Revuelvo mi bolsa en busca de mi celular sacando todo y dejándolo en la cama, pero era obvio que no estaba ahí.
—¿Kally, no viste dónde quedó mi celular? —preguntó volteando a verla.
—No, pero creo que te falta revisar el armario —comenta sin despegar su mirada del espejo mientras se maquillaba.
Muerdo mi labio pensativa, dudaba que se hubiera quedado ahí aunque no perdía nada en revisar. Abro el armario revisando todos los cajones y muebles sin tener suerte.
—No está aquí —murmuro alejándome de él tumbandome en la cama.
Normalmente, no estaría preocupada, pero tenía que avisarles a mis padres que estaría fuera esta noche para que no se preocuparan si no llegaba a responder.
—¿Qué cosa? ¿Tu celular? —preguntó Kally dejando de verse en el espejo para voltear a mirarme—. Yo lo tengo.
Me levanto rápidamente sorprendida porque no recordaba habérselo dado.
—¿Por qué lo tienes? —preguntó intentando forzar mi mente a recordar en qué momento se lo dí.
—Porque… —comienza a decir levantándose y haciéndome una seña para que me siente frente al espejo—, solo te lo daré si me dejas maquillarte.
Hago una mueca mostrando mi inconformidad a volver a dejar que me maquillara. No me importaba si me veía mejor con maquillaje, seguía acostumbrada a mantenerme natural y había hecho una promesa con ello, una promesa que ya había roto y no quería romper más.
—Kally, por favor, no quiero que mis padres se preocupen —replico levantándome intentando quitarle mi teléfono sin tener suerte. Ella lo levantó lo más alto que pudo con una mano mientras que con otra me señalaba la silla enfrente del tocador.
—Kally, no quiero maquillarme —me quejo cruzándome de brazos.
—Prometo hacer algo natural, justo igual que la última vez —insiste poniendo sus manos juntas rogándome.
—¿Por qué quieres maquillarme? —preguntó sonando algo irritada.
—Porque quiero practicar mi maquillaje, porque considero que te ves muy bonita con él y porqué eres mi amiga y quiero hacer algo por tí.
Muerdo mi labio escuchando su respuesta; sabía que tenía razón pero no quería dejar que me maquillara otra vez. No por cómo lo hacía, si no por el hecho de hacerlo.
Iba a negarme nuevamente cuando mi celular empieza a sonar. Me acerco a ella con la esperanza de que me lo devuelva pero, en cambio, se aleja más de mi y responde la llamada.
—Buenas noches, habla la compañera de Ariel —dice al teléfono entre risas viéndome; entonces su rostro cambia un poco tornándose ligeramente más serio—. Una disculpa señora Marino. ¿Quiere que la comunique con Ariel?
Por lo que acababa de decir, rápidamente entendí que quien me había marcado era mi mamá.
Kally rápidamente me pasa el teléfono susurrándome que era mi madre, como ya había supuesto.
—Hola mamá —respondo tomando asiento esperando que no haya tomado mal que Kally respondiera mi teléfono.
—Hola Ariel —responde sonando un poco agotada; la podía imaginar del otro lado del teléfono sentada en nuestro colchón y sonriendo—. ¿Cómo has estado? ¿Cómo han sido las clases? Casi no nos has contado nada —lo último lo añade soltando una pequeña risa a forma de broma.
—Bien, todo ha estado de maravilla. Las clases son bastante buenas y me siento confiada en que me irá bien —digo alegremente sabiendo que le haría bien oír eso.
—Me alegra mucho saber que te está gustando —responde contenta—. Cuenta algo más. Haz hecho amigos, ido a visitar lugares, algún chico especial…
Ruedo los ojos divertida porque mi madre me preguntará todas esas cosas.
—Bueno, tengo varios amigos. Algunos los conocí en mis clases, otros por el campus y mi compañera de cuarto. Los únicos lugares que he visitado son dentro de la escuela. Y no hay ningún chico especial.
Ella murmura algo inaudible y después pareciera que se da cuenta de algo.
—¿Tu compañera de cuarto es la chica que respondió hace unos minutos? —pregunta con un tono preocupado—. ¿Es buena? ¿Se llevan bien?
Ahogó una risa imaginando que estaría pensando mi madre.
—Sí, es muy buena. Bastante agradable y una muy buena amiga —respondo mordiendo mi labio mirando a Kally, quien estaba confundida al no saber de qué hablaba.
—Me alegra mucho, mi niña —alcanzo a percibir un pequeño tono de melancolía—. Bueno, solo marcaba para ver cómo estabas; en un rato vamos a llevar a Dylan al médico así que no podré marcarte más tarde —explica apresuradamente, sintiéndose responsable por no hablar más conmigo.
—Descuida, yo entiendo —respondo asintiendo a pesar de que sé que no puede verme—. De hecho, planeaba salir hoy. Una amiga mía quiere entrar al equipo de animadoras y hoy son las pruebas —explico rápidamente evitando que piense que voy a cualquier otro lado que no sea la escuela.
—¡Eso suena fantástico! —exclama sonando contenta—. Espero que te la pases muy bien hija.
—Gracias mamá —respondo nostálgicamente—. También voy a intentar entrar a la compañía de ballet de la universidad —añado en voz baja esperando su respuesta.
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Editado: 19.08.2021