En un largo pasillo de una universidad, recostado junto a la pared que daba a un aula, se encontraba un apuesto joven de cabello negro, esperando la llegada de su amigo, mirando a otros jóvenes como él pasar, al tiempo que escuchaba sin proponerse lo que estos decían.
—¿Y ya escuchaste el último rumor de la vanidosa? — decía un joven de lentes a otro joven de cabello rojizo.
—¿Cuál rumor?, ¿El que al fin dejo su ensañamiento contra los Rubtson? — respondía el joven de cabello rojizo.
—Ese no, estás atrasado de noticias amigo — contesto el joven de lentes, deteniendo sus pasos, muy cerca del lugar donde estaba Matheu, quien seguía atentamente todo lo que los jóvenes decían.
—Entonces, ¿Cuál es el último rumor? — expreso el joven de cabello rojizo, colocándose frente a su amigo.
—Bueno, más que un rumor, es una realidad, mi amiga estuvo allí el día en que ella fue a solicitar sus documentos — dijo el joven de lentes, haciendo que Matheu, prestara mayor atención a la plática.
—Solicito sus documentos igual que Hamilton, ¿a poco…?....
—Ah sí es, piensa irse con él al extranjero — expreso el joven de lentes, haciendo que Matheu sienta un profundo dolor en su corazón.
—«Se piensa ir al extranjero con Hamilton» — pensaba Matheu, mientras su mirada entristecía, y el otro par de jóvenes seguían inmersos en su plática.
—Sí, tal parece que el futuro suegro le costeará los estudios en el extranjero — decía el joven de lentes.
—Vaya que la vanidosa es afortunada, no gastará ni un solo billete suyo — respondió el joven de cabello rojizo.
—No solo afortunada, sino ambiciosa, Hamilton fue el mejor prospecto que pudo atrapar luego de que no pudiera cazar a Gerald, aunque a Hamilton siempre lo tuvo de su perro fiel, a ella le costaba en un comienzo aceptar sus sentimientos, pero antes de perderlo todo decidió hacerle caso, a pesar de no sentir lo mismo que él, y mira que la decisión que tomo fue totalmente acertada, desde que anda con Hamilton su vida cambio totalmente — agrego el joven de lentes.
—Así es, gracias a él y su familia recupero lo que su familia perdió, demostrándonos a todos que después de todo si decía la verdad, ella si pertenecía a una familia adinerada, solo que por malos manejos por un tiempo tuvo que vivir en la pobreza, aunque ella no lo aceptara, luego la vida le permitió volver a recuperar la vida que llevaba — dijo el joven de cabello rojizo.
—Más que la vida, los Hamilton le permitieron recuperar la vida que llevaba — respondió el joven de lentes.
—Sí, tienes razón los Hamilton le permitieron recuperar la vida a la que estaba acostumbrada — contesto el joven de cabello rojizo, haciendo una pausa para acotar — Por su ambición sacrifico el amor.
—¿Por qué dices eso?, hasta donde sé ella nunca sintió nada por Gerald, solo se le acercó por ser el hijo de quién le había arrebatado su fortuna, además Gerald a pesar de que su padre ha perdido algunas propiedades sigue siendo adinerado…..
—Cierto, aunque ahora la familia más adinerada del pueblo son los Hamilton, sin embargo, como bien has dicho, Marie si bien sentía atracción por Gerald, nunca lo amo, pues ella ama a otro — respondió el hombre de cabello rojizo.
—¿A quién?, ¿Lo sabes?, yo también escuche ese rumor cuando Gerald y ella terminaron, pero lo único que llegue a saber de esa persona era que era un becado — dijo el joven de lentes, haciendo que el pelinegro, sienta una pequeña alegría en su corazón.
—Sí, eso mismo se yo, que es un becado y que por cierto…— expresaba el joven de cabello rojizo girando su rostro para ver la escuela en la que se encontraban, encontrándose con la mirada del joven de cabello negro. ¡Disculpa amigo! ¿Qué facultad es esta? — añadió.
—La Facultad de Arquitectura — dijo Matheu con la mayor calma que pudo.
—El pobretón del que está enamorada la vanidosa pertenece a esta facultad — pronunció el joven de cabello rojizo, haciendo que Matheu, sienta una inmensa alegría en su corazón, al saber que Marie lo amaba, aunque no quiera aceptarlo.
—Entonces tal vez el amigo….creo que ya entro a su aula — dijo el joven de lentes, al ver que el pelinegro ya no estaba en donde lo había visto hace algunos segundos.
El pelinegro se encontraba dentro de un aula, sentado en una carpeta, tratando de asimilar todo lo que había escuchado hace algunos minutos.
—«Me ama, me ama, mi Marieta me ama» — pensaba Matheu, cuando sintió unos labios sobre su mejilla, que lo hizo reaccionar.
—¿Qué te tiene tan pensativo? — expreso una joven de vestimenta sencilla, que estaba parada junto a la carpeta que ocupaba el pelinegro.
—¡Isabella! — dijo Matheu.
—Sí, soy yo cariño, ¿En qué piensas? — pronunció la joven con calidez, sentándose frente a él.
—En nada en particular — respondió el pelinegro, al tiempo que pensaba — «Isabella es tan paciente conmigo, ella no merece que la traicione ni con el pensamiento con Marie, pero me es imposible no hacerlo, y más habiendo escuchado ello»
—Mira, hice unos bosquejos….
Mientras ello acontecía en la facultad de Matheu, en la facultad de Marie, algo similar pasaba, y más al ver a la joven caminar por el pasillo de la facultad donde hace el día anterior estudio.
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Editado: 09.08.2024