2-Alan

Estar lejos dos semanas de todos me tranquilizo un poco. Hasta que recibe una llamada de mi abogado confirmándome que por fin mi ex esposa me había firmado el divorcio. Me sentía bien, liberado era la palabra. Pero no dejaba ir el sentimiento de culpa de que en algo había fallado. Frustrado con mis pensamientos salí a correr un poco.

Donde me encontraba era unas de las muchas propiedades en las que había invertido. Estaba en una parte de Argentina, donde prácticamente todas las propiedades alrededor de un embalse eran mías. Había hecho prosperar la zona tanto turísticamente como inmobiliariamente, nadie sabía que yo estaba detrás de esto y así me gustaba, permanecer en el anonimato.

La última propiedad que había adquirido hace muy poco era pequeña, había costado muchísimo encontrar a su dueño, también había costado un poco más que me la cediera, pero por fin ya era el dueño. Esta tenía una casa un poco rustica pero serviría cuando la remodelara al gusto de mis necesidades. Lo que en verdad me gustaba de esa propiedad era su vista, se podía apreciar toda la belleza del lugar.

Llevaba un buen ritmo de tiempo con mi ejercicio cuando de repente me choco con un cuerpo pequeño. Gracias al maldito impacto los dos nos caímos al suelo. Al levantar la vista veo que era una mujer. Me levanto del suelo más enojado conmigo mismo que con ella por haberla embestido.

Cuando ella también se levanta del suelo pude apreciar su belleza, pelo castaño, ojos color miel, piel clara pero no tanto y su cuerpo, era exquisito. Cuando termine mi inspección fui yo quien rompió el silencio.

-Lo siento no te vi.-ella me mira de pies a cabeza inspeccionándome seguramente como yo lo hice-. Estoy algo apurado.-cuando le hable ella solo me miro a los ojos detenidamente, eso me gusto.

-Yo tampoco te vi. Soy Emma.-y me tiende su mano para saludarme y yo la acepto. Al tocar su mano pude sentir que su piel era muy suave.

-Mucho gusto Emma.-ella me dedico una sonrisa de lado-. Lo siento debo irme, adiós.

-Adiós Alan.

No puede evitar dedicarle mi mejor sonrisa el cual ella me la devolvió. Y me fui de allí corriendo nuevamente. Cuando me di cuenta que prácticamente salí corriendo a toda velocidad, me pare de repente muy agitado.

-¡Idiota!-me grite a mi mismo.

No sabía porque había huido así, pero con Emma me sentí diferente, parecía un adolescente asustadizo.

No lo dude ni un segundo más y me devolví donde la encontré pero ya no estaba. Mire a mi alrededor caminando por el lugar y vi como entraba en la casa que había comprado. ¿Será ella la que me la vendió? No recordaba el nombre del vendedor pero después lo averiguaría.

Por lo menos sabía dónde encontrarla, algo me decía que ya la había visto en alguna parte pero ¿Dónde?

Después de unos minutos estaba de vuelta en la casa donde me hospedaba. Me bañe y fui a calentar un poco la comida que había comprado en los alrededores. Cuando termino de comer siento que mi teléfono sueña, veo quien era y hago una mueca al ver el nombre del hermano de mi ex mujer.

-Hola Joel.

-Alan, ¿es cierto que te divorciaste de Mara? Pensé que habían arreglado sus problemas.

-Sí, ella ya firmo los papeles y estuvo de acuerdo con todo. Pero lo que te preocupa son nuestros negocios los cumpliremos hasta que termine el contrato.

-No es solo por eso me preocupa mi hermana. Antes no teníamos control de ella ahora será más complicado.-parecía muy preocupado y sincero.

-Nadie sabe que me divorcie de ella. Le prometí que no lo anunciaríamos hasta después del aniversario de su compañía. Tanto ella como yo no mancharemos nuestra reputación por nuestros problemas.

-Está bien. Cualquier cosa estaremos en contacto.

-Adiós.-y corte la llamada.

Nunca me gusto la familia de Mara, especialmente su hermano Joel, llevaba todos los negocios de su familia pero no todos eran buenos. Eso era algo que nunca perdonare a mi padre al vincularnos con esa familia, pero eso trataba de hacer mis propios negocios y no tener que ver nada con ella y mi padre. Ya muy pronto lo lograría.

Pasaban los días y yo iba a correr a propósito para ver si me encontraba a Emma otra vez, pero no tuve suerte. Hasta que una tarde decidí ir a comprar provisiones al pueblo más cercano, estaciono mi camioneta cerca de una pequeña plaza y bajo. Al poco caminar veo a Emma con un par de bolsas con la compra al parecer. Me voy acercando a ella para saludarla pero noto que alguien la llamaba, miro en la dirección donde la llamaban y veo al vendedor de la tienda y también al médico de uno de mis complejos más importantes de la zona.

-Emma, no te olvides de esto.-el sujeto le entrega una pequeña bolsa de papel-. Acuérdate que de venir a la fiesta de Laura.

-Por supuesto Mathi. Pero esto es tuyo.-intenta devolverle la bolsa al sujeto-, prometí que te lo devolvería y eso estoy haciendo, lo puedes necesitar.

-No es necesario lo hice porque me importabas y no me hace falta.

-Nunca está de más, además...-se calla al notar mi presencia y me dedica una sonrisa-. Hola Alan.

El sujeto que esta con ella se da la vuelta mirándome detenidamente y a los segundos parece reconocerme.

-Señor Wilson, ¿Cómo se encuentra?

-Hola. Emma.-le sonrió-. Doctor, muy bien y... ¿usted?

-Bien. ¿Vine por sus provisiones a la tienda de mi madre?

-Si estoy de camino.

-Que bien. Entonces...-nos mira a Emma y a mí-. Nos vemos Emma. Señor Wilson.

Hago un asentamiento de cabeza, pero antes que se retirara Emma lo toma de un brazo y le devuelve el pequeño paquete y le dice algo al oído. Este pone mala cara y asiente con la cabeza y se retira. Emma se da la vuelta y abre un pequeño auto y mete las bolsas de la compra. Yo solo observo sus movimientos, cuando termina me mira regalándome otra hermosa sonrisa.

-Así que... ¿Señor Wilson?

-Sí, cuando nos conocimos solo dijimos nuestros nombres. Pero ahora que no estoy apurado me presentare bien. Hola.-le tendí mi mano y ella me la recibió riéndose-. Soy Alan Wilson.