Secuestrada por el amor

Capítulo 10

Después de desayunar lavé mis dientes y esperé en la parte baja, mientras usaba Instagram, Ares baja y vamos a “presentarme el lugar”, comenzamos por la alberca, biblioteca, sótano, los parqueos, el jardín, pero finalmente hay un pequeño "Cuarto", es lindo por lo menos por fuera, entro al cuarto y es como lugar para citas pero anónimo, me explico, ahí dentro lleva las chicas con las que sale, prepara una cena y todas esas cosas sin tener que intimarse tanto llevándolas al interior.

Es muy lindo tiene como un compartimiento, una puerta el baño, una la habitación y más para fuera la mesa y otras cosas es realmente hermosa a y con una decoración coqueta.

La respiración de Ares posada en mi cuello hace que mis vellos se pongan de punta y mi corazón se acelere.

—A...Ares que... Que haces

—Lo que quieres, vamos no te hagas que no sabes porque anoche dejaste que rozara mis labios contra los tuyos y muy desesperada que esperabas el beso—dice, me siento descubrida y ofendida al mismo tiempo—En la mañana yo no estaba consciente de nada, sabes que estaba dormido y aunque estaba dormido tu tacto en mi pelo y mi rostro lo sentí.

—Tu eres quien desea todo lo que dices que yo deseo,  ¿por qué fuiste a mi cuarto anoche?, Que no te bastó tu chica con la que te restregabas y desvestías ¿eh?, Así que no hables de que yo lo deseo

—Tan segura estás de que no lo deseas—dice acercándose— vi como me mirabas mientras la besaba, como tus celos estaban a flor de piel.

—¡Cállate!, Que yo los hubiera mirado no significa nada, te estás montando películas que no son en la cabeza.

—Sí, pero contigo en donde te tomo en mis brazos y te hago mía de mil maneras, donde no existe este odio entre ambos, donde solo con mi tacto tu piel se eriza, donde un beso significa más que hacer el amor.

—Me voy de a....

Besa mis labios con tanta desesperación, como si de eso tratase su vida, sus labios son tan adaptables en todo sentido, no diré que tiene sabor a fresas o mentas y tabaco, o que quizás sus labios son tibios, porque no, ellos no estaban ni tibios ni nada por el estilo eran labios normales solo que de Ares aquel que con una mirada tiene mucho y cuenta poco.

Me toma en sus brazos, acorralándome en la pared, besando mis labios ya lentamente, sus besos tan únicos que solo por falta de oxigeno nos separamos, mirándonos fijamente recuerdos vienen a mi, caigo en la realidad; me suelto de su agarre y corriendo salgo de aquel lugar. 
 

Ese hombre atormentándome, su rostro tan plagado de arrugas, y asco en sus palabras, quisiera creer que Ares no me hará daño, pero no hay nada a que aferrarme.

Las lágrimas en mis ojos se hacen presente pero antes de caer parpadeo repetidas veces, no me permitiré llorar, y mucho menos ser débil.

Hago un poco de ejercicios para calmarme, y entro a bañarme. Una ducha de espuma es lo que necesitaba, esto es realmente relajante. 
 

Cierro los ojos ante la sensación de las espumas en mi cuerpo, el beso de Ares viene a mi mente; fue tan dulce aquel beso, sé que él no tiene la culpa de lo que me pasó, y lo mejor que me ha pasado ha sido que el apostara aquella suma, si otro me hubiese llevado ahora mismo no puedo imaginar lo que estuviera pasando.

Salgo de la ducha, mientras pongo alrededor de mi cuerpo la toalla, me dispongo a poner crema en mi piel, perfume, entre otros cosméticos; al ver los cajones y solo encontrar un short, una remera lisa, y los zapatos que ya traía, pues no había opción.

Me subí a la cama, dispuesta seguir leyendo, y soy interrumpida por unos pequeños golpecitos en la puerta.

—Discúlpame que te moleste pero quería decirte que vamos al centro comercial a comprarte ropa, y que iremos a la playa.

—Claro, ya bajo.

—Mmmm… Te espero—. Dice cerrando la puerta.

La playa, es realmente emocionante tengo tanto tiempo que no voy a la playa, parezco niño con juguete nuevo. También necesito urgente la ropa, toallas higiénicas, ropa interior y en fin demasiadas cosas.
 


 




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