Tras lo acontecido en casa de los Rubtson, Marie se juró así misma, no olvidar su venganza contra Hatson Rutbson; por su parte Matheu, así Marie no le haya comentado lo que había sucedido, tenía su sospecha de lo que paso, y por lo mismo, no pensaba dejarla sola así ella rechace nuevamente su apoyo.
—«Sí, ya está decidido, no me importa lo que ella diga, ello no debe importarme, ella me necesita y yo debo estar con ella» — pensaba Matheu, tras sentarse sobre su cama.
De repente el sonido de su celular, interrumpió sus pensamientos, el joven tomo este y contesto inmediatamente la llamada.
—¿Aun descansando? — escucho.
—Sí hoy tengo clase a las 11de la mañana y no haré entregas hoy, me tome mis horas que me debían por hacer extras, — dijo Matheu.
—Claro — escucho.
—Pero dime, ¿acaso quieres que te cubra en alguna entrega? — acoto Matheu, con calma.
—No amigo, no, por la mañana no trabajaré, pues tengo clase en la universidad — escucho, seguido de un breve silencio, tras el cual se oyó — Ni siquiera imaginas el rumor que acabo de escuchar.
—No soy adivino Rodri, mejor dime, ¿qué nueva mentira se dice en los pasillos de la universidad? — contesto Matheu con calma, mientras bajaba de su cama.
—Pues mentira no lo es, y ello lo sé por ti….
—¿A qué te refieres? — dijo Matheu intrigado.
—Se está corriendo la voz que la vanidosa es una becada como nosotros, y que será expulsada del Club Élite por mentir — escucho.
—«Por ello estaba así ayer» — pensó Matheu.
En tanto, en uno de los ambientes de la universidad, una castaña de cabello ondeado, de mirada altiva, hacía entrega de su carta de renuncia ante los miembros del Club Élite, entre ellos Gerald Rubtson.
—Vaya cinismo — dijo uno de los miembros del Club Élite.
—No es necesario que presentes esta carta, pues tú nunca debiste pertenecer a este lugar — agrego una joven de cabello negro.
—¿Y tú sí? — contesto con ironía Marie.
—Por supuesto que sí — dijo la joven de cabello negro con firmeza.
—Claro, el “Club Élite” reúne a los hijos de las familias más adineradas del país que estudian en esta universidad, hijos de familias con mucho dinero, pero muchas veces sin clase, sin abolengo….
—¿Qué estás insinuando Portman? — contesto la pelinegra con molestia.
—Nada, nada — respondió de manera irónica Marie.
—No desvíes el tema Portman, aquí lo que se está discutiendo es tu expulsión — expreso un rubio.
—¿Expulsión?, ¿cuál expulsión?, yo estoy renunciando a este insignificante club — dijo Marie con altivez.
—Pues no es necesario que renuncies, ya que como bien lo dijo Bonnie, tú nunca perteneciste a este lugar, haremos de cuenta que nunca estuviste aquí, y agradece que no aplicaremos la sanción que te corresponde por mentirnos, pues Gerald nos pidió que no hayan castigos para ti, que tu mayor castigo es no volver a poner un pie en este club, ya la mayoría pensamos lo mismo — pronunció un rubio con firmeza, mientras Marie trataba de contener su rabia.
—Algo más, no vuelvas a dirigirte a ninguno de nosotros como tus iguales, pues no somos iguales — agregaba una peliroja, mientras Gerald permanecía en silencio.
—Claro que no somos iguales, yo soy mucho mejor que ustedes en todos los aspectos, y no se preocupen, no pienso ensuciar mis zapatos poniendo un pie en este lugar — dijo Marie, mirando con firmeza a cada uno de los jóvenes que lideraban el Club Élite.
—Ya puedes marcharte — pronunció con frialdad Gerald, rompiendo su silencio, para evitar que la discusión continúe.
—Ya me voy, pero no porque me ordenes, sino porque yo ya quiero irme de este lugar — dijo la joven con firmeza, girando sus pasos, para caminar hacia la salida del lugar, al tiempo que un gordito entraba al mismo.
—Marie, ¿ya termino la reunión? — dijo Richard al verla pasar junto a él.
—Lo lamento Richard, no fue mi intención arrastrarte en esto — contesto la joven, continuando su camino.
—¿Qué? — expreso el joven.
—Hamilton, acércate — escucho.
—Sí, si….
Richard por haber sido cómplice de la mentira de la mentira de Marie, fue expulsado del Club Élite, aunque a él no le importo mucho ello, y más sabiendo que sus esperanzas renacían al enterarse que Marie y Gerald habían terminado. Por su parte Marie, durante el trayecto de retorno a su aula, tuvo que soportar los murmullos y burlas hacia ella y su condición económica.
La clase había concluido, Marie se disponía a ponerse de pie para salir del aula, cuando un grupo de jóvenes rodearon su carpeta.
—Ya no puedes sentirte la reina, ya que somos iguales, becadas y pobres.
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Editado: 09.08.2024