Jason sonrió de lado, cruzando los brazos con arrogancia al tiempo que eithan apretaba los puños a cada lado de su cuerpo.
—¿Qué? ¿Te duele que te digan la verdad, andersey?—espetó burlón.
—Será mejor que te calles de una vez, McKleirc—masculló el pelinegro con voz contenida.
El aludido rió.
—Anoche tuviste suerte de agarrarme desprevenido pero esta vez, si atacas no saldrás bien librado. Ya ha sido un tiempo desde que me desquité de lo que me hiciste y aún siento que no es suficiente.
—Eres un cínico de lo peor...
—Tú eres el mejor maestro que pude tener—contestó con sorna.
Eso pareció enfurecer más a eithan, tanto que intentó arremeter contra él antes de que yo lo tomara del brazo, dispuesta a impedir que se metiera en problemas.
—Cálmate por favor, no vale la pena—le dije bajito buscando su mirada, el dejó de fulminar a jason para fijar sus azules ojos en mi, llenos de un tormento que logró apaciguarse con el contacto de nuestras miradas.
Con más calma, volvió su mirada a jason quien nos observaba divertido y lo señaló con un dedo, amenazante.
—No quiero volver a verte cerca de anna ¿me entendiste?
Jason sonrió de lado, con mofa.
—Tú no me ordenas nada, pedazo de idiota—refutó con hastío—además, deberías preguntarle a tu amada quién se acercó a quien.
Me congelé en mi lugar al tiempo que jason se retiraba con aires de superioridad, sabiendo lo que había logrado. Ponerme en evidencia frente a eithan.
Este volteó a mirarme, pero no dijo nada. Su rostro se veía impasible.
En ese momento el timbre para volver a las aulas sonó, cortando la conexión de nuestras miradas algo aturdidas por lo ocurrido y no tuvimos más remedio que encaminarnos hacia la escuela de nuevo en un silencio que era interrumpido sólo por el sonido de nuestras pisadas sobre el césped.
Me sentía ansiosa, debía admitir que temía que eithan cuestionara el por qué había buscado a jason, y lo que menos quería era confesarle que sabía sobre eloísa jones.
Tomando un poco de valor, lo tomé del brazo, deteniendo su caminar.
Él me observó, expectante.
—Eithan, yo...
—¡Anna!—una voz a mis espaldas me atajó. Viré sobre mi hombro extrañada, encontrándome con sam acercándose a mi. Volví mi atención a eithan, este miró a mi amiga aproximarse y luego bajó sus ojos hacia mi.
—Nos vemos en la salida de la escuela, supe lo del proyecto de literatura y quisiera poner eso en marcha-asentí con la cabeza, resignada y dicho esto, se retiró a grandes zancadas.
Lo observé alejarse hasta que sam llegó a mi lado, confundida.
—¿Qué hacías con él de nuevo?—me preguntó poniéndose frente a mis ojos para que la mirara. Suspiré acomodando mi mochila en mi hombro.
—Deberíamos ir a clases, se nos hará tarde—dí un paso para emprender mi camino, pero ella se interpuso evitando que continuara.
—Anna, aléjate de ese chico—comentó con rotundidad—estás jugando con fuego...
—¿Y si quisiera quemarme?
Sam resopló desviando la vista.
—De acuerdo, eso sonó muy novelesco pero...—tomó una bocanada de aire, frustrada—esta es la vida real, anna. Hay personas con las que podemos relacionarnos libremente y también hay otras con las que debes arriesgar mucho para al menos acercarte a ellos. Eithan andersey pertenece a esa clase de personas con las que probablemente no saldrás ileso, ¿me comprendes?
Tragué saliva, perdiendo la mirada en algún punto lejos de ella, considerando sus palabras antes de que decidiera entrelazar su brazo con el mío y guiarme por los pasillos.
Sin embargo, de nuevo me hallaba en una encrucijada en la que el corazón y la razón, me dictaban cosas distintas.
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Cuando salí del aula, los nervios afloraron erizándome la piel mientras el tumulto de estudiantes se movían a mi alrededor, aturdiéndome.
Mientras caminaba por los pasillos, decidí enviarle un mensaje a mi hermano avisándole que iría a hacer un proyecto de la escuela a la casa de una "amiga". Ni loca le diría que estaría con un chico, quien sabe en donde.
Suspiré guardando mi móvil en mi bolsillo y me detuve en la entrada de la escuela viendo a todos salir despreocupados, esperando a que eithan apareciera en cualquier momento.
No obstante, quien reconocí al instante entre un grupo de chicos que salían fue a Adam. Estaba con el resto del equipo de futbol, incluyendo a McKleirc que al pasar por mi lado me dirigió una sonrisa ladina. Lo miré mal y me fijé en Adam, quien se detuvo frente a mi algo incómodo al tiempo que se frotaba la nuca.
—Hola, anna...—le sonreí correspondiendo su saludo— Em, lamento lo de la fiesta—fruncí el ceño.
—¿por qué?
—Me refiero a que... En parte fue mi culpa que jason se hubiera aprovechado de ti, te dejé sola. A ti y a sam—agaché la mirada sonriendo levemente.
—No te preocupes—murmuré restándole importancia al encogerme de hombros—después de todo, no pasó a mayores.
Nos miramos, el ambiente algo pesado entre los dos.
—Al parecer cada que me acerco a hablarte es para disculparme—rió sin ánimo, sonreí un poco divertida—aunque, creo que no me he disculpado del todo.
Parpadeé confundida.
—¿Por qué lo dices?
Adam suspiró rascándose el cuello, concienzudo.
—Es que... Me faltó pedirte disculpas por como me he comportado contigo últimamente—miró sus zapatos, aturdido—si te soy sincero, estos últimos días, con tu llegada a la escuela; muchas cosas se han removido, cosas que creí haber enterrado—tragó saliva y me encaró—creo que estoy preocupado, me pone ansioso verte cerca de andersey. Quizás no sepas las razones y no pienso ser el que haga el trabajo sucio de revelarte lo que ocurre, tampoco tengo el valor suficiente para tocar ese tema, pero se por qué te lo advierto.
Sus hombros se hundieron mientras soltaba otro suspiro lastimero, intentando ocultar la tristeza en su rostro.