De nuevo estamos a solas. Y esta vez en un espacio cerrado. De inmediato me siento incómoda.
–¿Quién es ese inglés? –le pregunto en voz baja.
–Nuestro nuevo socio comercial.
–Necesitas un traductor profesional –balbuceo y siento cómo me pongo aún más nerviosa–. Es una reunión seria. Nunca he traducido nada parecido. Si fuesen unos documentos, lo intentaría. Pero eso... Necesitamos encontrar a alguien más.
–Ya no tenemos tiempo para buscar –responde Salvaje sacando el coche a la carretera–. El inglés se marcha mañana por la tarde.
–Puedo llamar a un amiga –trato frenéticamente de encontrar una solución–. Ella está estudiando filología.
–Katya, será una reunión a puerta cerrada –dice Salvaje expresivamente–. Vamos a discutir un proyecto importante.
–¿De qué exactamente vamos a hablar? –exhalo convulsivamente–. Al menos ayúdame a prepararme un poco. Debo saber qué voy a traducir.
–Busca una carpeta en el asiento trasero.
Repaso una página tras otra. Ya he leído en la oficina unos documentos parecidos. En el trabajo, mis conocimientos de inglés ya me han resultado útiles un par de veces.
Me sumerjo en el texto. No miro el camino.
–Maldita sea –la voz ronca de Salvaje hace que me estremezca–. ¿Qué demonios sucede por aquí?
Aparto la mirada de los documentos.
Tal parece que hay un obstáculo delante de nosotros.
Tenemos que parar el coche.
Salvaje mira hacia un lado, y yo también miro en dirección de su mirada. Giro la cabeza y respiro profundamente. Siento como una ola de frío nace dentro de mí.
Es un accidente de tránsito. Desde aquí no se lo ve muy bien. Pero se puede ver una columna de humo que se levanta en la carretera, justo delante de nosotros. La policía ya está aquí. La gente alrededor está gritando.
–Iré a ver qué está pasando –dice Salvaje y baja del coche.
Cuando la puerta se abre, oigo un grito desgarrador de una mujer.
–¡Socorro! ¡Sáquenlo de ahí!
Bajo la ventanilla para ver mejor como echa humo el coche accidentado. Veo a una chica llorando y agarrando a un policía por el brazo.
–¡Socorro! –grita y no para de llorar–. Se lo ruego... Todos nosotros hemos bajado del coche, pero él no puede. Por favor, sáquelo.
Mi corazón se aprieta dolorosamente al darme cuenta de que alguien se quedó atrapado en el coche que está a punto de explotar.
–El equipo de emergencia ya está por llegar –responde el policía.
–Pero él está allí… ¡allí! ¿Lo entiende? Haga algo.
–Señorita, estamos siguiendo el protocolo.
–Por favor… –solloza y tira al policía del brazo. Nos vamos a casar en una semana. Se lo ruego. Salve a mi Pavel.
–Tranquilícese, señorita –le dice y la lleva a un lado.
–¿No hay nada que se pueda hacer? - arroja a un tipo.
–Es el trabajo del equipo de emergencia –responde–. Ya están en camino.
Me muerdo el labio nerviosamente. La columna del humo que sale del coche destrozado se vuelve más espesa.
Salvaje se detiene justo delante del coche en llamas.
–¡Apártate del coche! –le grita uno de los policías–. Ahora va a explotar...
Salvaje se da vuelta, pero no se hace a un lado. Pronuncia una palabra, cuyo significado está completamente desconocido para mí. Entiendo que pide una herramienta específica.
–¿Estás loco? –grita el policía–. ¿Adónde vas? ¡Te vas a volar en mil pedazos!
–Vete a la mierda.
–¿Qué? Qué es lo que tú...
–No me molestes –responde Salvaje y se aproxima al coche por el lado donde sale más humo–. Lo que hay que hacer lo hare yo mismo. No te obligo a que tú lo hagas.
–¡¿Qué estás haciendo?!
–Sé lo que estoy haciendo –responde duramente–. Dame la herramienta.
Le pasan la herramienta que ha pedido.
Salvaje la coge y se mete dentro del coche. Actúa con mucha destreza y confianza. No tiene dudas de lo que está haciendo.
El chirrido del metal hace que me estremezca y que me arrime con fuerza contra el respaldar del asiento.
La gente alrededor de mí discute lo que está sucediendo.
–Joder, que cosa.
–¿Qué está haciendo?
–Es un verdadero loco.
–Hay un hombre atrapado dentro del coche.
–Demonios, lo está sacando.
Estoy nerviosa, me aferro a mi cinturón de seguridad. Miro hacia adelante sin pestañear. Apenas escucho las voces a mi alrededor.
¿Qué pasará si Salvaje no logra salvarlo? ¿Si sucede lo que dijo ese policía?..