Delante nuestro había más de 100 parejas. Por detrás, una cuadra y doblaba en la esquina. No me animé a irme de mi puesto para averiguar cuantos había, además ¿Con que sentido? Simplemente por chusma, pero seguro podrían ser más de doscientos cincuenta parejas. Y eso que sólo era el primer día.
Volviendo a lo importante. Una hora después de las eternas pasadas de los acomodadores, entramos. Lo haciamos en grupos de diez parejas. Cruzamos un playon enorme, vacío y demasiado caliente. A tal punto, de que yo intentaba acelerar el paso porque el cemento ya me había derretido las gastadas suelas de los zapatos y comenzaba a calcinar las medias.
<<¿Quién me mandó a meterme acá?>> Pensaba.
<<Vos sólo te anotaste>> Me respondí yo o mi subconsciente. En definitiva somos casi lo mismo.
<<Si, pero vos ayudaste>> Le respondí. Perdón, me respondí caminando a los saltos para evitar el calentamiento de mis pies. <<¿Venimos a una entrevista para SSE y no hay un sólo árbol a la redonda para aliviar este calor?>>
<<¿Porque sos tan flojo? ¡Digo! Porque soy tan flojo?>> Me reí. Ya estaba confundido si era yo o alguien más que estaba en mi interior.
- Me encanta el calor, ¿Sabías?- Me dijo Niki achinando sus ojos, porque intentaba mirar el sol .
- ¿Qué?-
Niki me miró un tanto enojada, lo supe por su respiración y porque utilizó su mano como alero sobre sus ojos para poder verme fijamente.
- Me parece que la única relación viable entre vos y yo es vía whatsapp, sos más activo y mantenes los hilos de la conversación. En eso te pareces a Sander. - Otra vez se rió pero más tímida, como diciendo algo que no correspondía o no podría decir.
-¿Que? No entendí.- Sonreí de nervios, mientras mi corazón se aceleraba.
- ¡Ay! No, nada.- Miró hacia otro lado, corriendome la mirada.
- Dale, decime- le retruque.
A lo lejos un hombre y una mujer, alentaban o empujaban a las parejas a que corran hacía el interior que estaba a mas o menos cien metros.
-¡ Vamos! ¡ Entren! - pasaron a nuestros lados y nos pegaron una palmada, como si fuesemos caballos. Nosotros obedecimos, si somos animales seremos sumisos.
<<¿Quién me mandó a ponerme estos zapatos? bueno, por lo menos no me quemo>>
- Me encanta salir a correr, se respira más aire, ¿no te parece? -
- Si me encanta. - Respondí un poco más agitado.
- Aunque perdiste el estado de forma, je. -
Afirmé con la cabeza porque la respiración me prohibía hablar como una persona normal. Si supiese que la última vez que corrí había sido hacía dos años, en el secundario cuando el profesor nos obligó a correr seis vueltas a la pista olímpica del campo de deportes, para poder aprobar la materia. Ese año, me llevé la materia.
Allí nos encontrábamos, en el interior del galpón. En fila, uno al lado del otro. La cara de Niki era perfecta. Con la poca luz, su sonrisa iluminaba todo mi mundo. ¡Perdón! Mi subconsciente.
<<Yo no tengo nada que ver, eso lo dijiste vos>>
Es cierto. Ella iluminaba mi mundo con esa sonrisa que vi tan sólo una vez en vivo. Pero ella no debía saberlo y menos Sander.
Las luces se apagaron y comenzamos a escuchar un vehiculo que se acercaba a toda velocidad. Sentí el olor a nafta quemada, el humo que largaba del escape y el viento que dejó al pasar. Me asuste pero evite emitir algún sonido. De golpe, sin esperarlo, unos reflectores enormes nos golpearon a los ojos.
- ¡Firmes! - Se escuchó una voz de un señor mayor. La luz no me dejaba verlo. - ¡Vinieron con el deseo de ingresar al reality más extremo del mundo!- Hablaba y gritaba caminando de un lado al otro. Me daba cuenta cuando pasaba cerca mio, porque su sombra se proyectaba y me permitía verlo, aunque sea un poco.
