8 de Marzo de 2019. 4 horas para el comienzo del juego. Las Vegas.
Johanna abrió los ojos con lentitud, la muchacha descubrió horrorizada, que se había quedado dormida apoyada sobre el hombro de Mike, quién la miraba con cierta picardía en el rostro.
─ ¿Ya estás despierta? ─ Preguntó Mike con una sonrisa de dientes blanquecinos.
Joe miró enojada al muchacho, tan solo había una persona en aquel coche que la sacaba más de quicio que el propio Chris, y ese era Mike; aunque debía reconocer, que aquel joven era verdaderamente atractivo, pues sus rasgos de procedencia africana destacaban por su sutil belleza y perfección.
─ ¿Dónde estamos? ─ Preguntó Joe incorporándose sobre su asiento.
─ Compruébalo tú misma ─ dijo Aghy mientras indicaba con el dedo un gran cartel que coronaba la carretera.
Johanna dirigió su vista hacia el inmenso anuncio que señalizaba la entrada a una ciudad; “Las Vegas, Nevada”, pudo leer asombrada.
─ ¡Vamos a Las Vegas! ─ Gritó Joe emocionada.
Todos los allí presentes, comenzaron a vitorear, a gritar y a reír como locos, emocionados, por la inminente noche de juerga y diversión que se les venía encima.
Ya comenzaba a anochecer, cuando los cuatro amigos llegaron al corazón de Las Vegas, aquel lugar, repleto de casinos y de gente dispuestas a gastarse hasta el último dólar de sus carteras, resplandecía tintineante bajo la multitud de luces de colores que decoraban los grandiosos edificios de la ciudad.
No tardaron en llegar al Luxor Hotel, aquel gigantesco edificio de temática egipcia, había sido la elección de Agatha para que los jóvenes pudieran pasar el fin de semana en Las Vegas.
─ Aghy, ¿Te has dado cuenta, de que no he traído equipaje? ─ preguntó Joe un poco sobrecogida por la situación.
─ No te preocupes por eso, antes de recogerte de la universidad, Chris y yo, fuimos a tu casa para hacerte la maleta, tu madre nos ayudó.
Johanna asintió conforme mientras se bajaba de la furgoneta del novio de su amiga y observaba como los botones, que iban vestidos como egipcios, sacaban sus maletas del maletero y las colocaban sobre un carro maletero.
Luego los cuatro jóvenes entraron en la grandiosa pirámide de cristal, no sin antes mirar con cierto asombro la colosal esfinge que daba la bienvenida a los futuros huéspedes del Hotel egipcio.
─ Hola, tenemos una reserva al nombre de Agatha Macqueen ─ le dijo Aghy a la recepcionista del hotel.
─ Déjeme comprobarlo señorita Macqueen ─ informó la recepcionista mientras tecleaba en el ordenador. ─ Si, aquí está ¿dos habitaciones con camas de matrimonio?
─ ¿Qué! ─ exclamó Joe temiéndose acabar durmiendo con Mike.
Agatha miró a Chris con el rabillo del ojo y poniendo cara de preocupación comentó esperanzada ─ Habrá sido un error, no te preocupes Joe, seguro que se puede solucionar.─ Aghy contempló a la recepcionista nerviosa ─ ¿Verdad?
─ Pues lo cierto es que no nos quedan más habitaciones libres.
La recepcionista se mostraba preocupada, casi asustada, Joe pensó que quizás fuera nueva en aquel trabajo y que por tanto temiera ser despedida por no poder complacer a los huéspedes del Luxor Hotel, así que decidió dejar pasar aquel fallo administrativo por alto y no preocuparse más por la situación.
─ Está bien, no se preocupe, dos habitaciones con cama de matrimonio ─ repitió las anteriores palabras de la recepcionista y luego señaló las llaves que sostenía entre sus temblorosas manos. ─ ¿Son esas las llaves de nuestras habitaciones?
─ Por su puesto señorita, aquí las tiene, los botones llevaran sus equipajes a los dormitorios ─ la recepcionista calló mientras pensaba en si se le olvidaba algo que decirle a los huéspedes ─ ¡A sí! Que pasen buena estancia ─ les deseó finalmente.
Los cuatro amigos se encaminaron hacia el ascensor en silencio, entonces Aghy sujetó a su mejor amiga por el brazo.
─ Que cambio de actitud, ya decía yo que el ambiente de Las Vegas serenaría ese carácter regio que tienes hacia Mike.
Joe rió con exageración y de forma irónica ─ tú duermes conmigo guapa. ─Ante las palabras de su mejor amiga, Aghy puso un mohín demasiado infantil para su edad y luego escrutó a su novio con cara de pena.
─ Que mala eres Joe ─ le espetó a su amiga con una mirada menos seria de lo que pretendía.
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Editado: 28.04.2019