Narra Alejandro.
Ninguno de los dos dijo nada respecto al beso. Admito que yo fui el del atrevimiento, pero me sentía con la necesidad de hacerlo.
-No quiero que te llenes la boca diciendo cosas de ti, que no son ciertas. Ya ha sido suficiente, Violet. Llevas mucho tiempo sufriendo y estoy seguro de que es tiempo de sanar. Como tú psicólogo te invito a que te levantes, esta vez definitivamente- le dije aún muy cerca de sus labios mientras observaba como sus ojos estaban perdidos en los míos. Me miraba como si no pudiera creer lo que había pasado, ella estaba buscando una explicación en mi mirada.
-De donde ha salido? ¿Porque tiene tantas ganas de ayudarme? - me cuestionó
-Si supieras que creo que he llegado tarde, si hubiera salido antes entonces tal vez tu vida ya fuera otra. No te preguntes algo que ni yo mismo puedo responderte con claridad, yo solo sé que tengo que agradecerle a mi colega Patrick por haberme pedido que le hiciera el favor de cubrirlo en su consulta, fue la manera más inolvidable de conocerte. Tal vez en otras circunstancias todo fuera mejor, pero el destino quiso que fuera en esta enorme prueba por la que hoy pasas- le dije mirándola apartarme la mirada.
-Como cree que me voy a reponer de esto? No puedo levantarme tan de prisa. Yo estoy sola, finalmente no tengo a nadie- me dijo derramando lágrimas por sus ojos azules.
-Tú no estás sola. Me tienes a mi- le dije volviendo a obtener su atención.
-Usted es un hombre muy prestigioso...- desde que comenzó por aquellas líneas, entonces yo inmediatamente la interrumpí.
- A mí no me importa absolutamente nada, ¿entiendes? Yo te voy a ayudar Violet, y no me interesa lo que la gente crea, o diga. ¿Qué piensas hacer con tu vida? Ahora que tu madre se fue ¿qué supones que pasará? - le cuestioné
-Pues sinceramente no lo sé, tengo que empezar a pensar porque siento que me voy a volver loca- me dijo con sus ojos aguados
-No te vas a volver loca, lo que necesitas es control. AUTOCONTROL. El día que aprendas a controlar tu mente, ese día habrás ganado- le contesté
- Usted lo dice muy fácil, pero ¿cómo se supone que voy a continuar sin mi madre? ¿Como supero este dolor? - me preguntó
-Vas a superarlo aprovechando que ella no está para que finalmente tengas la paz que necesitas. Discúlpame que te lo diga así, pero como tu psicólogo yo tengo que hablarte claro, tú madre no te apoyaba en esto y vivía golpeándote la herida todos los días en vez de ayudarte a sanarla. Si tu no pones de tu parte no vale la pena que yo esté aquí contigo y quiera ayudarte, porque la decisión es tuya- le hablé mirándola a los ojos.
Me levanté de la cama y le di la espalda frente a su ventana Adentré mis manos en mis bolsillos y suspiré profundo.
- ¿Por dónde vamos a comenzar, señor Alejandro? - la escuché preguntarme después de unos largos segundos.
-Porque me llames por mi nombre, sin el señor. Tutéame- le dije dándome vuelta y mirándola a la cara.
La miré asentir
-Empezaremos trabajando absolutamente todo, pero primero lo que quieres para tu vida. Iremos paso a paso, tranquila- le dije mirando su cara de preocupada aún.
Yo sé que me iba a tener que acostumbrar a que ella no estuviera del todo bien, porque sea como sea Beck es su madre y sé que la extraña y que su corazón duele porque se siente abandonada, pero yo solo puedo decir que no era correcto que se estuviera quedando a su lado.
Así nunca avanzaría.
Algo que muchas veces los padres no saben es el daño que le pueden hacer a un hijo, cuando con ciertas actitudes impiden su crecimiento o su desenvolvimiento. Beck estaba cada día más hundiendo a Violet, presionándola con una culpa de la cual intenta levantarse.
-Ahora? - me preguntó
-No, ya comenzaremos el viernes, como tu cita acordada. Creo que hoy no quieres consultarte y entiendo que te sientas muy mal, es lo más lógico- le dije mirando la manera en que me observaba.
Disfrutaba mucho que sus ojos me correspondieran, me encantaba saber que podía captar su atención de una manera u otra.
-Como logró entrar? - me preguntó de repente.
Sonreí a medias.
-Como un ladrón. La puerta de su garaje está abierta, por ahí me colé por el patio y te vi dormir por la ventana trasera. Casi me vuelvo loco- le comenté volviendo a pensar en aquel momento.
-Que pensó? - me preguntó
-Que te habías lesionado- le contesté
Ella negó con la cabeza.
-No es el fin del mundo- emitió
-Dame unos cinco por esa frase tan alentadora que acabas de decir- le dije mirándola sonreír a medias y mirarme como si tuviera problemas mentales. Sin embargo, me chocó los cinco.
-No cree que eso fue muy infantil? - me preguntó mientras sonriendo me miraba a la cara.
-Si supieras lo preciosa que te ves con esa sonrisita en la cara. No volvieras a llorar nunca más en tu vida- le dije volviendo acercarme a ella mientras me sentaba nuevamente en el borde de la cama a su lado.
Creo que mi carrera me había hecho muy atrevido o simplemente toda la verdad es que, ella me ponía así.
Avergonzada agachó su cabeza.
-Si actuáramos siempre como niños, la vida no doliera para nada. Así que por eso no creo que sea infantil chocar los cinco, y menos con aquella sonrisa que te acabo de sacar- le dije mirándola elevar su mirada.
-Tienes mucha razón- me dijo mientras asentía.
Pude observar detenidamente cada uno de sus rasgos. La verdad era muy bonita, aquel pelo castaño casi rubio que estaba despeinado y aún no le impedía seguir viéndose hermosa le quedaba muy bien con aquellos ojos azules que harían volver loco a cualquier persona.
#16056 en Novela romántica
#2149 en Novela contemporánea
superacin decepcion abusos, superacion femenina, amor psicologia aprendizaje
Editado: 09.10.2022