La segunda clase del día pasa rápido, cuando entro veo al final del salón a Adrián rodeado de chicas y chicos, como siempre el señor popular ya gano su lugar aquí.
Me siento en la primera fila y tomo apuntes de todo lo que dice el profesor, pienso que Química sin duda será una de mis clases favoritas, hasta qué don sabelotodo habla.
‒ Hola, soy Adrián Campos. Y me gustaría decir que lo que está diciendo profesor está mal.
‒ Te atreves de cuestionar lo que digo Adrián —pregunta el profesor mientras deja apaga el proyector— por favor cuéntale a tus compañeros porque estoy mal.
Sé que lo dijo el profesor está mal, estoy segura de que lo dijo para ver quién lo corregía. No pensé que el demonio sería el que diría algo. Conociendo sus notas en química en nuestro último curso, se podría decir que no sabe nada.
‒ La química es uno de los ramos más importantes en medicina, sin ella gente no podría optar a vacunas y medicamentos.
‒ Si es tan fundamental, ¿Por qué solo tendremos esta clase el primer semestre?
‒ Porque el resto de las materias es complementaria, veremos medicamentos durante toda la carrera.
‒ Exactamente, denle un aplauso a su compañero.
Cuando me giro a mirar al demonio, este me sonríe con soberbia. Todos aplauden menos yo. Por supuesto, no lo haré, es solo un pomposo.
Cuando salgo de la sala una chica me entrega un folleto
‒ Hola, bienvenida. Queremos invitarte al festival del campus, como todos los años los alumnos antiguos realizan una feria para recibir a los nuevos estudiantes. Este año agregamos un stand de besos y la casita del terror, si quieres puedes inscribirte y participar. O puedes solo ir a verla y jugar.
‒ Mmmm, gracias —digo dudosa— pero no me gusta ni una de las dos opciones.
‒ No te preocupes, te dejaré el volante por si cambias de opinión, esto será el mes que viene. Espero verte ahí.
Ella sonríe mientras le entrega los folletos al resto de mis compañeros, escucho a una de las chicas chillar cuando el demonio se ofrece para estar en el stand de besos, por supuesto un cliché absoluto.
Cuando llego al edificio de estudiantes veo la puerta de mi habitación abierta y entro en pánico.
Espero que no me haya encontrado, por favor, Dios. Me acerco a la puerta justo cuando una chica de cabello rosa sale por ella.
‒ Hola, tú debes ser Aria. —dice mientras me abraza— es un gusto conocerte, soy Claudia. Tu nueva compañera de cuarto.
Suelto un suspiro de alivio y le devuelvo el abrazo.
‒ Claudia, el gusto es mío, casi me matas del susto. Pensé que se habían metido a robar.
‒ Perdón por eso, tenía las manos llenas y no pude cerrar la puerta. ¿Qué tal tu primer día?
‒ Bien, gracias. ¿No fuiste a clases? —le pregunto mientras dejo mi mochila en la cama
‒ No, pero mañana ya me pondré al día, cuéntame todo.
Le hablo de los profesores mientras la ayudo a ordenar sus cosas, me cae bien enseguida. Me habla de su ciudad natal, de sus padres, de sus animales de granja y de su novio Kevin. Yo solo le hablo de mí, no tengo padres de los que hablar, ni novio, ni un perro que me ladre.
Le muestro el folleto de la feria del campus y me hace prometerle que la acompañaré y que nos divertiremos juntas.
Para mi suerte tenemos las mismas materias el primer semestre, por lo que estamos juntas casi todo el día, para mi desgracia Adrián también está cerca. Y lo evito lo mejor que puedo, pero siempre está ahí acechando desde las sombras.
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Editado: 18.03.2024