Secreto Volk

3. Red

―No podía, era más fuerte que yo ¿¡Por qué crees que volví sino?! ―le grité devuelta


 

No pude más conmigo y me largué a llorar, y por lo que pude ver, Gigi se acercó corriendo a mí, pero obvio, Red la detuvo y la alejo de mí.


 

Lo siguiente que supe, fue que Red, me tomo del brazo, muy bruscamente y luego me llevo con él fuera de la sala de comida.


 

Caminamos por alrededor de unos 10 minutos y en todo el camino mis lagrimas no cesaron, y la culpabilidad que sentía. Cuando por fin llegamos nos quedamos frente a una puerta doble, y por lo que yo notaba estaba hecha a mano, y era de roble.


 

Red, dio seis golpecitos cortos en la puerta y una pequeña ventanilla se abrió, enseñando a una mujer cerca de sus cincuenta, según lo que aparentaban sus ojos.


 

―Miriam, soy yo, Red.


 

―Clave ―le dijo la señora.


 

Red se acercó aún más a la ventanilla y susurro algo en su oído, lo que supuse, era la 'clave secreta'. Luego de eso, la anciana, o Miriam como la llamó Red, abrió la puerta dejándonos pasar.


 

Al entrar puede ver una gran pieza llena de objetos de lucha como; dos punching-balls, una pared para escalar, unos palos de metal, y muchas otras cosas, lo cual, a simple vista parecía aterrador. Al llegar a una esquina de esta entramos a una pieza aún más pequeña, con una cama doble y una puerta, que se encontraba abierta, y dirija al baño.


 

―Bueno, bienvenida a tu nuevo hogar, acá entrenaras, dormirás y eso. Ya que de eso constara tu vida de ahora en adelante ― extendió sus brazos mostrándome la pieza.


 

―¡Cual es tu problema, no pienso quedarme acá! ― le reclame.


 

―Que lastima, pero te tengo malas noticias, soy el Jefe y tú me obedeces a mí, así que se sugiero que te pongas cómoda. Mas tarde mandare a alguien que traiga tus cosas ―me dijo antes de tomarme del brazo y arrojarme a la cama.


 

Luego se dirigió a la salida y lo escuche cuchichear algo con Miriam, pero como estaban más o menos lejos, y hablaban bajo, solo logre entender algo como.


 

―No te hace bien esto ―por parte de Miriam.


 

Seguido de un.


 

―Yo sé lo que hago, ahora procura que no se valla. ―él amargado y gruñón era Red.


 

Escuche como Red, se iba cerrando de un portazo la puerta.


 

Si pensaban que me iba a quedar acá estaba muy equivocado. No pensaba pasar ni un minuto más de mi vida en esta habitación, así que me dirigí hacia donde estaba Miriam y traté de abrir la puerta, pero no pude, ya que ella me lo impedía.


 

―Vamos señorita, solo quiero cuidarla ―me dijo mirándome a los ojos.


 

―Entonces ayúdeme a ir a mi cuarto. Este no es mi habitación y voy a estar más segur a en mi habitación que aquí. ―le respondí


 

―Eso, es precisamente lo que la va a salvar, así que, por favor, le ruego vaya a su cama y descanse un poco, luego Red le va a explicar todo.


 

―No quiero descansar, quiero volver a mi cuarto, con mis amigos, donde debería estar


 

―No sea testaruda, y por lo menos siéntese, pero de acá usted no se va a ir ―me reprocho.


 

―En algún momento, Miriam, vas a tener que ir a dormir, y hay me escapare.


 

―En eso está equivocada señorita, porque yo no duermo, porque yo soy 'La anciana'.


 

La anciana, era una leyenda muy conocida entre los Volks, era sobre una muchacha que a la edad de 19 se vio enfrentada sola a un grupo de Groms, y logro vencerlos, pero ellos de igual manera le pusieron una maldición, que era, que viviría, cada segundo de su vida despierta, sin poder dormir, pero lograría caer en el sueño eterno, solo cuando la profecía de la princesa se cumpliera.


 

Pero todo el mundo sabía que esa profecía había sido creada a propósito para la maldición, porque no existía tal cosa como un princesa Volk, eso era ridículamente imposible. Además, la leyenda de la anciana era solo eso, una leyenda, por lo cual era imposible, que Miriam fuera la anciana.


 

―Pero si 'La anciana' es solo una leyenda Volk ―le dije entre risas―. Es imposible que usted sea La anciana".


 

―Bueno querida, eso es mentira, porque te puedo asegurar que esa soy yo, y por eso Red, me puso a cargo de la seguridad de esta habitación, porque así la podría tener controlada siempre.


 

Me senté en el suelo, cerca de Miriam, porque la conversación se ponía cada vez más interesante y quería saber más sobre ella y Red.


 

―Pero ¿Qué haces a la hora de comer? ―le pregunte.


 

―Red me trae la comida.


 

―¿No se siente encerrada y solitaria estando aquí sin compañía siempre?


 

―Pues claro que no, yo me ofrecí voluntariamente a cuidar esta pieza, para cuando llegara la futura princesa, así podría cuidar de ella, además esta es la pieza de Red


 

―¡¡Quiere decir que acá, en esa cama de allá duerme el!!


 

―Pues claro que si ¿Dónde más sino?


 

―Y si quieren que me quede aquí. ¿Dónde pretende que duerma?


 

―Pues con él, claro, donde más.


 

Que rayos le pasa a la gente, antes de que mi padre fuera acecinado, jamás en mi vida había escuchado hablar de un tal Red, pero ahora no puedo mantener una conversación con alguien sin que su nombre sea mencionado, y aparte de eso ¿Quieren que comparta una cama con él?


 

Eso si que no. ¡Jamás! Antes muerta que eso.


 

―Lo siento, pero si es así, yo prefiero ir a mi cuarto ―insistí.


 




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