Rickettsia (arma Bacteriológica de Control Mental)

Un nuevo Camino

Tras unos cuantos días de descanso en el restaurante para recuperar las fuerzas tan necesarias y descansar mentalmente, se llego el día en que Milo y Rodd debía habar sobre lo que iba a suceder ahora que viajarían juntos, un chico de al menos unos 17 años contra un adulto de 23, dos mundos diferentes se encontrarían.
Ambos entraron a la tienda de campaña donde los acompañaba una pequeña lampara, una mesa, una bolsa de dormir, dos botellas de agua y una foto de Milo con su hermana.
Las horas pasaron, si se ignoraba los gritos de los muchachos, podrías distinguir los búhos que merodeaban el área.
Luego de haber discutido y aclarar la mayoría de obstáculos entre Milo y Rodd, ambos "Unieron fuerzas".

Milo: Entonces, ustedes me siguen. Sin ningún pero, se deben respetar mis ordenes, no podemos detenernos por los resagados ni por los que estén agonizando, en pocas palabras... debe morir.

Rodd: !Ya he perdido demasiada gente no puedo darme el lujo de seguir haciéndolo, si tengo la oportunidad de salvarlo lo haré incluso si eso me llega a costar la vida.

La mirada de Rodd irradiaba valor y heroísmo, mientas en la cara de Milo solo había desagrado, la palabra asco quedaba corta cuando se trataba de ver a Rodd, creo que la palabra correcta para el sentimiento que había seria repudio.

Milo: Definitivamente puedes hacer lo que quieras yo no me haré cargo de un chico tan patético y mediocre como tu ¿Entendiste eso?

Rodd: !El único mediocre aquí eres tu¡ ¿Como es posible que no te preocupes por los demás? ¿Acaso no te importa tu hermana?

Milo: Es por ella que hago esto, no confundas las cosas. Lo único que me preocupa es tu presencia, El viaje comienza al alba, ten a tu equipo listo.

Milo salio de la tienda sin decir ni una sola palabra mas, había dicho todo el problema era ahora de Rodd, si quería hacer caso a la experiencia o romper el molde y arriesgarse a perder gente.

Rodd: !Maldita sea¡ !No puedo creer que sea así de cabrón¡ le demostrare como se hacen las cosas, le haré ver que lo que nos mantiene unidos es el valor y el sacrificio por los demás.

La noche transcurrió, nadie pudo conciliar un sueño grato, agradable, las mentes de todos estaban fritas, saturadas con demasiadas cosas. Era imposible no pensar en los posibles finales de todo lo que estaba comenzando.

Al paso de las horas la luna abandonaba el cielo nocturno y le cedía el lugar a los rayos matutinos del sol.
Pandora y Milo ya estaban listos para el viaje.

Milo: Pandora, quiero que entiendas algo, no podemos confiar en ellos, no sabemos quienes son o que es lo que realmente están buscando, ¿entiendes lo que te estoy diciendo?

Pandora: Si, te entiendo... pero como sabremos si son buenas o malas personas si no los dejas ser como son.

Milo: No quiero arriesgarme a que te suceda algo.

Pandora: Ya no soy una niña sabes, puedo cuidarme sola.

Milo: Dije que no y es la ultima palabra. Vamos, nos espera un largo camino el día de hoy.

Exactamente 5 minutos después el equipo de Rodd estaba listo para emprender el viaje que les esperaba, un tanto incomoda la situación ya que ambos lideres tenían causas diferentes por las cuales luchaban.

MiloMuy bien, quiero que escuchen, caminaremos 80 kilómetros en linea recta, llegaremos a un pequeño poblado en donde espero no haya ningún tipo de inconveniente, en ese lugar descansaremos aproximadamente 15 minutos y repondremos todos los suministros posibles, sin olvidar que debemos estar alertas en este lugar ya que podría estar habitado por Travaler's.

Todo esto lo menciono mientras observaba un mapa que había tomado unos cuantos días atrás.

Milo: ¿Entendido?

Rodd: Ni creas que mi gente seguirá tus ordenes.

Milo: No pregunte si querían seguirlas, fue una orden.

Menciono mientras mantenía un paso rápido y sin dejar de mirar el mapa.

Pandora: Estoy de acuerdo con mi hermano, podría ser peligroso si nos dividimos.

Todos los demás cayeron ante la lógica y estuvieron de acuerdo con Milo.

Rodd por dentro hervía en furia, pero al paso de unos segundos su mente lo digiriera y era un buen plan después de todo.

Milo: Que ninguno de tus hombre se ponga frente a mi, no dudare en matarlo si interfiere con alguna cosa mía.

Rodd: Solo, deja de hablar, es demasiado camino para estarte escuchando todo el viaje, suficiente tengo con verte.

Bajo la abrazante luz del sol y el hiriente suelo arenoso mantenían un paso apresurado ya que no se podían arriesgar a pasar una noche afuera sin ningún tipo de refugio.

Al paso de las horas el sol comenzaba a caer y la distancia entre el grupo y el pueblo se recortaba, hasta que por fin  cerca de unos 800 metros en el horizonte lograron divisar el pueblo que llevaba por nombre Pretfor, pequeño y desolado, inclusive cuando había gente lucia exactamente igual.




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