Secuestrada por el amor

Capítulo 13

—Verónica—

Ya después de salir, hacer una parada a comprar algo más, llegamos a la playa y  estoy un poco nerviosa, los bikinis no son lo mío Ares lo nota y toca mi hombro con una clase de confort.

Sacamos todo reservamos una mesa junto a la orilla, dejamos todo ahí, comemos algo y finalmente Ares habla.

—Vamos a bañarnos?

—Ahora mismo no tengo ganas de entrar al agua—. Digo evadiendo su pregunta

—Okey, entraré solo—dice caminando

Llega a la orilla y se detiene. Se devuelve corriendo, me carga y lleva rápido al agua y definitivamente este chico está loco. Me lanza al agua, ¡me lanzó al agua!

Solo se ríe, se ríe de la situación y no lo encuentro tan chistoso. Le hago gesto de te voy a matar, solo ríe ¡sigue riendo!  Tan pronto me intento parar escucho que una chica le habla.

Xx—¿me levantas así a mí?— pregunta sonriendo la muy muy *ofrecida*

Mira hacia donde estoy.

—Hmm, claro, por qué no?— dice riendo.

Cuando la levanta termino de pararme, voy cruzando y UPS accidentalmente los tiré al suelo. En mi defensa fue accidente, porque estaba con mis piernas un poco débiles ya que al señor le ocurrió aventarme al agua.

Se levantan, me miran y solo sonrío, nadie le manda a coquetear con Ares, y a Ares a seguirle el juego. Me siento, tomo unos chocolates y los como mientras los miro riendo.

Las horas pasan y realmente todavía no me canso de comer chuches, ha está oscureciendo; Ares no me ha vuelto a dirigir la palabra hasta ahora y no me arrepiento.

Ya nos vamos, recogemos todo, me cambio el traje de baño y, me subo al auto. Nos vamos cuando llegamos a la casa subo a mi dormitorio, me ducho pongo, crema en todo mi cuerpo, perfume, y hago una coleta en mi pelo. Termino y subo a la cama para dormir.

De pronto se abre la puerta dejando ver la silueta de Ares en el marco de la puerta lo miro y este está serio. Se acerca a la cama despacio como si lo pensara.

—Eres muy celosa—dice aún con su rostro serio

—Por qué lo dices, si no he hecho nada—digo igual

Se acerca a mi rostro.

—Que haces—digo sonrojándome notoriamente—. No estabas enojado digo alejándome.

—Ya no—dice para subirse de rodillas y quedar más cerca de mi que nunca.

Acerca sus labios a los míos lentamente dándome tiempo a rechazarlo pero no siento querer hacerlo.

Me besa. 
Lo beso. 
Nos besamos. 
 


 




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