentando llenar sus aires de pulmones y detalla esos senos redondos y perfectos debajo de su pijama y su respuesta es inmediata en su anatomía.

Solo desea tomarla en sus brazos, besar cada centímetro de su piel, llevarla a la cama o quizás allí mismo sobre la mesa tomarla, hacerla suya de manera absoluta pero eso seria cometer el acto mas vil, repudiable y del cual se sentiría culpable el resto de su vida, porque después del sexo se vería obligado a sacarla de su vida, por el bienestar de ella no podía dejar que sus sentimientos se involucraran porque el en esta historia no era el príncipe azul, era el Rey malvado, el dragón que roba los sueños, el mostramos que haría que un día ella lo viera con desprecio, el demonio que la llevaría a su infierno.

De eso debía salvarla, pro eso no podía tomarla, por eso ni siquiera podía aspirar a beber del néctar de sus labios y por eso debía mantener distancia aunque era un cobarde o un egoísta porque no podía dejar que saliera de su vida y debía aceptar que solo seria su empleada, nada mas.



#4176 en Novela romántica

En el texto hay: jefe, asistente, ogros

Editado: 28.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.