Rosi (viaje de fin de curso I)

Sentimientos encontrados

— ¡Rosiiiiii! ¿Puedes abrir la puerta? Ludmila está maquillándome.

Rosi se levanta alegre de la cama para ir abrir la puerta, por fin ha llegado ya el día del evento y se acaba la presión de convencerla para que vaya, unos días más de cháchara de su madre y su amiga de lo bonita que estuvo y adiós boda.

— ¿Si?— pregunta por el telefonillo.

— Abre, soy Álex.

¿Álex? ¿Que hace aquí a estas horas? Debería estar preparándose para la boda. Teniéndose lo peor abre la puerta y lo ve subir las escaleras con una gran caja con un enorme lazo rosa y varias bolsas de la tienda dónde su madre se ha comprado el vestido.

— Anda ayúdame, que no veas lo que pesa esto— le da las bolsas a Rosi.

— ¿Qué es esto Álex?—cree haber deducido lo que es y no le hace ninguna gracia.

— Mejor lo hablamos en tu casa.

Los ojos de él se posan en el cortísimo camisón que deja al descubierto sus torneadas piernas, desde su posición unos escalones más abajo debe de tener una estupenda panorámica. La chica se da la vuelta rápidamente y entra en su casa con las mejillas sonrosadas.

— Tampoco había tanta prisa— dice detrás de ella— las vistas eran magníficas.

— Espero que esto— Rosi señala la caja y las bolsas— no sea lo que pienso.

— Si piensas que es un precioso vestido con todos sus complementos elegidos por Estrella, tu madre y yo ¡Bingo! Has acertado. Aquí tienes el premio— le ofrece la caja de lo que ya sabe es un vestido.

— Espero que puedas devolverlo— se marcha a su habitación y echa el pestillo.

— Abre Rosi— Álex llama a la puerta. La chica lo ignora y se tumba en la cama boca abajo con la cabeza tapada por la almohada para no escucharlo.

— ¡Rosi! ¡Abre ahora mismo la puerta!— su madre aporrea la puerta, puede oírla incluso a través de la almohada— Álex no se merece que le hagas esto— sigue golpeando la puerta— abre por lo menos la caja— ya no golpea, sólo se escucha su voz triste.

— Déjalo Carmen, lo hemos intentado por lo menos— se escucha a Álex.

— Te has gastado mucho dinero en el vestido, no debí permitir que lo pagaras.

— Lo puede aprovechar para otra ocasión— dice resignado.

— Por lo menos que te lo diga a la cara— empieza a golpear la puerta— ¡No pienso irme hasta que abras la maldita puerta! ¡Abre, Rosi!

— ¿Que pasa aquí?— Rosi se destapa la cabeza al oír la voz de su padre.

— ¡No ha abierto ni el vestido! Es una ingrata.

—Te lo dije Carmen, no puedes hacer las cosas por qué sí— la mira con cariño— ya sé que lo habéis hecho con mucha ilusión pero os habéis pasado— dirige su mirada a un Álex avergonzado— Rosi cariño— la llama Antonio— no te vamos a molestar más, dentro de unos minutos saldremos para la ceremonia, si quieres venir hazlo y si no, no pasa nada, es tu elección— se calla unos segundos— Y por último, que nunca te frenen tu miedos, enfrenta los problemas con valentía y la cabeza alta— Rosi escucha cómo se marchan, las palabras de su padre la han conmovido pero no va a ir a la boda.

— ¿Cómo me habéis podido hacer esto?— le manda un mensaje a Estrella, también parte culpable de lo sucedido.

— No quiero hablar contigo— es la respuesta inmediata de su amiga, ya debe haberse enterado de que el plan para que vaya a la boda ha fallado.

— Sí, ahora enfádate conmigo, no veas la que ha formado mi madre— le manda otro mensaje. Ve que lo ha leído y espera que le conteste, pasan diez minutos y no le contesta— Os dije que no iba a ir— le manda otro mensaje más— no entiendo porque estás molesta conmigo.

Al ver que ha leído los mensajes y no contesta decide llamarla por teléfono pero no lo coge, Estrella debe de estar muy enojada con ella.

— Adiós Rosi— le dice su padre a través de la puerta— tu madre dice que tienes comida en la nevera.

— Adiós, espero que lo paséis muy bien— abre la puerta y ve a sus padres listos para la boda, van los dos muy guapos y elegantes. Álex la mira decepcionado con la cabeza gacha, su madre ni siquiera la mira, los dos se van sin despedirse.

 

 

La caja con el vestido está puesta encima de la mesa del salón, Rosi la mira con curiosidad, ha estado a punto de abrirla varias veces pero luego se arrepiente, se siente mal por su madre y sus amigos, quizás debería haber abierto la caja y darles las gracias por lo que han hecho por ella aunque no fuera a la boda, se ha portado cómo una niña malcriada, ahora se da cuenta, cuando ya no tiene solución ¿O si la tiene? Podría tomar un taxi e ir a la ceremonia y encontrarse allí con sus padres, se han ido muy temprano para aparcar, tiene tiempo de sobra para vestirse y llegar a la par de ellos.

— No puedo— dice a la casa vacía— no puedo— y cae de rodillas sollozando con las manos en la cara.

Se levanta tambaleándose al rato, mira la caja y tomando fuerzas la abre. Las lágrimas ruedan otra vez por su cara, allí está el vestido que tanto le gustó y que no se quiso probar, lo saca con cuidado y una nota con forma de corazón cae al suelo, vuelve a dejar el vestido en la caja y recoje la nota. Es la letra de Álex.

Espero equivocarme y que esta nota no valga para nada, pero te conozco, sé que no irás a la boda, puedo ver que todavía sufres por él, a veces las cosas más breves son la más intensas y las que dejan huella, pero tengo que intentarlo, tengo que encontrarte aunque tú no quieras hacerlo, quiero que vuelva la gran chica que eres, no una sombra de lo que fuiste.

Posdata:

Te esperaré en la puerta lateral de la iglesia hasta las doce.
 

 

—¿Señorita se encuentra bien?— el conductor mira preocupado por el retrovisor a Rosi, hace unos minutos que han llegado a la dirección que le ha indicado pero no hace el mínimo intento de salir.

— Si, si— sale de su trance— ¿Cuánto es?

Después de pagarle baja del taxi y camina hasta la puerta donde la espera Álex. Y ahí la está esperando, está apoyado en la fachada de espaldas con las manos en los bolsillos. Su corazón al verlo cabizbajo empieza a latir alocadamente sin poder controlarlo y entonces empieza a sentir miedo, un miedo atroz de sentir algo más que amistad por él, el temor de apodera de ella así que se levanta el vestido y se da la vuelta para marcharse.




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