Salvando A Mi Ángel

Capítulo 6

–Descubrieron ¿Quién está detrás de todo esto? –pregunto a los tipos que trabajan para mí.

–Todavía no señor. Quien sea que lo hizo. No dejo rastro –responde uno de ellos.

–¡Maldición! –lanzo el vaso con mi whisky. –Y lo otro.

–Sus mercancías están llegando al puerto…

–Eso no –corto –me refiero a Ester. Tienen alguna pista de mi mujer.

No responden, mantienen sus miradas bajas. Es claro que no tienen ni idea de donde esta ella. Quien quiera que sea el responsable se aseguró de tener todo bajo control.

–Retírense. Y encárguense del contenedor –digo tomando otro vaso de whisky.  

¿Quién será el desgraciado?

Tengo tantas preguntas que hacerles. ¿Será que es otro traficante?

¿Cómo fue que precisamente ataco ese bus?

O talvez haya otro motivo. Sea cual sea la razón, debo descartar la de un traficante si fuera así, se hubiera llevado a todas las novicias, pero solo se llevó a Ester. A mi Ester.

Salgo del salón subiendo hasta mi habitación donde reposa una mujer en mi cama con una sábana la parte inferior. Si tuviera a Ester no tendría que hacer esto, solo la amaría a ella, solo a ella le haría el amor, pero como no la tengo debo saciarme con otras mujeres. Entro al baño tomando una ducha caliente y salgo vestido acomodando mi camisa.

–Te ves muy bien –dice la mujer que se ha despertado.

–Sigues aquí –respondo ignorándola acomodo mi camisa.

–Debiste despertarme. Me hubiera gustado limpiarte completo –dice con picardía levantándose de la cama completamente desnuda.

Llega hasta a mi tomando mi camisa, acariciando mi abdomen y su toque es agradable. Daría lo que fuera porque sea Ester, se desliza con sensualidad hasta mi cadera sacando mi miembro.

–Tenemos algo de tiempo –dice llevándoselo a la boca.

☼☼☼☼

–Buenos días señorita Ester –me saluda Steven.

–Buenos días –respondo el saludo –¿adónde vas? –pregunto.

–Voy a supervisar las máquinas de ordeñar. Necesito darles mantenimiento –responde.

–Te importa si te acompaño –hablo.

–Claro que no. Vamos –responde con una sonrisa.

Llegamos hasta el lugar donde se encuentran las vacas con los succionadores de leche en sus ubres. Steven me explica todo el proceso y me lleva hasta donde se almacena toda la leche.

–¿Cuántos litros de leche obtienen? –pregunto.   

–Tenemos setenta y cinco vacas lecheras, cada una da entre veinte y cinco o treinta litros de leche. Más de dos mil litros de leche. A la semana se traslada más de quince mil litros –me informa.

–Eso es increíble –digo asombrada en un mes son sesenta mil litros. No puedo ni imaginar en un año.

–Lo que más produce esta hacienda es leche, pero también reses para carne y la agricultura. Que va estupendamente –dice.

–Les debe gustar trabajar aquí –respondo.

–Bueno… –usa un tono bajo –hubo un tiempo donde todos estábamos preocupados. La hacienda no estaba nada bien –lo miro mientras retira uno de los succionadores de leche de una vaca.

–¿Qué paso? –pregunto.

Steven acomoda a otra vaca y le coloca los succionadores –fue antes de la llegada del joven Logan. El señor Joaquín pasaba por una mala racha y decidió vender la hacienda. Todos nos preocupamos, porque –se levanta –nos quedaríamos sin trabajo, pero… –engruesa su voz enviando a otra vaca –el joven Logan además de comprar la hacienda, lo convenció de asociarse e invirtió mucho dinero en la hacienda.

–Logan es tan rico –pregunto con duda.

–La verdad no lo sabemos. Era alguien muy joven, pero de la noche a la mañana lograba tener mucho más dinero. Todos pensamos que era un traficante o estafador, pero no sus fondos eran legales y siguió invirtiendo en la hacienda. Y este es el resultado.

–Le tienen mucho respeto –digo mirando en dirección de la mansión.

–Todos –contesta –gracias a él conservamos nuestros trabajos. Con gran aumento en nuestros salarios. El primer buen resultado que tuvimos, dio una fiesta para celebrar nuestro trabajo. Lo genial de él es que –se voltea a mirarme –reconoce nuestro trabajo y nos da el mérito adecuado.

Entiendo. Entiendo muy bien porque estas personas, todos aquí le tienen tanto aprecio a Logan. Trata con respeto a su personal y no se atribuye ningún crédito por el trabajo de su personal. Me sigue contando la historia, me entero de algunos detalles que no menciono cuando él me contó la historia. Bueno Steven es el más joven de la hacienda, me revelo que esta estudiante ingeniería industrial, me cuenta algunas anécdotas que todos tuvieron con Logan.

Me reí un poco cuando revelo que Logan no podía subirse a un caballo. Debo admitir que la compañía de Steven me es agradable, es my sincero.

–En serio no lo puedo creer –digo sonriendo.

–¿Qué no puedes creer? –escucho la voz de Logan y m cuerpo se estremece.




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