— ¿Qué coño?—dije observando la habitación.
—Mi vida... ¿Estás mejor?—pregunta Matías abrazando a Sáfiro.
—Amor...—dijo con la respiración entre cortada— me asfixias...
—Lo siento—dijo separándose de ella.
Comienzo a buscar a Diego con la mirada, estaba recostado de la pared cubriéndose los ojos con sus manos.
— ¿Estás bien?—me acerco.
— ¿Bien? ¿Cómo coño voy a estar bien? mi padre murió, casi morimos asfixiados ¿Y me preguntas si estoy bien?—dijo irónico.
— ¡Cálmate, todos estamos asustados y tenemos miedo!
Habían pasado dos horas que habíamos entrado a esta habitación. Era más grande y lucía más limpia, eso era extraño.
Blaz desde que entramos no había hecho más que admirar, observar las armas y artefactos que se encontraban ahí.
—Como un niño con juguetes nuevos—susurra Slayther.
No me había dado cuenta que mi vista estaba fija en Blaz— Distracción, supongo— me encojo de hombros.
—Es extraño...—susurra.
<< ¿Porque estaba susurrando?>>
— ¿Qué?— dije en un tono normal.
Se llevó el dedo índice a sus labios—señorita "sexo andante" y "esteroides a morir"—señaló disimuladamente a Matías y Sáfiro.
Reí en lo bajo— ¿por qué son extraños?— arquee un ceja, divertida.
—Antes del viaje, los veías y eran inseparables. Ahora Sáfiro casi voltea a ver a "esteroides a morir".
— ¿Cuál es tu teoría?— lo miré de vuelta.
—Está perdidamente enamorada de mí— susurra egocéntrico. Su ego era tan alto como su estatura, y eso es mucho.
—Presumido— bufé
—No tengo otra explicación lógica—sonríe pícaro.
Blaz y Adela habían encontrado unas lámparas y las habían encendido. En la otra habitación había pequeños agujeros que dejaban entrar rayos de sol en el día.
— ¡Maldito calor de Mierda!—exclamó Dante.
—Sólo falta que te quites la ropa—Dijo Sáfiro rodando los ojos.
— ¡Oh!—se llevó las manos a los cachetes— ¡Buena idea!— en un rápido movimiento se sacó la camisa.
Y vaya que la vista no era nada mala.
— ¡Genial! ¡Ahora hagan una orgía!—bufó Diego.
Slayther río clavando su mirada en Adela, rodó los ojos.
— ¿Acaso no podemos romper el techo?—dijo de la nada Matías.
—No lo creo, está diseñado para que pase un desfile de tanques de guerra y no agrietarse siquiera—dijo Blaz encogiéndose de hombros.
—Que pesimista eres...
— ¿Ah?—enarca una ceja.
—Matías si está buscando una solución, y tú solo sabes decir "no se puede, es imposible, me dijeron que es físicamente inaceptable "y más mamadas como esas.
—Pendejo, no me ilusiono con pendejada como ustedes. Si van a dar soluciones, piénselas antes. Al menos...
— ¿Pendejo?—se levanta intimidándolo.
—Si...—su voz suena dudosa.
—Repítelo— levanta la cabeza, retándolo.
—Pendejo.
En un rápido movimiento le avienta un golpe en toda la mandíbula, se tambalea por el impacto. Me interpongo entre los dos— ¡No es momento para un concurso de hombría!
— ¡Él se lo buscó!
— ¡Tú eres el animal que me golpeó!—refunfuña.
— ¡Ya basta!—respire profundo. Mantén la calma— Diego nadie va a hacer ninguna orgía, Slayther contrólate y compórtate como un hombre serio. Blaz deja de ser agua fiestas y deja la vaina de que vamos a morir aquí. Dante, Matías ¿están pintados en la pared? Ellos se matan a golpes y ustedes echándose aire como unas pendejas—Cada palabra que salía de mi boca hacía eco en la habitación.
Todos se quedaron callados y quietos.
*4 Horas Después*
Tocaba administrar la comida.
—Dante pásame tu mochila—dijo Adela. Ella me estaba ayudando a administrarla.
— ¿Para qué?— preguntó extrañado.
— ¿Cómo que "para qué "?— enarca una ceja— ¿no estás viendo lo que estamos haciendo?
— ¿Qué están haciendo?—sonríe burlón.
— ¡Ay no estamos para tus pendejadas!— arrastro su mochila contra el piso.
— ¡Cuidado!—grita al ver mí brusquedad.
—Relájate Dante nada...—abro la mochila — ¿en serio?
Editado: 29.08.2018