Ser parte de ti

Capitulo IV. Venas que profanan

Toc, toc
- ¿Que no piensas abrir? ¡Vamos Cristina!, que una cena nos espera esta noche —Anthony con una voz de alegría, exclamó
- ¿Que? ¿no estás enojado conmigo? —Lo dije con  la voz más apenada pero llena por completo de alegría.

Tome ese mismo valor que tuve para entrar a su departamento y salí. Lo vi con la mirada más apenada del mundo que mi corazón recibía una pequeña gota que me congelaba, sus ojos se penetraban en mi, la mirada más hermosa que podía existir en el mundo me hacía sentir paralizada a cada centímetro de mi cuerpo, ¿que es esto que siento? ¿por que lo siento por él? Mis manos presionaban la pared sin piedad alguna, me siento sujetada fuertemente hacia él que no quiero, me niego a creerlo.

Sentí su mano sujetar mi hombro, exclamando — ¿estas bien, Cristina?—
–Cla-claro que lo estoy, solo estoy… apenada —conteste tartamudeando

–¿Por que entraste a mi departamento, eh? Bueno, luego quiero que me des una explicación de eso, le pregunté al gerente de aquí si conocía un lugar bueno a donde ir a comer y me recomendó el "centro de los mil caminos" ¿lo conoces?

–¡Claro que lo conozco! Siempre he querido ir, pero el único problema que existe es que ese restaurante solo es para los enamorados —la voz triste y la mirada hacia abajo se envolvieron en mi respuesta.

–Que no te pongas así Cristina, vamos ahí a cenar, disfracemonos de pareja esta noche ¿te parece? —Estire mi mano, aunque sabia que nunca iba a tener algo con Cristina, me parecía bien ser la mejor persona con la que ella pudiera contar, apenas la conoceré del todo pero me hace sentir bien, logra que cada pedazo mío que me conforma nadé en un lago de felicidad.

–¡Cristina! vayamos de una vez, pero antes necesitas quitarte esas gafas y esa camisa— Carcajadas comenzamos a tener.

–¡Cierto! ¡Perdón, que vergüenza!

Nuestro trote ya daba inicio entre los pasillos del hotel, sonrisas inundadas comenzaban a proclamarse campeonas de una grata noche. Salimos del hotel, ocurría algo que era difícil de explicar en ese momento; vivíamos la noche más hermosa que una cuidad podría brindar.

"la gran luna llena bajo a ocultarse entre las calles para convivir con las luces de nuestros días y así compartir de su gran luz"

–Toma mi mano querida, que cuando lleguemos al restaurante debemos ser la mejor pareja de ahí. —Intente decirlo con la voz más sensual y arrogante posible, mientras guiñaba el ojo para seducirla

–Claramente tomaré tu mano, querido

Nuestras manos se presionaban tranquilamente, desde ese preciso momento que hicieron contacto algo se encendía, era como si una pequeña chispa hubiera recorrido todas nuestras venas hasta profanar a fuertes latidos cada corazón. Cristina me provoca esto, pero ¿que quiere decir?

–No lo puedo creer, si que han cambiado todas estas calles, aún recuerdo una que otra. De más joven siempre venía junto a mis amigos hacia aquel parque, el que queda por la poniente Sur, sino mal recuerdo como a cinco calles para allá —señale

–Por cierto, cuéntame eso ¿antes vivías por aquí?

–Si, pero surgió un empleo mejor para mi padre y nos mudamos de ciudad; quise regresarme a vivir  porque me ha gustado desde siempre por la gran gente de aquí, como por ejemplo tu que me has ayudado a subir cajas.

–Siempre me ha gustado ayudar a los que se ven medios tontos ¿sabes? —Cristina rió, contagiandome

–Espera, según mi celular estamos a pocos metros de llegar

–¡Es ese de allí!

–¿Por que están demoliendo junto al restaurante? ¿sabes que construirán? —Cuestionaba a Cristina por el gran tiempo que llevaba viviendo ahí, tal vez sabía algo

–Sino me equivoco harán un café que se llamará  "Conoce y disfruta" algo así me habían dicho, pero dicen que los cafés estarán super riquísimos, cuando lo terminen deberíamos venir juntos por primera vez.

El reloj convirtió al tiempo oro, las rocas detenidas en el océano y las pacíficas estrellas del espacio marcaban una amistad hecha de sentimiento puro.




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