La observó mientras se alejaba de ellos regresando por el mismo camino que los había llevado hasta ahí, algo dentro de sí quiso hablarle, decirle que volviera que lo mejor era permanecer juntos, pero no lo hizo y solo pudo tragar saliva observando cómo se perdía entre la multitud; nadie dijo algo ni se interpusieron en la discusión, nadie la detuvo tampoco y solo la miraron marchándose. Erick entendía el argumento de Ámbar, al igual que ella él era fanático de los videojuegos y estaba de acuerdo, pero tenía miedo de apoyarla y ser abandonado también, lo mejor para él era mantenerse con el resto. Adrián rozó su lengua en la parte interior de su labio inferior, se giró hacia su equipo mirando a cada uno de ellos, esperaba que alguno le reprochara lo ocurrido o lo animaran a traer a su compañera de regreso, pero no lo hicieron y al sentir su mirada éstos la bajaron. Al no haber alguien que se opusiera a lo sucedido entonces solo debían continuar con su camino dejando a Ámbar a su suerte.
Retomaron el paso y pronto estuvieron al final del pueblo Origen. Muchos equipos habían cruzado antes que ellos, pero todos mantenían un paso similar dejando una distancia de unos cuantos metros entre cada uno. Al salir del pueblo el camino que los dirigía al siguiente era totalmente de terracería, solo arena, polvo y nada más, sin rocas o plantas. Parecían estar avanzando en un camino flotante ya que a cada lado del camino no había nada, todo era blanco hasta donde alcanzaban a ver, nadie tuvo la idea siquiera de tratar de pisar fuera del camino ya que era evidente que terminarían cayendo o al menos esa es la impresión que les daba, a lo lejos podían ver un nuevo pueblo, estarían ahí en pocos minutos.
—Fue su decisión —Ulises se acercó poniéndose junto a Adrián siguiendo su paso, el resto estaban atrás de ellos por unos cuantos pasos.
—Sí —contestó mirándolo de reojo.
Debía mantenerse firme aunque aún se sintiera culpable por abandonar a una de sus compañeras; tal y como había pensado desde que aparecieron en ese extraño mundo supo que él debía tomar las riendas del equipo, mantenerlo unido y vivo hasta el final de este absurdo juego. Ese había sido su plan y aunque ahora había perdido a un compañero no volvería a pasar. A pesar de eso, por unos minutos las palabras de Ámbar seguían en su cabeza. Adrián nunca fue fanático de los videojuegos, tampoco es que no haya jugado uno alguna vez o que no le gustasen, pero mucho tiempo de su vida lo había usado para sus estudios, su familia y pasarla con sus amigos, después de todo tenía una amplia vida social y le gustaba que fuese de esa manera. Por todo ello le costaba entender porque alguien como él había terminado envuelto en este problema, pero lo aceptó de inmediato y tomó su rol como líder, algo para lo que era bueno y estaba acostumbrado. Desde que era niño siempre tuvo facilidad de palabra y lograba que otros lo siguieran sin demasiado esfuerzo, incluso en ocasiones ni siquiera debía decir algo y pronto se rodeaba de personas, con el tiempo aprendió a dirigirlas y aunque aún seguía estudiando siempre fue una persona simpática y agradable para los demás. Ahora que lo analizaba era la primera vez que alguien se oponía a sus decisiones y lo que era aún más, que él terminase discutiendo debido a ello, siempre ha sido una persona tranquila. Era mediador no conflictivo.
Luego de quince minutos caminando llegaron a la entrada del último pueblo de ese nivel cero. Era el pueblo que el mapa había marcado como “FinOr”, ingresaron a este y una luz brillante de color blanco los cegó por unos instantes, al momento que abrieron nuevamente sus ojos se encontraron rodeados de casas pequeñas de apariencia antigua, todas juntas con una puerta y sin ventanas, arriba de cada una había mucha vegetación, no eran de alguna planta que conocieran, pero las ramas y hojas eran de un color verde oscuro. El lugar era silencioso y el camino que ingresaba al interior de ese nuevo sitio era tortuoso dividiéndose en múltiples caminos más delgados que se perdían entre diferentes casas. No había estructuras altas que se pudiesen distinguir del resto y nuevamente no había más personas a excepción del resto de jugadores, un viento golpeó sus espaldas levantando el polvo del camino generando una nube que hizo que comenzaran a toser y que lágrimas escapasen de sus ojos.
—¿Y ahora? —cuestionó Gabriela, mientras se cubría su boca y cerraba sus ojos esperando que la nube pasara.
—Sigamos adelante.
Una vez la nube se disipó y recuperaron la visión avanzaron recto por aquel tortuoso camino ignorando las derivaciones que tenía, algunos equipos habían decidido explorar metiéndose entre las casas, pero para el grupo de Adrián su objetivo simplemente era seguir adelante con el mínimo retraso. Todo era igual, las casas eran exactamente las mismas en diseño y no tenían nada que las diferenciara del resto, todo resultaba demasiado extraño, pero luego de avanzar un par de minutos llegaron a lo que parecía ser el centro del pueblo. Frente a ellos se extendía una explanada del mismo material que el resto del camino y en el centro estaba una puerta de madera color marrón oscuro, con una manija en forma de aro. Había más equipos alrededor de la explanada y todos miraban expectantes aquella puerta, pero nadie se acercó. Resultaba demasiado inusual y sospechosa una puerta a mitad del sitio y que no hubiese nada más alrededor, pero al mismo tiempo era una clara invitación a cruzarla.