POV'S Aaliyah
Ya es sábado, y aunque no tenemos terminado de montar el mobiliario, sin embargo, teníamos montado lo necesario como para empezar a vivir aquí sin que nos falte nada.
Bueno, los colchones estaban en el suelo, pero tampoco se estaba tan mal. Como ya supondréis, se quedó a dormir conmigo. En un principio dormiríamos en la misma cama cuando ella venga a dormir, a menos de que quiera dormir en el sofá, cosa que no creo. Total, tenemos tele en la habitación, terminaríamos viendo películas o hablando allí hasta tarde y no creo que tenga ganas muchas ganas de ir al sofá a dormir.
Yo me acabo de despertar y Ruby sigue tendida en la cama, con una posición bastante extraña, tenía el cuerpo mirando hacia el techo, la cabeza hacia la derecha y su pierna derecha estaba en dirección contraria, mientras la otra la tenía flexionada debajo de su muslo.
No entiendo como es que aún no se despierta con dolores por todo el cuerpo, si yo duermo con la cabeza un poco más alta de lo normal me duele el cuello por tres días.
Voy con un pijama, si es que se le puede llamar así, que consta de unas mallas negras bastante cortas de algodón y una camiseta de manga corta de algodón también de propaganda de un concurso de matemáticas que no gané, pero me dieron por pena. Las mates no son lo mío que digamos, y al fin y al cabo esta camiseta se la daban a todo el que participaba.
Me dirijo hacia la cocina, mi hambre mañanero ya se había manifestada. Por ser mi primer desayuno en este lugar, quería inaugurarlo con algo especial. Me pongo a pensar mientras doy vueltas por la cocina de un lado a otro, hasta que...
-¡Lo tengo! - grité en un susurro para evitar que Ru se despertara.
Tortitas.
Ayer mi madre, volvió para traernos comida, aunque más bien parecía que nos había comprado el supermercado entero
Abrí uno de los armarios blancos que se encontraban bajo la encimera, y allí encontré alguno de los ingredientes que necesitaba para la receta, así que fui buscando los demás por el resto de la cocina abriendo los armarios al tuntún. Cuando tenga ganas, lo organizaré mejor todo.
Una vez tenía la mezcla de las tortitas, cogí uno de los utensilios de cocina, que era algo parecido a una cuchara más profunda de lo normal, que me sirve para tener una medida similar a la que necesito para verter el líquido en la sartén caliente.
Para que salgan más sabrosas, en vez de echar aceite, prefiero untar la sartén con mantequilla, que conforme se derrite, deja un aroma dulce por toda la casa.
Antes de que terminara de hacer las dos últimas tortitas, veo a Ruby entrando a la cocina con cara de sueño y paso lento mientras se para el dorso de la mano por los ojos, intentado espabilarse.
-Buenos días, bella durmiente.
-Tampoco es tan tarde - dice mirando al reloj que hay en el microondas- Por cierto, eso- dice señalando a la torre de tortitas junto al tarro de nocilla - huele y tiene que saber delicioso. Y quiero una.
Mientras me concentro en que no se me queme la que estoy haciendo, la veo que se acerca realmente con la intención de coger una.
-Ah no, no, no, no, no y si hace falta que te lo vuelva a repetir por si acaso allá va. No. Ni se te ocurra tocar una de estas hasta que estén todas terminadas y yo esté sentada en el taburete de aquella isla de mármol dispuesta a comerme la primera.
Me poner una cara de cachorrito triste, que ella sabe que siempre funciona, pero no hoy. Hoy no, son tortitas.
-Hoy no lo consigues, así que toma asiento que enseguida voy para allá.
-Porfiss- me pide arrodillada en el suelo con las palmas de las manos juntas frente su pecho.
-Solo accedo a que te tomes la primera, pero te esperas- termino rindiéndome porque con su teatrillo se me van a terminar quemando las que me quedan.
-¿Me lo prometes?- dice levantándose con una sonrisa plasmada en su cara.
-Lo juro por...- me quedo pensando en quien decir para que me crea.
-¿La diosa de Narnia?
Pongo una de mis manos en mi pecho y la otra la extiendo frente a mí con la palma hacia abajo
-Yo, juro ser leal y sincera hasta la muerte contigo, por la diosa de Narnia- digo seriamente, aunque se que no existe, pero ella sabe que si lo juro sobre ella, va en serio.
-Oye, siempre has hablado de la diosa de Narnia como si fuera alguien importante, ¿por qué?- me pregunta con un tono curioso y lleno de intriga.
-Pues la verdad es que mi madre después de que viéramos esas películas se inventó ese personaje, no se porque, pero desde aquello, casi todas las noches me contaba historias sobre ella, no me acuerdo mucho de sus historias, pero si me acuerdo de que era la líder de un gran grupo de personas guerreras de todo tipo, que siempre me protegería con todo lo que estuviera a su alcance. Como si fuera mi ángel de la guarda, no se si era una manera de decirme que me cuidaría y siempre estaría conmigo o era un simple cuento que me contaba para dormir- le terminé de contar mientras me dirigía el plato de tortitas hacia la mesa.
- No se con que intenciones te lo diría, pero estoy segura de que tu madre te quiere y siempre hará lo que sea por vosotros, sus hijo- dice sin ser capaz de mirarme a la cara, y yo se por qué, así que la abrazo y se que intenta reprimir las ganas, pero siempre le puede sus recuerdos.
..................
-¿Qué te vas a poner esta noche? Recuerda que es sábado y tenemos la fiesta en el bar de Lux, dije que te recogería pero que vamos, ya no, total vivimos más o menos juntas.
- Es verdad, ya ni me acordaba con todo esto. Contestando a tu pregunta, pues creo que tengo algo en la maleta de cuando fuimos a comprar.
Estamos las dos sentadas en el suelo de la pequeña habitación que hay cerca de la mía, que dije que convertiríamos en una especie de sala de estudio. Y ahora estamos intentando terminar de montar el escritorio, tan solo nos queda por hacer unos pocos pasos.
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Editado: 24.11.2020