Segunda Generación

Capítulo 2

Una sonrisa en mi rostro y la satisfacción carcomerme viva por haber logrado mi cometido, se ve interrumpida cuando veo lo que sucede dentro del departamento.

Un aura totalmente incómoda se encuentra alrededor de Samanta y Regina mientras que mi hermano se ha sentado en medio, en total ignorancia de que ambas están interesadas en él, una más que la otra, sin embargo como ese par se odia cuando hay algo que quieren en común, el ambiente se torna incómodo cuando Alberto aparece.

Me aclaro la garganta y miro a Regina la cual mira enfurruñada a un lado y me rueda los ojos.

-Vuelvo en un momento- digo rápidamente ahora en dirección a Alberto el cual me gruñe en respuesta.

Por mi mente pasa el tiempo que estaré fuera de casa y no puedo evitar sentir miedo de que ese par vaya a matarse en mi ausencia ya que ambas parecen un par de niñas de 5 años peleando por quien tiene el trozo más grande de plastilina.

Suspiro.

Hace un par de días pelearon porque Regina tomó su toalla de baño y en venganza Samanta logró entrar a su habitación y desacomodó todas sus armas provocando una agitada pelea que pude detener al volver de mi última misión, logrando así que nuevamente no pudiera dormir bien.

Llevo una mano a mi frente.

¿Algún día ese par dejara de pelear? Ni siquiera parecería que soy la más joven aquí.

Me dirijo rápidamente a mi habitación, ya tengo preparada mi maleta y se encuentra lista para simplemente ser tomada e irse conmigo, preparé todo lo esencial para el viaje con el tío Levid y de regreso a casa de mis padres, sin embargo tengo la sensación de que algo me falta, tengo una punzada en la boca del estómago que no me puedo quitar con nada y tengo miedo de que sea un mal presentimiento como los que tiene mamá cada vez que algo totalmente catastrófico va a pasar.

La puerta de mi habitación es tocada con un simple “Toc, toc” y casi automáticamente la puerta se abre sin esperar una afirmativa o negativa y por ella entra Regina con cara de pocos amigos, adoptando nuevamente su actitud de chica gótica mala.

-Giselle...- murmura molesta con una mueca, sentándose en mi cama con las piernas cruzadas- Tu hermano está comportándose muy raro, no parece el mismo de siempre... Incluso me siento hablando con tu hermano Levi- dice con asco.

Odia al primogénito de la familia Hallow.

Le dedico una sonrisa triste.

Es algo que yo noté desde el primer momento en que lo vi.

Es verdad que Alberto se está comportando diferente el día de hoy, pero eso siempre pasa en este tipo de días, esto suele pasar cuando quiere ganar puntos ante papá y hacerlo creer que es fuerte y duro de lo que piensa.

-Eso es porque está tratando de imitar a Levi y a su vez a papá- le hago saber con tristeza- Se pone así cuando vamos a ver a mis padres, más ahora que Levi no está, cree que tiene que tomar el lugar del hermano fuerte y rudo; es su forma de decirle a mis padres, un “No tienen a Levi pero me tienen a mí, ánimo”- trato de hacer mi voz más gruesa y esta sonríe- Calma, cuando lo vuelvas a ver será el mismo de siempre porque no estará presionado, lo prometo- digo alzando mi mano en señal de promesa y esta suspira mientras yo tomo mis cosas las cuales ella examina con una mueca y finalmente alza una ceja.

-¿Por qué llevas una maleta de unicornio Giselle? Eso es para niñas pequeñas, te recuerdo que verás al Presidente General Europeo y eso no es cualquier cosa, irás a la cede de todo y si te ven así nadie va a tomarte enserio- se queja mirando con desagrado mi maleta arcoíris con un cuerno y orejas- Van a burlarse de ti y causaras problemas si te enfadas por eso y no quiero enterarme que terminaste en la cárcel principal simplemente porque alguien te llamó niña pequeña- me advierte.

Pongo los ojos en blanco.

-Lo que la gente diga y haga me viene valiendo una mierda- digo con suma sinceridad- Los unicornios me gustan, me encantan y no me importa la edad que tenga siempre me van a gustar, si a la gente no le gusta por sentirse muy madura o que no va acorde a su edad es su problema, si creen que la edad es un impedimento para seguir amando lo que te gusta son unos idiotas- digo  encogiéndome de hombros y tomando mi llavero arcoíris para meterlo en mi bolso de mano- Además si alguien se burla de mí, bien puede irse despidiendo de sus dientes- digo guiñándole un ojo y saliendo de la habitación con Regina detrás, aun tratando de convencerme de llevar una maleta normal, advirtiéndome de los horrores que podría vivir si mato a alguien y me encierran en castigo por unos días.

Son mis gustos, es mi vida y voy a disfrutarla al máximo mientras aun respire, porque nadie va a vivir por mí. Mis padres me inculcaron el no tener prejuicios ni estereotipos de ningún tipo, ni siquiera de género, papá siempre me decía que no nada que sea exclusivo para hombre y que las mujeres también podían usar y jugar a lo que quisieran, que también podían matar y partirle la cara a cualquier otra persona… Al menos claro conmigo, mis padres siempre me permitieron todo lo que yo quisiera, si quería jugar con carritos, armas o lo que fuera no importaba, sin embargo con mis hermanos mi padre siempre fue muy diferente, siempre fue tan… estricto y creo que aquello es lo que terminó por joder a Alberto y provocó que su depresión creciera tanto desde la infancia.



#3669 en Ciencia ficción
#3106 en Detective

En el texto hay: narcotrafico, espias, amor

Editado: 12.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.