Segunda Fase

CAPÍTULO 7. PLANOS

Una misión. Este mundo tampoco se escaparía de ello, conseguir madera no es una misión difícil y al contrario es una actividad básica, en muchos juegos de supervivencia la madera es un material indispensable y este era tal cual un mundo abierto con el objetivo de sobrevivir a cada nivel hasta terminar. Ámbar se dirigió al bosque, antes de hacerlo desbloqueo una nueva habilidad, esta vez de “Cocina” donde en una pequeña fogata en el interior de una choza calentó los cinco trozos de carne cruda de Rux que obtuvo antes, se aseguraría de no sufrir por el hambre una vez más.

Al internarse en el bosque los ruidos de la noche anterior ya no estaban presentes, aun así desenfundó su daga lista para cualquier inminente peligro. Internarse en la espesura del bosque la puso nerviosa y luego de unos minutos caminando por los alrededores sin alejarse mucho de la aldea, aparecieron varios animales, animales comunes y corrientes de la vida real; hablese de ardillas, conejos, aves de diversos tipos y algunos insectos que en su mayoría había visto en algún lado. Se sorprendió un poco al ver un pequeño grupo de venados pastando a unos metros delante de ella, quizá era muy ambicioso de su parte pensar en cazarlos, sus armas actuales eran de corto alcance para un combate a la misma distancia así que por el momento trataría de cazar criaturas más pequeñas y adecuadas a sus capacidades.

Luego de una hora por una misma área del bosque reunió 50 leños y 35 piezas de roca las cuales no formaban parte de la misión, pero también eran objetos básicos de ésta clase de juego. De igual forma cazó tres conejos y un par de ardillas, no obtuvo experiencia vital al hacerlo solo aumentó sus habilidades en la caza, pero sí obtuvo carne y piel de ellos, ninguna criatura hostil apareció durante ese tiempo ni siquiera esas molestas Rux. Justo cuando se dispuso a volver a la aldea un gruñido se escuchó por los árboles a su izquierda y seguido tres ecos, el mismo sonido de la noche anterior; su piel se erizó ya que el ruido estaba muy cerca de su posición. Apretó con fuerza el mango de su daga y tragó saliva.

Tuvo la oportunidad de correr, pero supo que era inútil. Luego de unos segundos hubo un silencio súbito en el área y apenas logró girarse a tiempo en cuanto sintió un nuevo rugido cuyo aliento tocó su nuca y apenas logró esquivar a la criatura quien justo elevaba su pata tratando de acertarle un golpe. Aquel extraño animal era tan grande como el ancho de dos árboles y del mismo color que el tronco de éstos, sino fuera por el brillo de sus ojos y su piel erizada no podría distinguirlo entre la arboleda. Verlo le hizo pensar que probablemente la criatura estuvo tras ella desde hace un tiempo, por suerte y a pesar de que la atacó por la espalda antes lanzó un aviso. Volvió a rugir y tres ecos lo acompañaron. Ámbar se tensó, temía que aquellos rugidos llamaran a más de sus compañeros o incluso a otras criaturas hostiles que estuviesen cerca, recordó entonces que en el mapa solo informaba que había criaturas nivel uno y nivel dos; contuvo la respiración y sacó el aire de golpe. No era una criatura tan fuerte a pesar de su apariencia amenazante; ella era nivel tres, le llevaba ventaja. Ámbar atacó primero llenándose de adrenalina, no pensó bien en sus movimientos y torpemente trató de penetrar su cuerpo con la punta de su daga, como lo hizo anteriormente con las Rux. Resultó inútil y al contrario de lo que esperaba aquel ser se defendió moviéndose hacia un lado sin mucha dificultad y lanzando un arañazo que alcanzó su brazo derecho causándole una sola herida poco profunda, por suerte y aunque lucía extraño la criatura solo tenía una garra en su pata izquierda, sus otras tres patas eran planas con mucho pelo.

Tocó su brazo sintiendo su ropa rasgada y al observar su mano notó sangre que emanaba de la herida, le ardía y su barra de vida bajó apenas quince puntos, no era mucho aunque físicamente el daño era peor. La situación no era favorable y la criatura comenzó a acercarse una vez más dejando escapar otro rugido acompañado de esos molestos ecos que solo le aturdian. Ámbar volvió a contener su respiración tratando de mantener la calma. La idea de correr a la aldea pasó una vez más por su mente, pero estaba segura que la criatura no le permitiría escapar y solo sería regalarle otro golpe; dejó salir el aire; se puso en guardia y la miró, no atacaba, se limitaba a esperar a que ella hiciera algún movimiento, caminó hacia los lados sin dejar de mirarla y tratando de observar si ésta respondía de alguna forma. La criatura siguió esperando sin hacer nada, así que Ámbar volvió a tomar la iniciativa obteniendo el mismo resultado, esta vez recibiendo un arañazo en su muslo izquierdo; se alejó un poco y espero nuevamente mientras el dolor disminuía,  la criatura que si bien se acercaba a ella mantenía cierta distancia sin perderla de vista y entonces lo entendió. El juego estaba diseñado para ser en equipo y estando en el nivel cero las criaturas eran de bajo nivel y aparecían en solitario; las Rux de nivel uno fácilmente eran derrotadas de un solo golpe y daban la suficiente experiencia para luego de matar dos subir un nivel; esta criatura grado dos no era tan fácil como esas ratas y aun así no atacaba a menos que ella lo hiciera o le diera la espalda, eso significaba que su propósito era permitir practicar el trabajo en equipo; sus dinámicas de ofensiva también eran sencillas y solo consistía en esquivar y atacar. Se necesitaría un mínimo de dos personas: uno que atacara, el segundo que bloqueara y nuevamente el primero que lanzara el ataque efectivo; sería un plan perfecto, pero ella estaba sola.



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En el texto hay: psicolgico, mundo virtual

Editado: 19.11.2019

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