Scape Room

Capítulo 6

 

Abril de 2016. Phoenix. Arizona

 

El paciente abrió los ojos con lentitud, un techo blanco se presentó ante su mirada soñolienta; el pitido intermitente del monitor médico, resonaba en sus oídos, mientras, marcaba acompasado, su lento ritmo cardiaco. Intentó sin mucho éxito, levantar un brazo, para retirarse la mascarilla de oxígeno que le impedía hablar, su cuerpo no reaccionaba, era, como si aún siguiese dormido; el pánico comenzó a apoderarse de su mente y por fin una parte de su cuerpo respondió ante un estímulo, su corazón comenzó a latir desmesurado a causa del terror que sentía por estar paralizado.

─ ¡Doctor, doctor! ─ gritó una mujer a su lado. ─ El paciente ha despertado, es un milagro.

El sonido sordo de unos potentes pasos irrumpieron en la estancia, el paciente intentaba ver que estaba pasando, pero tan solo sus ojos se movían de un lado a otro respondiendo a sus órdenes. Unas manos, suaves pero fuertes, le abrieron aún más los ojos, para alumbrar, de forma cegadora a sus pupilas, con una pequeña linterna médica.

─ Es increíble, responde ante la luz ─ señaló aquel hombre que debería ser el médico. ─ ¿Hola, me oye? ─ le preguntó al enfermo.

Unas pesadas lágrimas brotaron de sus ojos castaños, intentó decir algo, pero su garganta no respondía. El médico le quitó la máscara de oxígeno y luego pulsando un botón incorporó al paciente sobre la cama.

─ Tome, intente beber agua ─ le ofreció la enfermera que lo había visto despertarse.

El paciente intentó tragar el agua que aquella amable mujer le ofrecía con una sonrisa, tras varios intentos fallidos, por fin su cerebro recordó cómo debía beber y tras aclararse la garganta logró farfullar algunas palabras.

─ ¿Dónde estoy, que me ha pasado?

─ Se encuentra en el Central Paseo Medical de Phoenix, Arizona ─ le confirmó el médico. ─ En el ala de pacientes comatosos ─ añadió.

─ ¿Comatosos? ─ repitió el paciente sin entender.

─ Si, lleva en coma casi un año ─ le explicó la enfermera.

─ Eso no es posible ─ negó el paciente cada vez más nervioso.

─ Llegó al hospital el 12 de Julio de 2015, con una sobredosis de drogas ─ le reveló el médico con paciencia.

─ Si, recuerdo ese día ─ rememoró el paciente.

─ Pudimos salvarle la vida por poco, pero las sustancias que se había inyectado estaban manipuladas, eso le causó un coma irreversible ─ el médico calló pensativo. ─ Bueno, o al menos eso era lo que creíamos hasta hoy.

─ Ósea, ¿que he estado en coma casi un año por que un par de imbéciles me tangaron con la droga?

─ Sí, es una forma de verlo ─ finalizó el médico.

 

El paciente pasó un par de meses en rehabilitación; todo aquel tiempo que había permanecido inmóvil en la cama le había pasado factura de forma física y mental. Su cuerpo antaño robusto y musculoso, ahora era débil y raquítico, no solo con eso, también, había tenido que reaprender a hacer cosas cotidianas, como caminar, ir al servicio, o comer y beber por sí mismo. Pero la verdadera sorpresa vino cuando llegó el día de volver a casa, la factura médica, se extendía a más, de lo que aquel paciente, pudiera ganara, a lo largo de toda su vida, y sin seguro médico, que lo cubriera, aquel desgraciado hombre, estaba endeudado hasta las cejas y sin trabajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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