Capítulo 12

Varias semanas después:

Las semanas pasaron y la estación de primavera era mas presente al trascurrir de los días. Los arboles se revestían nuevamente de coloridas hojas de diferentes tonos de verdes. Dejando un agradable sentimiento, no es mi estación favorita, pero reconozco que necesitaba volver a ver el sol.

Me paro frente a mi buzo para tirar las nuevas cartas de publicidad que me llegaban, me sorprendió ver un sobre con un nombre no conocido escrito a mano y lo mas emocionante es que esta enviado desde nueva york. Al entrar en mi casa lanzo la propaganda a un sillón que había en la esquina de la habitación, llevo varias semanas queriéndolo tirar, juraría que por las noches se mueve solo. Me desvío del tema, no tengo mas familia, solo me quedaban mis padres, y mucho menos de una ciudad tan prestigiosa y soñada como es Nueva york.

« Hola Brandon, mi nombre es Kurt.

Espero que te encuentres muy bien, ya me he enterado por lo que has pasado, la verdad es que perder a un ser querido tan cercano como son los padres es una situación muy complicada de superar. Ya veo que eres un chico muy valiente, te preguntaras quien soy, y la verdad es que esto sonara muy extraño, mas que nada porque pensabas que no existía hasta ahora. Me presento, soy tu tío, hermano de tu madre, nunca terminamos de encariñarnos uno por el otro, por eso decidí irme y rehacer mi vida en una ciudad tan turística y soñada como es NY.

Yo solo quería darte la oportunidad de venirte a vivir el tiempo que quieras a mi gran ático con vistas a Central Park, estoy seguro de que te gustara, sobre todo en invierno cuando todo se vista de blanco, o al menos es lo que te gustaba de pequeño, la ultima vez que te vi.

Piénsalo, en el pie de pagina tienes mi numero de teléfono, en dos días sale tu vuelo y si por algún caso no quieres dímelo por SMS para cancelar el vuelo. Repito, no te arrepentirás. Saludos, Kurt. »

Esta es la quinta vez como mínimo que leo la carta. Me agrada ver una letra tan limpia y tan refinada, parecía que se había tomado bastante tiempo en escribirla, al igual que la letra, las palabras estaban muy medidas como si se tratase de alguien importante al que escribe. De igual manera, agradezco mucho su hospitalidad pero no puedo aceptar, no se lo que me encontrare al llegar allí, se trata de otro estado. Además, hasta hace dos minutos no sabía que tenía tío, no negare que me emociona la idea de poder ir con gastos pagados a la ciudad con la que siempre soñé en ir, pero me es imposible acceder.

Después de releer la carta unas veces mas, Aleix aparece por la puerta trasera que da directamente a la cocina, coge un helado de chocolate rebañado en caramelo antes de acercarse a preguntar por mi cara de sorpresa. Durante este tiempo Aleix y yo hemos reforzado mucho nuestra amistad, el dice que he cambiado mucho, a mi parecer no es para tanto, sigo seduciendo a las chicas como el primer día y eso a el le molesta, no soporta el que yo me quede con todas las chicas. Pero si que es verdad que no soy tan duro corrigiendo su forma de ser, antes veía mal todo lo que hacia, como tener frio excesivo, no querer jugar al futbol o negarse a hacer deporte, lo veía como algo que le rebajaba de ser hombre. Supongo que las ideologías de este pueblo anticuado me salpico a mi haciéndome pensar como ellos, Aleix es el único chico que conozco que no se comporta como los demás, tiene las ideas muy claras y sabe quien es, sin importarle lo que los demás le digan.

— ¿Desde cuando recibes cartas a mano, alguna admiradora secreta? — Dice para meterse el helado en su boca y succionar el liquido restante.

— Digamos que es un admirador secreto con nombre de perro ¿Quién se llama Kurt? es absurdo — recuesto mi cuerpo en la encimera de la isla de la cocina.

Aleix suelta unas carcajadas y me escupe un poco de helado en la cara.

Asqueroso, corro hacia el lavabo antes de vomitar por los trozos de chocolate chupados que tenia en mi cara, y me pongo en la mima posición que antes.

— Si que es absurdo pero eso no importa ¿Qué dice la carta?

Aleix levanta la mirada de ese papel después de leerlo y me mira, lo cual le hago una mueca de sonrisa nerviosa. El suspira y cierra los ojos para saborear nuevamente el helado, preparándose mentalmente a lo que esto suponía. Puede que le cueste entender que tenga la posibilidad de irme y dejarlo aquí, soy su mejor y único amigo, los demás solo se acercan a el por conveniencia. lo que no sabe es que no aceptare.

— Debes ir — muestra una sonrisa agradable.

— No quiero, supondrá muchas cosas entre ellas dejar tantos recuerdos, no puedo perder lo único que me queda de mis padres.

— Te vendrá bien y podrás volver cuando quieras, piensa, habrá miles de oportunidades ahí para hacer lo que mas te gusta. Aun recuerdo lo mucho que te gustaba cantar, lo dejaste de hacer sin motivo alguno y eras bueno.

Me sorprendió que aun se acordase de eso, hace años que deje de cantar. Amaba todo lo relacionado con la música. Supongo que es cierto que me descuide de mis gustos, nunca quise hacerlo pero me sentí obligado, y esto es una nueva oportunidad de encontrarme a mi mismo.

— Piensa en todo lo que liga un chico cantante y mas uno llamado el seductor. Tienes que ir, pero solo si regresas antes de la graduación.

Me quedo callado, procesando todo lo que me ha dicho en silencio, sin saber que decir. Mientras el, se acerca a mi y extiende sus manos esperando a que lo único que haga sea abrazarle. me quedo mirándolo intentando mantener una expresión seria, dándole a entender que no lo abrazare. El se me acerca aun mas, cosa que es inútil porque doy un paso hacia atrás.

— ¿Otra vez? — se da la vuelta.

— No se de que hablas.

— sabes que no es malo abrazar a un chico, eso no te hace menos varón — me dice dándome la espalda.

Me acerco a el para abrazarlo por unos segundos por la espalda. Me retiro rápidamente y me siento sobre la encimera de la isla, cojo de nuevo la carta y miro dentro del sobre en el que venia dicha carta, y dentro estaba el billete de avión. Al verlo mi corazón se detuvo y volvió a latir con fuerza, intenté disimular mi entusiasmo lo mejor que pude, pero era casi imposible. No cualquiera puede decir que se va a Nueva York.