Scars of Love

II. Compañeras y amigas

Cuando abro la puerta, algo sale por abajo y corre entre mis pies. Inmediatamente, doy un brinco hacia atrás sorprendida. 

—¡Ten cuidado con él! —escucho el grito desesperado de alguien que viene del cuarto, no pasa mucho que sale una chica corriendo por el pasillo persiguiendo al pequeño animal; alcanzo a ver como su cabello negro con mechas rubias desaparece cuando da vuelta por el pasillo.

Dudo un momento en sí debería esperarla o no; decido que sería mejor ir metiendo mis maletas a la habitación mientras vuelve. 

Al entrar noto que la chica ya se había estado instalando; había elegido la cama del lado izquierdo y había comenzado a acomodar sus cosas de ese lado. Camino al lado derecho que estaba casi vacío a excepción de los muebles obligados a estar como la cama de doble piso con cajones debajo, un pequeño buró, y un escritorio con silla junto con un estante de dos pisos. Distingo otra puerta al fondo, me acerco para observar de reojo y noto que es un armario con espejo; mirando hacia el lado de mi compañera distingo que también tiene uno similar. Dejo las maletas en la cama cuando escucho cómo la puerta se vuelve a abrir y entra la chica que había salido momentos antes.

—Discúlpalo. Usualmente se porta bien —explica sin voltear a verme caminando hacia el escritorio del lado izquierdo donde había una pequeña jaula, me acerco viendo cómo ingresa al hámster dentro. 

—Tú debes ser mi compañera de cuarto —su atención se dirige a mí ahora, dejo de mirar al hamster para voltear a verla—. Soy Kally Beaumont. Es un placer conocerte —se presenta extendiendo su mano dándome una sonrisa.

Tomo su mano devolviéndole la sonrisa— Un placer Kally. Soy Ariel Marino —respondo igual de entusiasmada que ella.

—¿Ariel? ¿Cómo la sirenita? —pregunta algo emocionada e inmediatamente hago una mueca; no era la primera persona que me preguntaba eso y tenía la certeza de que no sería la última. Ella parece darse cuenta de mi expresión y rápidamente se disculpa. —Perdona, no quería incomodarte. Es solo que, incluso tu cabello es rojo —dice con duda en su voz.

—Descuida, estoy acostumbrada —digo restándole importancia, a lo que ella vuelve a su alegría original.

—¿Nunca has pensado en pintarte el cabello? —pregunta acercándose a mí y tomando un mechón. —Tal vez así dejarían de decírtelo —sugiere alegremente.

—Lo he pensado, pero me gusta mucho mi cabello —tomo un pequeño mechón y lo enrollo en mi dedo, me agradaba como lucía mi cabello a pesar de todo.

—Okay —parece que da un pequeño brinco antes de volver a su maleta y seguir acomodando.

—¿Llevas mucho tiempo aquí? —me acerco a mi cama y tomo asiento volteando a verla, tendría tiempo después para ordenar mis cosas.

—No, llegué hace poco rato, pero quise instalarme en cuanto llegué —explica y luego voltea a verme. —¿Te molesta que lo tenga aquí conmigo por unos minutos? —pregunta apuntando a la jaula del hámster. —Es solo que mi hermano menor no quería que lo extrañara y lo dejo, pero como no se permiten mascotas, mis padres ya vienen de regreso por él —explica apresurada queriendo convencerme de que no me moleste.

—Está bien, no tengo ningún problema en que se quede aquí por un momento —subo mis piernas abrazándolas para recargar mi cabeza en ellas. No me molestaba si se quedaba mientras no nos metiera en problemas.

—¡Gracias! —grita contenta. —Eres la mejor compañera —menciona recargándose en mi cama. 

En eso su rostro se ilumina como si recordara algo. —Espera aquí —ordena caminando a su maleta sacando un pequeño bolso. —¡Ya vengo! —grita mientras sale por la puerta.

Observo como sale para después volver a acomodarme viendo el cuarto; había imaginado que serían un poco más grandes pero parecían ser de un buen tamaño considerando que en teoría no estaríamos tanto tiempo dentro.

Me acerco a una de mis maletas sacando el celular de la bolsa delantera. Mis papás habían sugerido que lo trajera conmigo todo el tiempo, pero mis bolsos venían en las maletas y no tenía dónde ponerlo más que en mi mano y esa no era una opción considerando las maletas.

Reviso el registro de llamadas esperando no tener ninguna llamada perdida de mis padres. Les había marcado minutos antes desde el aeropuerto pero no dudaba que volverían a marcar en cualquier momento.

Escribo un mensaje diciéndoles que ya estaba en la universidad y en mi dormitorio. En cuanto lo envío, Kally entra por la puerta con dos helados en la mano.

Quiero preguntar cómo los consiguió pero no me da tiempo porque ella ya me está entregando uno de ellos dejándome confundida.

—Ten, es para tí, lo compré en la cafetería abajo —dice extendiéndolo más. Lo sujeto entre mis manos algo confundida. 

—No sabía que vendieran helado —comento dándole una lamida al helado distinguiendo el sabor a vainilla.

—Es algo un poco nuevo, pero están ricos —menciona comiendo del suyo. 

Se acerca a mi cama y se sienta a mi lado mientras las dos comemos de nuestros helados.

—¿Vas a ir al recorrido del campus? —pregunta dirigiendo su mirada a mí.

—¿Recorrido del campus? —pregunto confundida. No recordaba que alguien mencionara algo similar.




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