Narra Violet
Fuera llovía terrible, como si quisiera caerse el cielo.
-Que estas estudiando linda? - escuché a Ana preguntarme.
Habíamos terminado de cenar, devorado el postre que por cierto estaba deliciosa la tarta de fresas, que aquellas eran de sus mismas parcelas y nos habíamos sentado a conversar en la linda sala de la casa.
-Estaba estudiando agropecuaria, pero justo esta mañana he decidido cambiarme a la carrera de Agronomía - le respondí
Alejandro me miró sorprendido.
-Pero que bueno! Tendremos una más en la familia con los mismos saberes que nosotros. Luego que entonces estos dos viejos mueran todo esto será de Alejandro, las tierras, la hacienda, los ganados, y tú podrás ayudarlo a la perfección - me dijo muy contenta.
-Mamá, no se van a morir dentro de largos años- le dijo Alejandro mientras la miraba fijamente.
-Ya estamos muy oxidados. Me alegra saber que ambos pueden ser un gran equipo, a pesar de que siempre es la mujer quien lleva al hombre - escuchamos a José hablar.
-No, entre nosotros las cosas suelen ser diferente don José, su hijo es quien me lleva a mí y déjeme decirle que lo hace de una manera espectacular- le contesté observando a Alejandro mirarme tiernamente mientras negaba con su cabeza no queriendo aceptar la verdad.
-No le hagan caso, tú también te llevas tus méritos- me dijo tratando de tapar lo que hacía, que verdaderamente se merecía ser reconocido.
-No es cierto. Quiero felicitarlos a los dos, porque fueron buenos padres y supieron criar un buen hombre. Uno que es muy diferente a todos ahora mismo. Alejandro es un caballero capaz de robarle el aliento a cualquier chica con su forma de ser. Es humilde, bondadoso y muy valiente, por lo que debería aceptar que es mucho con demasiado- le hablé a sus padres y luego lo miré a él quien me sonrió de manera preciosa mientras lo podía notar algo enrojecido.
¡Si! ¡Los hombres también se sonrojan!
Yo no era del tipo de mujer a quien le gustaban los hombres secos ni tampoco a medias. Me gustan esos que demostraban sus sentimientos y se abrían ampliamente a la persona con la que querían encajar.
No me gustaban esos autoritarios, que pensaban que el mundo era de ellos. A mí me gustaban como el, que le permitiera a la mujer escoger, que le mostrara siempre sus sentimientos y que el amor y el romance no sean una tontería para él.
-Nos sentimos muy orgullosos de Alejandro porque es un excelente hombre que siempre ha sabido escoger el buen camino. Su corazón es gigante, no busca problemas, odia las mentiras, le gusta ayudar, es muy cariñoso, inteligente, tranquilo... es el hombre de ensueño - habló su madre mirándolo con una gran sonrisa.
-Sobre todo es trabajador, un luchador incansable. Vale demasiado- me dijo su padre.
-Lo sé - le dije mirando aquel rostro que se había vuelto mi favorito de un tiempo hacia acá.
-Ya basta familia... me hacen sentir incómodo- lo escuchamos decir
-Deja de ser tan tonto. Cuéntenos como se conocieron - nos dijo la señora Ana.
Alejandro me miró.
-Ella fue a buscar empleo allá a la clínica. Hoy en día es mi secretaria- le contestó Alejandro directamente sin dar muchas explicaciones.
Al parecer esta gente no saben nada de lo que pasó, ya que me han tratado muy bien, han sido muy simpáticos conmigo y me han acogido como si yo fuera de la familia hace mucho.
Y eso era lo mejor, que no supieran nada, yo no quería que el buen momento se viera interrumpido por un tema tan incómodo como lo es el error que cometí en mi pasado. Alejandro me conocía tanto que cambió la historia muy rápido.
-Pero que emocionante! Creo que eso le favorece a ambos, se ven a diario - emitió Ana.
Asentí ofreciéndole una linda sonrisa.
- ¿Como va la clínica, Alejandro? - le preguntó José a su hijo.
-Toda marcha en orden, papá - le contestó sin dar detalles.
Claro que nada iba en orden, si esta gente se entera que él estaba a punto de despedir a Patrick por divulgación de información personal entre paciente y Dr. entonces las cosas se pusieran muy incómodas aquí, y más que de por medio, estaba yo en todo esto.
- Me alegro bastante. Lo mejor de tener un hijo como tú es que todo lo que llega a tus manos, lo conduces al éxito. Moriré en paz sabiendo que tú seguirás con todos los negocios a la perfección- le habló su padre.
Que mirándolo bien no se parecía en nada a Alejandro. Él era moreno, no tan alto, sin un solo cabello en su cabeza, de nariz ancha, ojos marrones claros y de labios gruesos. Mientras que el Dr. es muy alto, de tez blanca, cabello negro acostado, ojos muy oscuros casi negros, nariz respingada y labios finos. Todo lo contrario.
Tampoco se parecía en nada a su madre. Que extraño, ¿no?
-Papá ya deja de hablar de cuando partas de este mundo, eso no será por ahora - le dijo Alejandro entrelazando nuestras manos.
Miré hacia los alrededores. Había retratos colgados en las paredes de ellos tres muy tierno, también había otra foto de él con algunos quince años, sembrando en la tierra.
Fuera retumbó un gran trueno que me hizo espantar de manera horrorosa de mis propios pensamientos. Alejandro al notar el estremecimiento de mi cuerpo me envolvió en un cálido abrazo al estar sentado junto a mi.
-Creo que no podrás conducir como está el clima, no se ve nada cuando llueve de esta forma - escuché a José decirle a su hijo.
-Violet y yo tenemos que trabajar mañana viernes, no tenemos de otra y tengo que llevarla a su casa - le contestó
#16075 en Novela romántica
#2151 en Novela contemporánea
superacin decepcion abusos, superacion femenina, amor psicologia aprendizaje
Editado: 09.10.2022