Después de esa tarde o noche. Lo que fuese, no quiero recordar, ella me privó libertad alguna de estar al lado de la persona que amo. Ares es simplemente el único hombre sobre este planeta que me interesa es más hasta puedo decir que lo amo, amo estar con el, cerca de el, sentir su calor en mi.
Me levanto de la cama saliendo como puedo de las sábanas que se habían enredado en mi cuerpo durante la noche. Voy directo al baño a hacer necesidades y ducharme.
Salgo de ducharme unos veinte minutos luego poniendo cremas entre otros en mi cuerpo, me visto de manera informal con un hermoso short Jean negro, una franelilla de tirantes con rayas blancas y negras, una camisa de mezclilla azul tan hermosa, y por último un collar pegado de el cuello con uno más largo colgando de este.
Él simple hecho de bajar a desayunar y encontrarme con mi madre me abrupta, así que solo bajo a enfrentarme a la dura realidad, estando el desayuno en la mesa me sirvo una taza de café caliente y agrego a esto un poco de leche. Un plato de frutas, plátanos, chuletas fritas, y un yogurt de leche para comer luego. Total si engordaba bajaba de peso haciendo dietas y ejercicios no muy fácil pero lo lograba.
Luego de terminar subo a mi dormitorio y cepillo mis dientes aplicando un poco de vaselina en mis labios resecos. Bajo y salgo a fuera a tomar el sol y leer algún libro.
Estando sentada a gusto leyendo mi libro una voz me hace mirar de donde proviene.
—Ares—
Mentalmente analizando la situación que pasaba en este momento con la madre de Verónica me tiene mal lo cual no doy a mostrar. No quiero separarme de ella y no lo haré. Lucharé por ella con quién sea.
Dándole un casto beso en los labios salgo del lugar y empiezo a conducir cegado por como actuó la madre de Verónica. Detengo el auto y pienso “No piensas irte y darte por vencido, ¿oh sí?” a lo que rápidamente reacciono y conduzco devuelta buscando algún hotel para quedarme esta noche.
Despertando me paso las manos por el rostro por frustración al recordar esas palabras de la madre de Verónica. Me levanto rápido entro al baño. Salgo con la toalla envuelta en mi cintura. Reviso el celular al ver que no tengo notificaciones nuevas procedo a ponerme la ropa. Si, la misma de ayer. No vine preparado ante esta situación.
Bajo, desayuno y pago. Entro a mi auto y me dirijo hacia la casa de Verónica.
Decido ir por la parte trasera para que su madre no pudiera verme, y ahí la veo luciendo hermosa como siempre, leyendo un libro, con su regazo inclinado hacia arriba. La llamo con voz baja.
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Miro hacia donde proviene el sonido, al darme cuenta quien es inmediatamente sonrío. Al ver sus hermosos ojos avellanas.
Me levanto y camino hacia el. Nos damos y beso suave y con amor.
—Pensé que habías vuelto a tu casa—digo mirándolo como si de eso dependiera mi vida.
—Hmm, parece que alguien me extrañó mucho—dice sosteniendo mi nariz.
—JAJ, ya quisieras —digo dándole un leve golpe en la frente.
Salta la cerca un poco alta y cae de pie a mi lado dentro.
—¿Segura?—dice acercándose peligrosamente a mi.
—Mi madre está aquí Ares por favor—digo retrocediendo.
—¿Donde?, No la veo—dice pícaro.
—Estás loco, imagínate que salga, te va a matar.
—Está bien—dice haciendo puchero de enojado.
A lo que yo solo sonrío ante este acto. Acercándose besa mi nariz repetidas veces y solamente mueeero de ternura.