<<¿No será mucho?>> hablaba conmigo mismo.
<< Evidentemente, no.>> Me contestaba.
La luz de los reflectores había disminuido, poco a poco la visión volvía a su normalidad. Frente a nosotros, un viejo general.
- ¡Soldados!- gritó y me reí, no era para tanto.
Todos se colocaron firmes al escucharlo, yo al observar que Niki y el resto miraban al frente derechos, los imite. El general comenzó a pasar uno por uno preguntándole el nombre y porque había entrado allí. Los primeros no se dejaban escuchar, porque su voz retumbaba en las paredes enormes de ese galpón. Yo observaba todo y me preguntaba el flor de estudio televisivo que podrían armar ahí, ¿Y si todo fue una farsa y tenían la mejor tecnología de punta e inventaron todo acá? ¡No! No creo, era demasiado real. Ahí estabamos, frente a un viejo general, bastante loco, un jeep de guerra demasiado venido a menos y al lado mio la mujer más hermosa que conocí.
Cuando me quise dar cuenta, escuché la voz del general demasiado cerca, giré mi rostro hacía el lado de Niki, por donde venía él.
-¡No mire soldado!- me gritó, escupiendo un poco de saliva. Contuve la risa y me limpié el rostro.
El general volvió su mirada a Niki, suspirando profundo, ofuscado.
- ¡¿Cómo es su nombre, soldado?!-
- ¡Nicole, general!- Gritó con fuerza, exhaltada, mirando al frente.
-¡ Muy bien, soldado! -
El general volteó a uno de sus ayudantes que estaba al lado de él, pero también muy cerca mío, con una carpeta.
-Interesante, su energía. - balbuceo cerca del oído.
No es que pude escucharlo, pero el reflector golpeaba a Niki y a mi me dejaba una vista perfecta de las bocas de ellos. Pude leerselas, ¿ Creían que no sabía hacer nada? ¡Ja! Soy un profesional de la lectura de labios, desde pequeño aprendí y por suerte me sirvió para tantas cosas.
<<¿Para qué te sirvió?>> Me preguntó mi subconsciente.
<< bueno... para muchas cosas...>>
<<¿Cómo qué?>> me indago de inmediato, casi como si fuese mi propia mente y supiese todo lo que pienso.
<<... Bueno... me sirvió para... aprender ingles...>>
<< Diez palabras>>
<< Suficiente para sobrevivir en una selva>>
Me ofusqué conmigo mismo. Inclusive creo que chiste y fruncí el entre cejo.
-¿ Qué hace acá soldado?- Volvió a preguntarle a Niki.
- ¡ Quiero demostrar para lo que siempre me preparé, sobrevivir eternamente en una selva, en las peores condiciones y siendo mujer!- finalizó a los gritos y se colocó la mano bien firme al lado de la sien.
El comandante volvió a su colaborador: "exceso de energía"
El ayudante sonrió y yo también. No por no Niki, sino por mí. Los dos quedaríamos fuera y tendría largo rato para hablar con ella aunque estaría demasiado triste, pero no importa. Yo no rompería el código y estaríamos bien con ello. Sander no podría ofenderse conmigo, ya que la suerte divina nos encontró en el momento justo y todo eso acompañado de esa hermosa sonrisa que tiene, ¿Y esos ojos? ¿Vieron esos ojos? ¿Y ese cuerp...?
<< !Estas poniendo cara de idiota!>> Otra vez mi yo interior.
Perdón. Me emocioné viéndola y creo que el general lo notó. Aunque prefiero que haya notado que la observo a ella y no que crea que lo miró a él. Su mirada era penetrante, sus manos por detrás de la cintura. Giró su cuerpo noventa grados y realizó un paso firme y duro, justo delante mío. El reflector lo siguió hasta golpearme de lleno en los ojos. Traté de cubrirme pero era imposible. No sabía como Niki lo había soportado.
- !Derecho, soldado! -
Intenté hacerle caso pero necesitaba colocar las manos al costado del cuerpo.