Seduce al jefe

Capítulo 3

Podía oler el tocino por toda la casa… Un olor tan conocido en esta casa.

─Mmm huevos con tocino ─Murmuro todavía entre sueño…

Abro mis ojos al instante muy asustada. ¿Qué hora era?

Busco mi celular entre el piso y el vestido o el caos que era mi cuarto en estos instantes.

Me alivio al ver que eran las nueve de la mañana, la entrevista es a las once y media, tengo casi dos horas para prepararme y tomar el tren así llegar a tiempo.

La casa huele a huevos por completo. ¿Sofía estaba preparando desayuno tan temprano?

Sofía, era una especie de compañera de casa, hace un par de años se me ocurrió rentar el cuarto restante que había en la casa para pagar gastos de esta. Fue cuando apareció Sofia, cinco años mayor que yo, se había recién graduado de su maestría y quería independizarse por fin de sus padres. Y sí que lo hizo, de vez en cuando nos visita su mamá y trae comida, vaya que cocinaba bien, por mí no había problema que la mamá de Sofía nos visitara más a menudo, si eso significaba que habría una mejor calidad de comida.

Me levanto de mi cama arrastrando mis pies, estiro mis brazos y empiezan a crujir mis huesos… Suspiro, todavía me siento cansada de la noche anterior.

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina ansiosa por el desayuno.

En efecto era Sofia preparando el desayuno más temprano de lo que a costumbra hacerlo. No me sorprende verla bailando mientras sostiene la pala con la que prepara el desayuno.

─Quien diría que Sofia se levantaría temprano un sábado por la mañana ─Interrumpo su baile muy animado.

Voltea a verme con una gran sonrisa. Sofía era una chica de poca estatura, y aunque era cinco años mayor que yo se veía casi de mi edad.

─Veo que despertaste un poco más temprano de lo que pensé ─Regresa a la cazuela donde está preparando huevos, tocino y por lo que alcanzo a ver calentando el pan, y si todo en la misma cazuela─. Me levanté más temprano ya que hoy es un día importante para ti.

Vivir con alguien por dos años implicaba tener que conocer mucho de la una de la otra, era agradable tener a alguien en casa que se convertía en tu amiga. Sofia se había convertido en este par de años lo más cercano a una familia y mi mejor amiga. Ella podía parecer a veces un poco ingenua, pero muchas veces sabía cómo salir de problemas de manera fácil, ella sabe cosas.

─Me da gusto que sigas recordando días importantes ─Murmuro un tanto molesta recordando la otra fecha importante que debía de recordar.

─ ¡Oye que el día de tu cumpleaños lo olvide porque tenía una presentación importante y estaba nerviosa! Aparte sabes bien que te compense llevándote a un buen restaurante y comiste dos platos tu sola. ¿Y sabes cómo pague todo lo que comiste esa noche? ─Ambas nos quedamos calladas─, con el bono que me darían por el trato que cerré con mis propuestas de aquella presentación, así que no estés de sentida. 

El mes pasado fue mi cumpleaños y si lo olvidó ya que estaba muy preocupada por una presentación en donde trabaja, la habían puesto a cargo de un gran proyecto y estaba hecha toda una loca. La presentación y mi cumpleaños fueron el mismo día, por lo que Sofia no tenía cabeza para nada, más que para su proyecto. No la culpo, aun así, uno debe de hacerse la victima de vez en cuando para obtener lindas cosas. Así fue como ella me llevo a un lindo restaurante y comí de maravilla.

─Sabes que no me molesta mucho ─Y realmente no lo hacía, no festejaba antes mi cumpleaños─. Aun así, estoy agradecida de que hayas despertado temprano a hacer de desayunar.

─Estoy a tus servicios siempre y cuando no sea dinero, sabes que… Es complicado eso y no creo que obtenga otro bono hasta quien sabe cuándo.

Rio por eso. Sofia era compradora compulsiva de cosas de internet así que muchos adornos que tenía la casa eran cosas que Sofía había empezado a comprar desde hace casi dos años, no me quejaba de ver algo bueno, pero Sofia apenas llegaba al mes con sus compras compulsivas en línea. Amazon y todas esas páginas llegaban a ser bastante peligrosas para mi querida amiga y ni hablar de los bazares de ropa de segunda mano que encontraba en Instagram.

─Lo sé, lo sé ─Era algo que jamás le pedía, pero formaba parte de nuestras bromas.

─Por cierto, ¿Como regresaste a casa? El carro que te trajo no parecía ser un taxi y mucho menos el chico que se acercó a la puerta ─Dice mientras me pasa un plato con huevo revuelto, tocino y pan dorado─. No creo que los taxistas te acompañen a la puerta y queden un rato platicando. Ni mucho menos se acerquen mucho a ti a nomas que vayan a secuestrarte, pero vemos que esto último no sucedió, así que…

Le doy una mordida al pan intentando pensar que decir primero.

─Veo que alguien se quedó altas horas de la madrugada viendo un nuevo kdrama y aparte de que espiaba por la ventana.

─Pues también estaba viendo mi serie nueva, es que no podía parar y cuando me levanté ya era demasiado tarde… Escuche un ruido a fuera y simplemente me asome… Y fue cuando llegaste y vi a ese chico desconocido, no lo vi bien ya que no había mucha luz ─Hace una pausa para dedicarme una sonrisa malévola─. ¿Era guapo?

De todo lo que puede preguntar hace esa pregunta.




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