Rojo Sangre

9

Tragué saliva ante el gesto intimidante que desprendía las facciones de Adam. Parecía querer fulminar con los ojos al chico que al ver a los recién llegados, se había levantado de la camilla y de pie, los había volteado a mirar, impasible.

—¿Qué se supone que haces aquí, Andersey?—inquirió Adam con voz despectiva.

«Andersey» ¿sería su apellido?

El chico se cruzó de brazos mirándolo con frialdad.

—Sólo la estaba cuidando—contestó, neutro.

—Pues no te tomes muchas molestias, ya estamos aqui así que puedes retirarte—Sam lo codeó regañándolo con la mirada ante su tono agresivo de voz, Adam la ignoró.

—No hay necesidad de que me lo pidas, Fisher—respondió el chico con frialdad y volteó a verme, su gesto cambiando por uno más cálido—espero estés mejor, te veo luego.

Me dió una sonrisa, y sin dudarlo, se la devolví con sinceridad antes de que se retirara dándole una última mirada a Adam.

De inmediato Sam se aproximó a mi camilla.

—Por Dios, Anna. ¿Qué fue lo que te ocurrió? ¿Cómo terminó él aqui contigo?—parpadeé algo aturdida por sus preguntas.

—No fue nada, de verdad. Solo me desmayé...—dirigí mi mirada hacia Adam que no se había movido de su lugar y mantenía los ojos perdidos en el suelo, con el cuerpo tenso—...y él me trajo a la enfermería.

Sam frunció las cejas, confundida.

—¿Por qué el haría algo asi? Jamás ha tenido esa clase de atenciones desde...—volteó hacia Adam, este la miró tenso— ella.

La miré extrañada ante la última parte susurrada.

—¿De quién hablas?—sam me encaró, perturbada y sonrió a medias.

—No es nada, ¿Qué te ocurrió en la boca? No se ve nada bien—comentó Adam acercándose con la atención puesta en esa zona con curiosidad.

Me removí en mi asiento, incómoda.

—Sólo me lastimé un poco mientras dormía—sam hizo una mueca.

—Bueno, lo importante es que no fue nada grave, estuvimos buscándote como locos hasta que oímos a unos chicos de tu clase comentar lo ocurrido y corrimos a verte—comentó Sam.

Le sonreí levemente y miré a Adam que con la vista perdida de nuevo, parecía aún enojado.

¿Qué era lo que ocurría entre ese chico y Adam?

~~~~~❇~~~~~

Luego de unos minutos el mareo por suerte cesó y logré desinflamar la herida con un poco de hielo, aun así dolía y me negaba a verme en un espejo. 

Seguro estaba desastrosa.

Adam y Sam caminaban a mi lado hacia la salida, sin embargo, sentía que caminaba sola entre los pasillos abarrotados de estudiantes como era habitual.

Adam se veía distante, casi sin ganas de hablar mientras Sam seguía en su mundo, comentando trivialidades para que el silencio fuera más llevadero.

Mi cabeza dolía levemente y agradecía al cielo que fuera hora de volver a casa para descansar.

Mi celular vibró en mi bolsillo y lo saqué para revisar el nuevo mensaje de james.

«espérame en la entrada de la escuela, tardaré un poco en llegar por ti. James»

Bufé, estresada.

«vas a tener que compensarme»

Estaba agotada, necesitaba darme una ducha y dormir. Había sido demasiadas emociones en el día, apreté los párpados al tiempo que guardaba mi celular y me sobaba la frente. Y entonces fui consciente de los murmullos, de las miradas...

Alcé la vista, fue como si un muro estrellara contra mi cara de golpe.

Mientras los tres avanzabamos en silencio, los demás en los pasillos se dedicaban a murmurar entre sí al tiempo que me miraban sin disimulo alguno.

Me sentí asfixiada.

Luché contra mi misma para no acelerar el paso y alejarme de todos rápidamente. Sam a mi lado, les dirigía miradas de disgusto y Adam simplemente los ignoraba pero yo,... Yo no podía.

Me afectaba a sobremanera que la gente me señalara y por un momento me pregunté si así se sentía ese chico todos los días, a cada minuto que pasaba en esa escuela.

Me encogí entre mis hombros, agobiada. ¿Acaso el motivo de sus cuchicheos era lo ocurrido con él hace unas horas? ¿El hecho de que me ayudara merecía tanto alboroto?

Sam me abrazó los hombros y me sonrió, tranquilizándome.

—Nosotros ya nos vamos ¿quieres que te demos un aventón?—inquirió sam animada cuando nos detuvimos en la salida de la escuela.

Le sonreí levemente.

—No es necesario, mi hermano llegará pronto por mi—eso esperaba. 

Sam asintió con la cabeza sonriente y luego de despedirse de mi y que Adam también lo hiciera—aunque se notaba un poco raro todavía—se retiraron hacia el parqueadero. Allí se subieron al auto de Adam y arrancaron lejos de la escuela.

Suspiré agachando la vista, la bruma volviendo a mi una vez quedé sola entre esos estudiantes que salían y no perdían tiempo en comentar entre ellos sobre mi mientras bajaban los escalones en grupo, observándome de reojo casi atemorizados o con pena.

«Pobre chica»

«¿Qué clase de persona se invoucraría con Andersey?»

«¿Nadie le advirtió?»

«Debe estar loca»

«Mejor no nos acerquemos a ella»

«Además es muy extraña ¿notaste los golpes con los que llegó a la escuela»

«Dicen que hoy gritó como maniática en la clase de la maestra flecher»

«Cállense, puede escucharnos»

Me mordí el labio inferior, abrumada con los murmullos que me taladraban la cabeza mientras más estudiantes salían de la escuela. La herida volvió a doler, pero no me importaba, necesitaba disipar de alguna manera el agobio que sus murmullos me ocasionaban.

Me senté en uno de los escalones, una fina llovizna caía sobre mi pero tampoco me importaba. Todo empezó a abrumarme más.

El hecho de no saber nada de mi madre.

De haberme ido, dejándola sola con marcus.

De no poder hacer nada para evitar su evidente sufrimiento.




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