Scape Room

Capítulo 7

 

8 de Marzo de 2019. 2 horas y 30 minutos para el comienzo del juego. Las Vegas.

 

 

Johanna se sentó sobre la gran cama de matrimonio con el pelo y el cuerpo reliados en un par de toallas de baño.

─ Sienta bien ¿eh? ─ le preguntó Aghy mientras se cepillaba su mojada corta melena negra.

─ Una buena ducha era justo lo que necesitaba ─ afirmó Joe con una resplandeciente sonrisa.

Tras secarse del todo y untase un poco de crema hidratante por todo el cuerpo, Johanna tomó el relevo de su amiga con el cepillo.

─ ¿Qué vas a ponerte para esta noche? ─ le preguntó a Aghy mientras luchaba contra los nudos y enredos de su pelo castaño.

─ Dirás, ¿Qué vamos a ponernos? ─ la corrigió. ─ Toma ─ su amiga le ofreció un pequeño paquete envuelto en un papel de regalo rosa fucsia muy hortera. ─ Vamos, ábrelo ─ la apremió emocionada.

  1. las órdenes de su mejor amiga, Johanna abrió su regalo con temor, pues a Aghy, no se le daba especialmente bien hacer regalos; siempre, y por cada uno de sus cumpleaños, desde que eran pequeñas, la chica le regalaba un cuadro o algún objeto elaborados por ella misma de forma artesanal, y aunque Joe agradecía aquel gesto y al final, acababa por sentir apego por aquellas peculiares obras de arte que le hacia su mejor amiga, lo cierto era, que Joe, no compartía aquel gusto surrealista que poseía Agatha, y aunque no dudaba ni por un segundo, que aquella chica resuelta y despampánate pudiera llegar a ser la próxima Dalí de su época, Joe hubiera preferido en numerosas ocasiones, que Aghy le hubiese regalado algo útil por alguno de sus cumpleaños.

Joe, al descubrir el contenido de aquel paquete soltó una exclamación de asombro ─ Es precioso Aghy. ─ Le dijo a su amiga mientras la abrazaba.

─ ¿A que esperas?, pruébatelo ─ la incitó.

Muerta de impaciencia por verse puesto aquel precioso vestido, que le había regalado su amiga, Joe se colocó ante un espejo de cuerpo entero para ver cómo le quedaba aquella prenda.

─ ¡Te queda genial! ─ chilló Agatha de forma infantil.

Joe observó su reflejo emocionada, era el vestido más bonito que había visto nunca, de color dorado, aquella delicada prenda se ajustaba a su cuerpo como si fuese su propia piel, las lentejuelas del escote brillaban bajo los reflejos de las luces de las lámparas que iluminaban la habitación, y las magas de tela trasparente se mecían ondulantes bajo los sutiles movimientos de la joven.

─ Aghy, ¡me encanta!

─ Y aún falta lo mejor, ¿Preparada? ─ Agatha se giró para sacar algo más de su maleta. ─ ¡Vamos a juego! ─ Vociferó mientras le mostraba a Joe un vestido muy similar al suyo pero de color plateado.

El semblante de Joe cambió drásticamente de alegre a serio ─ que bien. ─ dijo de forma irónica.

─ Y además ─ volvió a sacar algo de su maleta. ─ ¡Vamos de egipcias! ─ Agatha le ofreció a Joe una peluca de color negro peinada y con el flequillo típico de las antiguas egipcias.

─ ¿No podías dejarme destacar por una vez? ¿Ni en mi cumpleaños? ─ Estalló Joe.

─ ¿Qué estas insinuando?

─ Vamos Aghy, lo sabes perfectamente, siempre tienes que ser el centro de atención.

─ ¡Eso no es cierto! ─ La contradijo Agatha.

─ Desde que somos pequeñas siempre ha sido así ─ Joe hizo una pausa ─ asúmelo. ─ añadió finalmente.

─ Si siempre intento llamar la atención, es porque a tu lado siempre me he sentido pequeña ─ confesó Aghy al borde del llanto.

─ No te hagas la victima ahora, tu vida es perfecta.

─ No es cierto ─ le objetó a Joe.

─ Déjame comparar ─ Johanna alzó una mano y comenzó a enumerar con los dedos ─ tienes el novio perfecto, la carrera perfecta, la familia perfecta, en definitiva una vida y un futuro brillantes, sin embargo yo, estoy sola, mis padres se odian, y estudió una carrera que no me gusta, se me olvida algo, ¡a sí!, el día de mi cumpleaños mi doña perfecta amiga, que por cierto, es más guapa y más delgada que yo, tiene la flamante idea de vestirnos a juego para que la gente pueda ver lo despampanante que es ella y lo vulgar que soy yo ─ finalizó iracunda.

Varias lágrimas fugaces surcaron las mejillas de Agatha ─ lo siento, no era mi intención que nos vistiéramos a juego para que yo pudiera destacar ─ hizo una pausa para sorberse la nariz de una forma muy poco femenina. ─ Pensé que sería divertido, tu verdadero regalo es un cuadro que te iba a dar en los Ángeles ─ calló pensativa ─ Joe, llevo mucho tiempo preparando esta sorpresa para ti, justo para demostrar, no solo lo especial que eres como persona, sino también lo importante que eres para mí como amiga.




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