Capítulo 13

Fue en la cafetería del aeropuerto donde pase la mayoría del tiempo, intentando no quedarme dormido. Parecía que tendrían el mejor café pero no era así, necesitábamos algo mas fuerte, conociendo a Aleix no pego ojo aquella noche, le delataban las bolsas debajo de sus ojos y su pelo despeinado. Cuando se trata de viajes es el primero en emocionarse hasta el punto de no dormir o necesitar mas de seis infusiones del sueño, y eso que no va el.

Cuando le di el ultimo sorbo a mi café el sonido de la pantalla de viajes sonó, note que se trataba de mi vuelo. Fue algo rápido pero en cuestión de unos minutos ya me encontraba en la fila para entrar al avión, se podía ver a Aleix sacudiendo su brazo en medio de tantas personas haciendo lo mismo en modo de adiós. Percibí que al retirar mi vista de el durante unos segundos y volver a verle, su rostro cambio, se le notaba un tanto triste o tal vez solo era cansancio.

Lo importante es que estaba apunto de conseguirlo, conseguir el viaje que tanto tiempo negué pensando que sería imposible realizarlo. Es una sensación brillante el saber que estas volando, me hecho sobre la ventana para ver las diminutas luces de las ciudades, parecía un hermoso cuadro lleno de delicados puntos de colores que se encendían y apagaban debido a las nubes, la luz del sol recién salido se posa en mi cara dejándome con una sensación cálida.

— ¿Desea desayunar algo? — se dirige hacia mi una de las azafatas de vuelo.

— Solo un café, gracias — le comente antes de girarme de nuevo hacia la ventana.

Es cuando en algún momento del atardecer, justo cuando se podían ver los últimos rayos de sol y dejar en su lugar a los de la luna, cuando recibí un mensaje de Kurt, me explicaba que ya me estaba esperando en el estacionamiento del aeropuerto un taxi de confianza, al cual le llama amigo. Por alguna razón tengo escalofríos, toda película de miedo empieza por una invitación de un loco asesino que quiere ver a su próxima victima.

Sacudo levemente mi cabeza para seguir caminando mientras busco el taxi la cual tendrá mi nombre escrito en un pequeño cartel. No tarde demasiado cuando una gran sonrisa cálida me recibió en aquel extraño lugar lleno de gente desconocida. En un abrir y cerrar de ojos metió todo mi equipaje en su pequeño maletero, me sorprendió que cupiera toda, realmente eran muchas cosas las que llevaba.

— Perdón no me presente, soy Michael — el hombre de edad media extiende su mano — soy un viejo amigo de tu tío Kurt, me presté voluntario para llevarte con el. Mi primo es taxista por eso pude coger su coche — guiña un ojo.

Después de esa presentación tan rara se me adelanta para abrir mi puerta, probablemente quiere ser cortes conmigo pero no se da cuenta de que puede llegar a incomodar tanta confianza en tan solo conocernos. Espero que no todos sean así.

En tan solo unos minutos la ciudad estaba cubierta de coloridas luces, todas las calles llenas de personas haciendo diferentes cosas, música sonaba en la vía principal la cual también estaba rodeada de grandes y bonitas palmeras, que hacía que se viese mas elegante el lugar. Me detengo frente a un gran edificio, en la entrada había un señor con traje rojo y largas hombreras que cerro la puerta después de nuestro paso.

Me gustaría saber a que se dedica mi tío para poder pagar semejante lujo, hasta el ascensor era mas grande que mi casa. Finalmente se escucha una voz grave que pertenecía a un hombre distinguido, alto, con una pequeña barba y peinado moderno.

— Bienvenido a tu nuevo hogar, estoy muy feliz de tenerte aquí — dice para después darme un abrazo asfixiante.

— No me quedare por mucho tiempo — me aparto de el.

— Tus maletas dicen lo contrario — exclama para terminar riendo.

El piso es enorme, blanca con algunos toques en color madera y abundantes plantas, nada mas entrar se puede ver un gran ventanal con vistas a la ciudad y a Central Park y justamente al lado una terraza con una ambiente muy agradable, llenas de pequeños foco que parecían luciérnagas, también una larga y amplia escalera que conducían a las seis habitaciones sin contar con los baños y salas de estudio, estar y biblioteca. En la parte de abajo tenia un pequeño cine y una cocina con todo tipo de mobiliario moderno.

Mi tío me acompaña a lo que será durante este tiempo mi habitación, claramente sin para de hablar y preguntar por mi vida en todo ese espacio de tiempo.

— ¿Te gusta?

— Si, es muy espaciosa.

— Me alegro de que te guste, te dejo descansar un poco, después nos vemos en la cena.

Asiento con la cabeza.

Pongo mi atención en la puerta, el sonido de unos pasos arrastrados suena y se dirigen hacia mi habitación. Veo que una chica de pelo rubio totalmente liso, medio ensoñada entra sin darse cuenta de mi ausencia.

— Hey tu, no se si te has dado cuenta de que esta es mi habitación — pongo cara de sorpresa dramático.

La chica se detiene por unos segundos para mirarme y seguir deambulando por mi cuarto sin decir nada, solo caminar con el móvil en la mano y unos audífonos en los oídos.

Me acerco a ella y le quito el audífono de un oído.

— Vete.

Señalo la puerta.

— Es mi casa chaval hago lo que me venga en gana — sonríe para seguir con lo suyo.

— Ya entiendo, quieres captar mi atención, eres guapa a ver, podría salir contigo si me lo pides de otra forma.

Sonrió lateral.

— Tranquilo, podre vivir sin tenerte de novio. Se ve desde aquí lo pequeña que lo tienes — muestra un tono burlón y se va.

Se me borra la sonrisa de la cara después de entender lo que me ha dicho y miro para ver si es cierto.

— No es cierto — grito.

— ¿Qué no es cierto? — retumba en mis oídos la voz de mi tío.

Cierra la puerta tras su paso y hace con la mirada una revisión de todo, frunce el ceño y me mira extrañado.

— ¿Hablas solo?

— Si y también veo unicornios, no te jode. Había una chica rubia en mi habitación.