*Día Tres*
—Amara POV—
Todos seguíamos choqueados por la muerte de Albert. Nadie había llegado a nuestro rescate y habían pasado más 48 horas. Además que el hecho de que el profesor hubiera regresado a estados unidos no ayudaba de mucho.
Mi reloj marcaban las 4:30am y todos dormían.
Había dado vueltas a la muerte de Albert no me afectaba, en cambio a Diego sí. Cerré los ojos tratando de dormir y lo estaba consiguiendo hasta que un olor fuerte me hizo empezar a toser, me costaba respirar.
— ¿Amara? ¿Estás bien?—Dijo Slayther preocupado.
<<Si idiota estoy bien, solo me estoy asfixiando>>
Empezó a toser también, mis pulmones me aprisionaban buscando algún aliento, agarre un dificultoso bocado de aire.
— ¡Mierda!—Gruñó. Se quitó la camisa y la puso en mi boca—Trata de respirar—cerré los ojos, tratando de respirar, poco a poco pude recuperar el aliento.
Cubría la mitad de su rostro con un pañuelo, Blaz y los demás empezaron también a toser lo mire con temor.
—Tenemos que despertarlos presiento que esto es malo—dijo serio, poniéndose de pie rápidamente, asentí imitándolo.
Me dirigí a Diego, tosía mucho. Teníamos que salir de esa habitación rápido.
—Diego, Diego despierta—Lo sacudí, abrió sus ojos azules sobresaltado.
— ¿Qué...—Tose—Pasa?—Frunció el ceño.
—No lo sé—dije rápidamente—Cúbrete con algo, ayúdame a despertar a los demás—Asintió.
Blaz estaba de pie con un pañuelo en su cara tratando de que Sáfiro respirara.
—Es asmática—Dijo Matías asustado, lanzando cosas fuera de la mochila.
—M-Mi mochila...
— ¡Adela!—Gritó Diego, desvié la mirada a mi hermano que sacudía a Adela quien pego un grito asustada.
— ¡Tenemos que salir de aquí!—dijo Blaz buscando una salida— ¡Esto es Toxico!—tosió.
— ¡Apúrense!—Dijo Matías que tenía a Sáfiro en sus brazos, mirando a su alrededor, desesperado.
— ¡Por aquí!—Gritó Diego, había encontrado una puerta— ¡Maldición! ¡Está cerrada!
— ¡Maldita sea! ¡Apúrense!—gritó Matías con esa mirada lunática.
— ¡Muévela Diego!—Gritó Slayther golpeando la puerta, se hundió pero no fue suficiente— ¡Dante!
Los tres empezaron a golpear pero esta no cedía.
— ¡Necesitamos algo! ¡Hay que romper la cerradura!—Gritó Blaz, tanto como su tos le permitía.
Empezamos a buscar, encuentro con un gancho de acero, no sabía si funcionaria pero es algo.
— ¡Encontré algo!— entre cerré mis ojos, me estaba mareando.
— ¡Eso sirve!—gritó arrebatándomela.
Veía la habitación de gris sucio borrosa mis piernas me fallaron, caí al vacío, lo último de que fui consiente era la voz Slayther llamándome y sus brazos evitando mi caída.
—POV'Adela—
Ahora todo se acababa de completar, Sáfiro a punto de morir y Amara se había desmayado en los brazos de Slayther.
Los martilleos del gancho contra la cerradura resonaron en mis oídos.
— ¡Solo un poco más!—Gritó Dante, sudando.
Dos golpes más y la puerta se abrió.
Blaz fue el primero que paso a la siguiente habitación.
— ¡Chicos vengan!—Gritó con asombro.
Como pudimos arrastramos las cosas hacia la siguiente habitación, los chicos balbuceaban palabras de asombro, cerré la puerta como pude y voltee a ver que tanto era la maravilla, quede estupefacta.
—Dios mío...
~Flashback~
—Amara~POV—
— ¿Qué tal tu día Diego?—pregunta mi madre con dulzura, llevándose un bocado de pollo a la boca.
—Estuvo... bien—sonríe amablemente.
Mi madre le sonríe de vuelta.
Ahí estaba, la "rara" de la familia no me afectaba de hecho, me gustaba mi vida, tenía a mis amigos, buenos amigos. El problema no era yo, era él. Con su maldito traje gris usual, su corbata vinotinto, y sus pantalones perfectamente planchados por mi madre. Doy realmente gracias a Dios que no sea mi padre biológico. Mi madre lo había conocido en el trámite de una denuncia que hizo. Él era abogado, tenía un divorcio ese mismo día, confundieron las horas y los dos casos se iban a desarrollar al mismo tiempo, comenzaron a hablar y salir. Henos aquí, viviendo todos juntos, él, mi madre, Diego su único hijo, y yo.
— ¿Qué hay del tuyo ojitos?—pregunta sonriéndome de oreja a oreja.
<< ¡Maldito bastardo! >>
Editado: 29.08.2018