~AmaraPOV~
Todos nos quedamos en silencio, viendo como caían las gotas de sangre.
—Diego—digo susurrando volteando a mirarlo. Su cara expresa asombro, una pequeña lágrima sale de su ojo rodando por su mejilla. Me acerco a él, se aleja dándose la vuelta. Se sienta en el suelo y tapa su cara con las manos. Comienza a balancearse, se detiene y grita derramando más lágrimas.
Adelaida tapa su boca, comienza a temblar—E-esto no puede...—se ahoga con sus palabras y se da la vuelta.
Sáfiro está totalmente petrificada viendo el cuerpo, Matías la abraza y deja caer las lágrimas.
Blaz se sienta en el suelo negando en susurro.
Nos toma por sorpresa, cada quien reaccionando diferente. No puedo expresar absolutamente nada. Simplemente no sé qué expresar, si alegría o tristeza.
~AdelaidaPOV~
Por alguna razón Amara se queda ahí quieta. Sin decir nada, sin moverse, sin siquiera pestañear— ¿E-estas bien?— mi voz es temblorosa. No responde y mantiene la vista fija.
— ¿Que es esa puerta?—dijo Slayther con la voz grave y rasposa. Todos volteamos a lo señalado, y era una especie de puerta de acero, llena de tierra.
—Puede ser la salida de aquí—dijo esperanzada Sáfiro.
—No lo creo—se levanta Blaz observándola—Esto es un terreno de guerra puede que sea un cuarto subterráneo.
— ¿Deberíamos abrirla?—pregunta Slayther curioso.
—No es buena idea, no sabemos lo que hay dentro.
La respiración de Matías comienza a acelerarse.
—Eso cierto, Bob dijo que puede haber radioactividad—dice Amara apoyando a Blaz.
Matías con paso apresurado se acerca a la puerta y comienza a violentarla, empujándola por la manilla, adelante, atrás, adelante, atrás, una y otra vez.
— ¡¿Que estás haciendo?!—grita Dante, tomándolo por el brazo, Matías lo toma por los hombros y lo empuja contra el piso. Se ha convertido en todo un monstruo. Gritamos que se detenga pero no descansa hasta abrirla.
~O~
Diego el hermano de Amara no ha dicho palabra alguna, todos estamos distanciados uno de los otros incluso Romeo y Julieta.
—Debemos esperar a que nos vengan a buscar—dice Slayther que no paraba de mirarme, me sentí desnuda ¡Qué asco!
— ¡Estamos dentro de una maldita cueva, que está dentro de una cueva, que está en una puta ciudad que nadie conoce, En Alemania!—Gritó Dante sin respirar.
—Debemos mantener la calma—dijo Blaz aparentemente tranquilo—Además, no estamos en una cueva es un bunker.
— ¡La mierda que sea! ¡Y por favor! ¡¿Mantener la calma?!—Gritó histérico, se le marcaban las venas del cuello— ¡Si nos quedamos más tiempo aquí, este—señaló a Matías—nos va a comer a todos!—Suelto una pequeña risa, todos los ojos se posan en mí.
—Disculpa—cubro mi rostro avergonzada.
—Tenemos que encontrar una manera de salir de aquí—dijo Slayther levantándose.
Observo a Amara que no ha dicho ni una palabra, Diego igual, están en dos polos distintos de la habitación.
No soporto más esto, fue suficiente.
—Sé que hay muchas personas con las cuales desearíamos estar en este momento, pero debemos mantener la calma—me levanto, cruzándome de brazos—Así que Slayther siéntate, Dante dejar de ser un idiota es suficiente con que estemos aquí. Saquen sus mochilas veamos que tenemos de comer y beber, administrémoslo—los miro, nadie respondió— ¡¿Está bien?!—levanto la voz, asienten.
—Miau.
—Tú te callas.
— ¿Disculpa?—masculla ofendida
—Sáfiro—me agacho a su altura—Ese niño de quince años acaba de perder a su padre, no crees que debes guardarte tus comentarios—miro sus intensos ojos azules—Por favor—le ruego. Asiente desviando la mirada.
~O~
— ¿Estás de acuerdo a que esperemos aquí?—pregunta Blaz sentándose a mi lado.
— ¿Que más podríamos hacer?—me encojo de hombros desviando la mirada.
—No lo sé, tratar de destruir una cueva subterránea de la segunda guerra mundial, que no ha sido destruida en todos estos años—dice bromeando.
Rio—Tienen que venir por nosotros—digo esperanzada. Me dedica una pequeña sonrisa—Tienen que hacerlo—susurro nostálgica.
~Flashback~
Bajo del auto, tomo mi bolso y mis llaves. La casa está igual cada cosa en su lugar, con olor a limón, las mesas de madera bien pulidas, al igual que el piso. Mi padre está sentado en su sillón leyendo el periódico.
— ¡Hola papá!—digo sonriendo. Hace un Ademán con la mano y me retiro de la habitación.
Mi madre estaba en la cocina preparando la cena.
—Adela—dice sorprendida— no creí que vinieras— masculla con evidente desprecio, haciendo añicos mi corazón.
Editado: 29.08.2018